La
Antártida
y el Impacto
Antropogénico
Por: Lic.
Andrés
Peña
Este
articulo
es producto
de las
observaciones
de una
actividad
humana
insolidaria
con la
naturaleza,
que produjo
la destrucción
de la
mayor
parte
del suelo
primigenio
de Caleta
Mariana,
situada
en la
Isla 25
de Mayo
del Archipiélago
de las
Shetland
del sur
y con
ello la
desaparición
de la
flora
y la microfauna
asociadas,
como consecuencia
de la
construcción,
durante
los años
noventa,
de la
Base coreana
King-
Sejong,
aunque
hechos
similares
se producen
en toda
la antártida
costera.
La
Antártida,
con 14
millones
de Km2
y el 10
% de la
superficie
continental
mundial,
es de
posición
geográfica
circumpolar,
se halla
circunscripta
en su
mayor
parte
por el
Círculo
Polar
Antártico
(66† 33´
S) y está
cubierta,
en su
casi totalidad,
por una
gruesa
capa de
hielo
eterno
de un
espesor
promedio
de 2.000
metros.
Las zonas
libres
de hielo
permanente
(free
ice patches)
son tan
escasas
como los
oasis
en el
desierto;
de localización
marítima,
su superficie
total
es aproximadamente
el 2%
de la
superficie
continental.
En estos
oasis
costeros,
bajo la
influencia
del benigno
clima
marítimo,
durante
la primavera
y el verano
se desarrolla
la fauna
del suelo
y la vegetación
(líquenes,
musgos,
algas
y fanerógamas)
y se reproducen
gran número
de aves
y mamíferos
de numerosas
especies.
Por
otra parte,
el archipiélago
de las
Shetland
Australes
o del
Sur, con
una superficie
de 3.966
Km2, forma
un arco
de más
de 20
islas
e islotes
extendido
a lo largo
de 280
millas
al norte
del círculo
Polar
Antártico,
al sur
de Tierra
del Fuego,
de la
que está
separado
por el
pasaje
de Drake
y al oeste
de la
península
antártica,
de la
que lo
separa
el Mar
de la
Flota
(Bransfield
Strait).

Las
islas
son ventosas,
con manifestaciones
volcánicas
y en su
mayor
parte
están
cubiertas
por un
grueso
manto
de hielo
eterno.
Durante
la primavera
y el verano
son asiento
reproductivo
de numerosas
especies
de aves
(petreles,
skúas,
gaviotas,
pingüinos
y palomas
antárticas)
lobos,
focas
y elefantes
marinos.
La vegetación
consiste
en líquenes,
algas,
hongos,
musgos
y fenerógamas.
La
isla 25
de Mayo
(Rey Jorge
/ King
George)
con una
superficie
de 1.192
Km2, es
la más
grande
del archipiélago
de las
Shetland
del Sur.
Está
casi totalmente
cubierta
por hielo
eterno
y los
sectores
libres
de éste
tienen
disposición
fragmentaria
y están
separados
entre
sí
por masas
glaciares
que se
extienden
desde
el interior
de la
isla hasta
el mar,
en suave
pendiente
en algunas
partes
o bien
formando
acantilados
escarpados
de hielo
en otras.
El cielo
es habitualmente
nuboso
y el volumen
de agua
disponible
por el
suelo,
durante
la primavera
y el verano,
es muy
grande
debido
a las
frecuentes
lluvias,
a los
numerosos
chorrillos
(cursos
de agua
producto
del deshielo
y de variado
caudal)
que se
extienden
desde
lo alto
del glaciar
hacia
las zonas
más
bajas,
a la fusión
de la
nieve
acumulada
durante
el otoño
y el invierno
y a la
reducida
evaporación
debido
a la baja
temperatura
reinante.
Los suelos
de los
oasis
costeros
o free
ice patches
pueden
ser brutos,
colonizados
por algas,
hongos
y líquenes
bajo la
forma
de manchones
aislados
y sujetos
esencialmente
a meteorización
física;
ornitogénicos,
como los
que se
desarrollan
en las
inmediaciones
de las
pingüineras
gracias
al abono
natural
del guano,
o ranker,
suelo
sin horizonte
B y con
un horizonte
A de alto
contenido
orgánico,
muy trabado
y que
puede
separarse
entero,
como una
almohadilla,
de una
roca madre
poco alterada.
Las temperaturas,
habitualmente
positivas,
el guano
de las
pingüineras
y la abundante
agua liquida,
promueven
la formación
del suelo
(edafogénesis).
Distintos
países
construyeron
numerosas
Bases
en los
sectores
libres
de hielo
eterno
y manifiesto
ejemplo
de esto,
por el
elevado
número
de Estaciones
en relación
a la superficie
de los
oasis,
es la
Isla 25
de Mayo
(Mapa
N† 2 ),
ocasionando
grave
daño
a la cobertura
vegetal
y expulsando
parcialmente
a la fauna
de sus
lugares
de asentamiento.
En esta
isla existía
hasta
hace 15
años,
en numerosos
oasis
de la
misma,
un difundido
proceso
de evolución
del suelo
( edafogénesis),
pero la
proliferación
de obras
de ingeniería
tales
como la
construcción
de viviendas,
depósitos
para víveres
y combustible,
etc. y
la actividad
asociada
a las
mismas,
impactaron
de manera
particularmente
destructiva
sobre
el suelo.
Por otro
parte,
al no
tomarse
la previsión
de realizar
una traza
adecuada
de caminos,
los vehículos
y el personal
se desplazaron
azarosamente
produciendo
un grave
impacto
en sectores
de alto
valor
biológico,
generándose,
de acuerdo
a las
características
del terreno,
anegamiento
en la
proximidad
de los
chorrillos
y compactaciones
costrosas
en las
zonas
más
alejadas
de aquellos
y en cualquier
caso,
destrucción
del rico
suelo
original.
Debemos
tener
presente
que para
la formación
de una
capa de
humus
de tan
solo 2
cm. de
espesor
se necesita,
de acuerdo
a la pendiente,
que transcurran
de 200
a 1.000
años.
De
lo anterior
se puede
concluir
que si
bien numerosos
sectores
costeros
antárticos
reciben
un muy
rico aporte
de abono
animal,
gozan
de temperaturas
positivas
y de abundante
provisión
de agua
líquida
durante
el verano,
encontrándose
de este
modo favorecido
el desarrollo
de la
vegetación,
el de
la microfauna
a ella
asociada
y la edafogénesis
en general,
el clima
sigue
siendo
lo bastante
riguroso
como para
imponer
un lento
reciclado
a la materia
y, como
consecuencia,
un bajo
ritmo
de crecimiento
a la comunidad
del suelo,
por lo
que ésta
es muy
vulnerable
a la actividad
antrópica,
quedando
expuesta
a una
rápida
degradación
total
aún
en el
breve
lapso
de un
verano,
cuando
la presencia
humana
es más
numerosa
que en
cualquier
otro momento
del año.
Por
otra parte
debemos
tener
en cuenta
que :
1. Para
la formación
de un
horizonte
húmico
de 3 cm.
de espesor,
es necesario
que transcurran
de 200
a 1.000
años.
2. Actualmente
26 naciones
se encuentran
representadas
en Antártida
mediante
50 bases,
pero en
el mundo
existen
no menos
de 180
países
que potencialmente
pueden
asentar
estaciones
en éste
continente.
Sin duda
que los
estados
más
pobres
del planeta
no levantarán
bases
en lo
inmediato,
pero países
que no
son prósperos
como Ecuador
y Perú
ya lo
han hecho
y si cada
estado
construyera
tan sólo
una estación
- situación
factible
en mediano
a largo
plazo
- al menos
habría
en el
futuro
más
de 200
bases
antárticas.
Ahora
bien,
si tenemos
en cuenta
que:
1. dichas
construcciones
se levantan
en las
zonas
libres
de hielo
eterno
y próximas
al nivel
del mar,
donde
se dan
las condiciones
ideales
para que
prospere
la flora,
la edafogénesis
y se reproduzca
la fauna
debido
a las
temperaturas
favorables
y a la
inmediatez
del Océano,
fuente
de alimentos,
2. que
los oasis
ocupan
menos
del 2%
de la
superficie
antártica
y
3. que
por su
geomorfología
y su proximidad
al mar
son los
sitios
más
ventajosos
para edificar
asentamientos
y proveer
a su abastecimiento
y mantenimiento
y en definitiva
en los
que menos
dinero
hay que
invertir,
concluiremos,
necesariamente,
que surge
una competencia
desigual
entre
los humanos
y la vida
silvestre,
generándose
el paradojal
resultado
de la
destrucción
de la
vegetación
y reducción
o expulsión
de la
fauna
de sus
asentamientos,
cuando
el objetivo
oficial
declarado
por los
gobiernos
es el
de estudiar
al ecosistema
antártico
original
para,
a partir
de la
información
obtenida,
velar
por el
mantenimiento
de la
naturaleza
prístina.
Un buen
ejemplo
de esto
es la
isla 25
de Mayo
que en
1.952
tenía
tan sólo
un refugio
naval
argentino
y ahora
se asientan
en ella
9 bases
en los
que fueran
de los
lugares
más
favorables
para la
vida silvestre
y otro
desafortunado
ejemplo
lo constituyen
las bases
Presidente
Frei,
chilena
y Bellinghausen,
rusa,
distanciadas
la una
de la
otra por
unos pocos
metros.
¿Qué
valía
científica,
qué
beneficios
ecológicos
tiene
esta situación?
¿
Hasta
cuándo
podrá
soportar
el ecosistema
Antártico,
antes
de entrar
en colapso,
innúmeras
bases
de pequeñas
a gigantescas,
dotaciones
crecientes,
circulación
de vehículos
de toda
clase,
vuelos
de helicópteros,
etc.?.
Si
la ecología
(del griego
oikos:
casa y
logos:
tratado)
es la
ciencia
que investiga
las leyes
que rigen
la casa
(nuestro
planeta)
y si la
economía,
voz proveniente
de la
palabra
griega
oikonomos
(oikos:
casa y
nomos:
norma),
creada
por Jenofonte,
es la
ciencia
de la
administración
de la
casa,
es una
verdad
evidente
que cuanto
más
conforme
sean las
prácticas
económicas
con la
ecología,
no solo
se minimizará
la alteración
de la
casa si
no que
también
se evitará
gastar
dinero
en una
logística
innecesaria.
Sin duda
un doble
buen negocio.
Y esto
es precisamente,
por ejemplo,
el ecoturismo
antártico,
ya que
el número
de visitantes
se incrementó
en un
1810,66
% entre
las temporadas
primavera
–
verano
1984 –
1985 y
1998-1999,
registrándose
para las
mismas
544 y
9850 turistas
respectivamente,
pero si
persiste
la actividad
humana
irracional
tanto
por parte
de gobiernos
como de
empresas
dedicadas
al turismo,
cada vez
más
preocupadas
por el
negocio
que por
la ecología
–tal
como lo
ha podido
observar
in situ
el autor
de este
artículo
–
sin duda
que se
terminará
haciendo
un doble
pésimo
negocio,
al convertir
la muy
escasa
superficie
antártica
favorable
a la vida
silvestre
en un
páramo,
mitad
hormigón
–
bajo la
forma
de Bases
innecesarias
-, mitad
roca yerma
producto
del pisoteo
de un
turismo
descontrolado.
Copyright
© Patrimonionatural.com
Prohibida
su reproducción
por cualquier
medio para
fines comerciales,
sin la autorización
expresa
del editor.
Las fotografías
son propiedad
de sus autores.
Prohibida
su reproducción
por cualquier
medio sin
autorización
expresa
de los mismos.
|