Fauna
La Reserva Monte Loayza tiene una gran riqueza por albergar especies de valor para la conservación tanto de aves como de mamíferos. La costa marina santacruceña en este lugar presenta acantilados, playas de canto rodado, playas de arena y restingas. Hay varias especies de aves que se observan en el área pero en primer término queremos destacar la presencia de tres especies de cormoranes. Estas son aves acuáticas de cuello muy largo y cola también larga, poseen un pico prominente y terminado en una especie de gancho. Pertenecen a la familia cosmopolita Phalacrocoracidae, cuyos integrantes son hábiles pescadores de fondo, es decir se zambullen y nadan bajo el agua con su cuerpo estirado buscando crustáceos, moluscos o peces no superficiales, al contrario de lo que hacen la mayoría de las aves piscívoras. Son gregarios y forman grandes colonias en islas oceánicas o playas de distinto tipo - algunas especies también frecuentan los árboles- , los sexos no presentan gran dimorfismo. Nidificando en el área se observan al cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), habitante de las costas patagónicas y lagos cordilleranos, de gran semejanza con el cormorán real (Phalacrocórax albiventer) que se lo ve sólo ocasionalmente, y es el cormorán más abundante de nuestras costas y sus colonias reproductivas de distribuyen desde Punta León (Chubut) hasta el Canal de Beagle, estimándose para la costa patagónica una población de adultos no inferior a 92.000 ejemplares (De la Vega, 2000); el cormorán gris (Phalacrocorax gaimardi), menos común que la especie anterior y en la costa patagónica sólo se ven colonias reproductivas en Santa Cruz, por lo que Monte Loayza es una de las pocas zonas que cuenta con colonias de esta especie, de predominante color gris con una notable mancha blanca en el cuello y por último, también nidifica el cormorán de cuello negro (Phalacrocorax magellanicus), que luce, como otras especies del grupo, la parte ventral blanca y la dorsal negra con una notable zona roja alrededor del ojo, cuyo iris también es rojizo. Como sus congéneres, esta especie frecuenta las costa marinas patagónicas desde Punta Conos (Chubut) al Canal de Beagle (De la Vega, 2000), es abundante en el Lago Fagnano y también, como P. atriceps y P. gaimardi, habita las Islas Malvinas.
También está presente- no nidificando- el biguá (Phalacrocorax brasilianus o para algunos autores P. olivaceus), una de las especies más conspicua que se la encuentra en todo el territorio argentino y se caracteriza respecto de las otras especies porque es el único con el plumaje enteramente negruzco.
Otra presencia significativa para la conservación es la del quetro o pato vapor volador (Tachyeres patachonicus), especie de poblaciones escasas cuyo género Tachyeres, está integrado por especies no voladores, la comentada es la excepción de ahí su nombre vulgar, realizan una especie de carrera sobre el agua para trasladarse y las cuatro especies que se ven en el sur patagónico son casi indistinguibles por sus caracteres externos. Tachyeres patachonicus es la única especie del grupo que incursiona en el continente y se la observa en lagunas y lagos.
Asimismo el área que prospectamos es lugar de nidificación de la gaviota cocinera (Larus dominicanus), que nidifica desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego y más al sur aún y es la más abundante y de amplia distribución entre las gaviotas que se ven en territorio argentino (De la Vega, 2000). La acompaña en la región la gaviota gris (Leucophaeus scoresbii) – algunos la incluyen en el género Larus- que se distribuye por las costa patagónica desde Río Negro hasta Tierra del Fuego e Islas Malvinas; el gaviotín real (Sterna maxima) que cría principalmente en Chubut y se extiende hasta el norte de Santa Cruz, y se distingue por ser uno de los gaviotines de mayor tamaño y por lucir un notable copete negro despenachado y un largo pico rojizo; el gaviotín pico amarillo (Sterna eurygnatha) es otro de los nidificantes de este relicto, con poblaciones no abundantes; el conspicuo gaviotín sudamericano (Sterna hirundinacea); la garza bruja (Nycticorax nycticorax) de amplia distribución por todo el país; el ostrero común (Haematopus palliatus), que recorre toda las costas argentinas y continúa hasta América del Norte, también estableció una colonia de nidificación en Monte Loayza; el ostrero negro (Haematopus ater) que haciendo honor a un nombre vulgar no exhibe otro colorido en su plumaje que el negro, lo que lo distingue de los otros congéneres que habitan nuestras costas y en última instancia se hace referencia al ostrero austral (Haematopus leucopodus), como nidificante de la unidad de conservación analizada.
Además del ya nombrado biguá, son habitantes conspicuos de la reserva la paloma antártica (Chinos alba), que merodea las colonias de mamíferos marinos y cría en la Antártida, es un ave que conforma sólo dos especies en la familia a la que pertenece y el nombre de paloma no significa ningún tipo de parentesco filogenético con ese grupo; la escúas de más de una especie del género Catharacta; el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis) y el pato crestón (Lophonetta speculiaroides) que se extiende por los espejos de aguas altoandinos desde el norte de la Argentina (continúa hasta Perú) hasta que se expande cuando comienza la Patagonia y llega a la costa marina.
Respecto a los mamíferos es área de distribución del lobo marino de un pelo (Otaria flavescens), la especie de pinnípedo más común de observar en nuestro litoral, siendo sus principales apostaderos en la Patagonia y Antártida e Islas del Atlántico Sur. Se distingue fácilmente de la otra especie que merodea nuestras costas por presentar el macho una auténtico aspecto “leonino” con su tupida y gran cabellera (Bastida y Rodríguez, 2003). Las colonias de reproducción comienzan a ser ocupadas generalmente a mediados de diciembre por un reducido número de machos. Cuando de produce el arribo de las hembras los machos compiten con gran agresividad por obtener la supremacía sobre el grupo de hembras (Bastida y Rodríguez, 2003).
En la actualidad el estatus de la especie se designa como de Preocupación menor – tanto internacionalmente como en la Argentina- aunque en un pasado no muy remoto fue cruelmente explotada esta especie, pero fueron recuperándose las poblaciones en gran parte por las medidas de protección tomadas. Y además, en la zona se refugia una población de elefantes marinos (Mirounga leonina) que se distribuye por todo el Continente Antártico. Se trata del más grande de los pinnípedos. Hay una gran diferencia entre los machos que suelen ser 5 veces mayores a las hembras. Su estatus es de Preocupación menor en la Argentina (SAREM, 2000) y Bajo riesgo para UICN. Se calcula su población mundial actual entre 650.000 y 750.000 individuos (Bastida y Rodríguez, 2003).
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
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