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Laguna de Pozuelos

Monumento Natural - Jujuy
 
Cultura

Recursos Culturales

Cuando hablamos de los aspectos culturales de una región, nos estamos refiriendo a aquellas cosas –materiales o intangibles- que de una u otra forma son producto del accionar humano, y estarían representados por todo aquello que no es recurso natural. Ahora bien, partiendo de esta premisa, Hato de Vicuñas Bebiendo de un Arroyoconsideramos como el primer recurso cultural de una región todo aquello que tenga que ver con sus primeros habitantes, los que generalmente han dejado cantidad de testimonios sobre sus formas de vida a través de utensilios, pinturas rupestres y otros elementos. En el caso particular de los habitantes primogénitos de América española, a los vestigios aludidos anteriormente se suman importantes testimonios –no siempre totalmente fidedignos– de los sacerdotes, principalmente, que vinieron con el conquistador a trasmitir sus credos a los aborígenes y muchas veces hasta convivieron largos años junto a ellos. Por este motivo se desarrolla una reseña de las primeras culturas o al menos las que encontró el europeo al arribar a América. Muchos otros recursos culturales erigidos a los largo de más de cinco siglos desde el momento de la conquista hasta nuestros días, edificaciones de todo tipo, instituciones, creencias, objetos de arte, tradición oral y cosas similares son descriptas cuando se comenta la parte turística, por cuanto esos elementos justamente son los que atraen al visitante, amén de los ya comentados recursos naturales.
El noroeste Argentino es la primera zona que se empezó a investigar etnográficamente, porque los Panorámica del Valle y Uno de Sus Más Conspicuos Habitantesaborígenes que la habitaban eran predominantemente sedentarios y esto propició la existencia de restos de viviendas, fortificaciones, terrazas de cultivo, canales y centros ceremoniales, siendo todo esto testimonio visible de su presencia. En el caso de la Provincia de Jujuy son muchísimos los yacimientos arqueológicos que han dejado los antepasados y la región de la puna no escapó a esta norma general. El yacimiento de mayor importancia cercano a la Reserva de Biosfera Laguna los Pozuelos es el de la Rinconada, pueblo que está al sudoeste de la Laguna, en cuyas cercanías hay un importante conglomerado de viviendas ubicado en una zona plana de más de 120 metros de longitud. Hay habitaciones de planta circular y rectangular, menhires de dos metros de alto y andenes de cultivo en la ladera del cerro. Este sitio se encuentra a 3.950 m.s.n.m. A 40 kilómetros de Rinconada hay un pueblo llamado Orosmayo, cerca del cual  encontramos otros vestigios del pasado con arte rupestre y grutas funerarias.

Los Primeros Habitantes

Hay evidencias que todas las manifestaciones culturales que florecieron en territorio argentino desde el norte en el límite con Bolivia hasta San Juan, y desde la zona oeste andina hasta el Chaco, Grupo de Vicuñas Paciendocorresponden a una gran civilización  cuyos gestores  pertenecieron a una única raza llamada ándida, que incluso llegó por la zona cordillerana hasta América del Norte. Esta civilización generó una serie de culturas, tanto en espacio como en tiempo, que se manifestaron como parcialidades locales y regionales a lo largo de Los Andes y de algunos valles de esta cordillera. De esta diversificación de culturas nos habla la arqueología y del nombre de estos pueblos nos habla la historia. Para  desarrollar esta síntesis debemos explicitar qué entendemos cuando nos referimos a un pueblo determinado. Llamamos así al conjunto de agrupaciones humanas con igual idioma -con o sin dialectos- establecidas en un espacio con elementos culturales y creencias religiosas comunes, vivan o no bajo un régimen  de organización política centralizada.
De acuerdo a investigaciones arqueológicas realizadas en la provincia de Atacama se estableció un cuadro cronológico del cual solamente podemos decir que están relacionados con el territorio argentino los últimos tres términos de este cuadro que son: 1) Período de una civilización atacameña indígena entre de 900 al 1100 D.C. 2) Período de una civilización chincha atacameña durante aproximadamente 1100 al 1350 D.C. y  3) Período de los incas hasta la conquista española. De esto podemos deducir que Una Vicuña Otea el Horizonte Para Advertir de Posibles Enemigosla cultura que se desarrolló en territorio argentino correspondía al atacameño indígena y al chincha atacameño sin dejar de reconocer por ello una influencia indirecta de tiaguanaco -población prehistórica de Bolivia, al sur del lago Titicaca-. También debemos destacar haber encontrado elementos de otras culturas, por ejemplo según documentaciones los casavindos hablaban el mismo idioma que los diaguitas además de otros elementos hallados de estos mismos indios.
Además hay que considerar como hecho altamente relevante desde el punto de vista cultural que a partir de la segunda mitad del siglo XV y hasta por lo menos 1532, gran parte del territorio del noroeste argentino fue incorporado al  Imperio Inca. Fue este imperio la organización sociopolítica más compleja desarrollada en los Andes prehispánicos y su corazón era Cuzco (González, 2000).

Los Principales Pueblos

Las grandes agrupaciones humanas del norte argentino que pueden ser consideradas como “pueblos” portadores de una cultura bien diferenciada dentro del complejo andino son: DIAGUITAS, APATAMAS y OMAGUACAS, incluyendo las parcialidades Ocloyas, Juries, Tonocotes y Chichas. 

OMAGUACAS
Ocuparon la gran Quebrada de Humahuaca y sus quebradas laterales, el Valle de Jujuy y la montañosa región subandina del este (Canals Frau, 1986). De acuerdo a datos recogidos de los cronistas estos habitantes eran de estatura relativamente baja, como lo eran los andinos de los cuales derivaban. Del análisis realizado de 30 fémures de indígenas de la Quebrada la estatura media de la población masculina sería de 1.590 mm (Scolni de Kliman, 1938). Por lo tanto cabe supones que la estatura media femenina fuera algo menos a esta última cifra.
Su economía estuvo basada en el cultivo de la tierra para lo cual construían andenes sobre las laderas de las montañas dotándolos de un sistema de riego artificial, cuyos restos aún perviven en numerosos lugares de la Quebrada de Humahuaca y otros sitios del noroeste argentino, que pueden considerarse auténticas obras de ingeniería. No conocieron el arado como luego se lo concibió, y para desmenuzar la tierra utilizaban palas hechas de madera o piedra y luego con un elemento similar a una maza rompían los terrones de mayor tamaño. Los principales cultivos fueron el maíz y la papa –que llamaban quinua- y en base a ellos elaboraban sus alimentos, siempre complementados con el producto de la caza, especialmente del guanaco y el ñandú. Cosechaban la algarroba y criaban llamas que eran utilizadas como trasporte de cargas y para extraerle su lana; aún hoy se conservan los lugares, próximos a los andenes, que eran utilizados como depósitos de estos elementos (ver ítem apartado “sitios arqueológicos”). El padre Lizárraga (1916) nos dejó testimonios de la vestimenta de los omaguacas refiriendo que los varones se cubrían “con una manta y camiseta, las indias unas camisetas largas hasta los tobillos” y también se sabe que confeccionaban vestidos de tela tejida con la lana de las llamas y calzaban una especie de ojota.
Una de las cosas destacables de estos pueblos fue la calidad de sus viviendas, que muchas veces hacían en previas excavaciones de poca profundidad con piedra seca o pirca, con planta rectangular y sólo tenían como aberturas la puertas de entrada muy estrechas –características que pueden responder a la necesidad de protegerse contra la inclemencia del tiempo-. El techo tenía una sola caída y era hecho con lo que se llamó “tortas”, una mezcla de barro y guijarros. Después estaban las construcciones de tipo defensivo cuyos restos abundan a lo largo y ancho de la Quebrada, llamadas pucarás y consistían en grandes  fortalezas hechas de piedras. La metalurgia tuvo su desarrollo en la región, lo mismo que la cerámica bastante evolucionada, de la que se encuentran restos de varios estilos y las armas empleadas fueron el arco y flecha, la boleadora y honda.
En cuanto a la organización política sólo de conoce que frente a las parcialidades había curacas –nombre que se daba a los jefes- y que todos ellos respondían a la autoridad del “cacique general” de Omaguaca. Los difuntos adultos se enterraban en un ángulo de la habitación que habían usado en vida, en forma acurrucada y ponían a su lado objetos personales, alimento y bebida, por cuando creían en la trascendencia de la vida terrenal. Los niños muertos, en cambio, se  colocaban en grandes cántaros de arcilla a manera de urnas funerarias.
Por último se puede señalar que fueron excelentes y aguerridos luchadores que defendieron con gran tenacidad sus territorios. No hay testimonios exactos con respecto al idioma de estos pueblos. Algunos datos hacen suponer que hablaban el “aimará” pero otros elementos de juicio nos demuestran que podría ser el quichua  la lengua en la cual se expresaban.
Al sur de los omaguacas vivían parcialidades que recibieron distintos nombres como los tilcaras, y al sur de estos, en la quebrada de Purumamarca, los purumamarcas y  puquiles. Más al sur aún, hacia la localidad el Volcán, estaban los. Al este de la quebrada vivían los ocloyas, pueblo agricultor dominado por los omaguacas.

APATAMAS
Al oeste de los omaguacas  incluyendo territorio chileno  hasta el mar  vivían en el momento de la conquista numerosos pueblos indígenas llamados con el nombre general de apatamas. Algunos autores los mencionan como atacamas, en alusión a los que habitaron la zona del hoy territorio chileno que lleva ese nombre y de los cuales habría evidencias que descenderían.
Respecto a la “nación” de los apatamas es oportuno reproducir párrafos de Canals Frau (1986) que aclaran algunas cuestiones: ”deberemos empero separar tres pequeñas enclaves de población alóctona que fueron a para allí por motivo distinto. Se trata de los poblados de moreta, casabindo y cochinota. Por el oidor Matienzo sabemos que el pueblo primero, moreta, estaba situado a siete leguas de Calabozo, donde comenzaba la jurisdicción de Tucumán”… ”Y en cuanto a los otros dos, casabindo y cochinoca, es casi seguro que fueran omaguacas…”
Hecha esta aclaración se comenta aquí las características de los apatamas que habitaron la puna jujeña y zonas aledañas.
Con respecto al aspecto físico estos indios eran bajos de estatura y, al igual que otros pueblos de estas zonas, tenían por costumbre deformarse la cabeza. Los atacamas del lado de Chile lo hacían de la forma llamada circunferencial y en la zona tratada se optaba por la forma tubular erecta. Se vestían con las clásicas camisetas de finísimas telas de lana de camélidos y también de tejidos vegetales y sus calzados consistían en ojotas de cuero. Eran muy aficionados a los adornos personales y para ello utilizaban collares de turquesa, sodalita y alfileres de hueso, madera y metal. También fabricaban pulseras, diademas y pectorales de oro y cobre. Como principales armas, a semejanza de otros pueblos vecinos, usaban el arco y la flecha.
Con respecto al idioma no hay datos muy precisos. Según algunas fuentes hablaban el “cunza” pero otras informaciones nos dicen que hablaban el idioma “kakan”.
Eran agricultores del maíz, papa y quinoa y comercializaban sus productos –utilizando la llama como animal de carga- con otros lugares como Humahuaca y Bolivia.
La cerámica que fabricaban era relativamente sencilla aunque se han encontrado algunas  más decoradas que podrían ser producto de intercambio con otros pueblos.
La industria textil alcanzó un gran desarrollo tanto en la calidad de sus tejidos como en la firmeza de las tintas y la belleza de sus dibujos geométricos. Los atacamas han sido los mejores artífices en el arte de pirograbar mates con  motivos geométricos o imágenes de aves y serpientes.
No hay datos muy precisos en lo que se refiere a sus creencias religiosas, sí se conoce que los muertos era sepultados en grutas funerarias que pircaban cuidadosamente y en posición de cuclillas. Existen otras versiones de las formas inhumatorias, pero la arqueología y la historia dejan bien en claro que ésta era una región de tránsito y en consecuencia de influencias múltiples.

OCLOYAS
Al este de la Quebrada de Humahuaca vivían numerosas parcialidades de indios pacíficos, agricultores que dependían del cacicazgo general de aquella quebrada siendo los más importantes los ocloyas. Ocupaban la región comprendida entre los ríos  San Lorenzo y Ledesma.
Otras parcialidades al oriente de Humahuaca era la de los paypayas o palpalás y los quispiras o guispiras
Los ocloyas vivían de la agricultura y se destacaban en la confección de elementos líticos; conocían la metalurgia y tenían un arte cerámico poco desarrollado en lo que se refiere a decoración. Lo que sí llama la atención son los grandes recipientes de arcilla encontrados en estos lugares que medían un metro de altura por 50 centímetros de diámetro y también cabe destacar las pircas amosaicadas, una de las cosas más interesantes de esta arquitectura indígena. Al levantar la pirca el constructor tenía el cuidado de intercalar piedras blancas o de color más claro que el total del muro, de manera que formaran figuras de llamas.

CHICHAS
Ocuparon territorio jujeño entre las sierras de Santa Catalina y Santa Victoria. Históricamente está documentado así pero se ignora si lo hicieron como traslado incaico  o simplemente como expansión. Los chichas por su carácter pacífico eran llevados a servir en los establecimientos agrícolas como en un momento lo hicieran con los incas. Los chichas constituían hasta el siglo XIV una de las cinco provincias meridionales del imperio incaico llamada de “Collasuyo”, pero a principios del siglo XV  fue incorporada al gobierno de Cuzco. Su organización social estaba basada en el “aillu”. Esta organización totémica de origen materno es la que les permitía la unión matrimonial entre hermanos o parientes cercanos, que tanto preocupó a los evangelizadores y conquistadores europeos de la época porque desconocedores de la cultura y organización social de estos pueblos, no admitían tales uniones por considerarlas incestuosas.
Cuando estos indios fueron encontrados a mediados del siglo XVI habían soportado cerca de siglo y medio de dominación incaica. Es por este motivo que los españoles encontraron entre  ellos  elementos culturales como el “quipu” -método mnemónico usado por los incas consistente en hilos de diferentes colores con nudos  en distintas posiciones- y la arqueología comprueba la presencia  de cerámicas del tipo incaico.
Es evidente que el nombre de chichas corresponde a un  número bastante grande de parcialidades y originariamente ese territorio fue habitado por los “aimará” y esta puede haber sido su lengua, la que ha dejado huellas en la  toponimia regional.

 

Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez

 


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