Turismo
El turismo
llega
a la zona
mayormente
durante
el invierno,
cuando
el tiempo
es más
agradable
y fresco
(1)
El Parque
Nacional
ofrece
al visitante
un paisaje
de inigualable
belleza
escénica,
caracterizado
por un
relieve
típico
de clima
desértico.
Se pueden
recorrer
cañones
y quebradas,
admirando
variadas
geoformas
resultantes
de la
erosión
provocada
por los
factores
climáticos
sobre
la roca.

Para
trasladarse
por el
Parque
se pueden
contratar
tres diferentes
excursiones
en camioneta
con servicio
de guía.
Uno de
los circuitos
lleva
hasta
“El
Monje”,
la más
impactante
de las
figuras
esculpidas
en la
roca por
acción
de la
naturaleza,
la cual
sorprende
por sus
50 m de
altura.
El trayecto
hacia
“Ciudad
Perdida”,
que recorre
un maravilloso
paisaje
modelado
por el
agua y
el viento,
también
permite
observar
curiosas
geoformas
que pondrán
a prueba
la imaginación
del turista.
El tercero
de los
circuitos
es el
de “Los
Cajones”,
que permitirá
al visitante
conocer
la riqueza
arqueológica
de la
zona (2).
También
se pueden
realizar
excursiones
en bicicleta
hacia
el “Jardín
Botánico”
o “La
Catedral”,
o bien
caminatas.
Hay que
tener
en cuenta
que sólo
son admitidos
los vehículos
particulares
con doble
tracción,
acompañados
por un
guía,
ya que
el trayecto
se realiza
sobre
el lecho
del río
Talampaya
(2).
Otro de
los principales
atractivos
turísticos
son las
manifestaciones
de arte
rupestre
de antiguas
culturas
que habitaron
la zona,
apreciables
en los
distintos
circuitos
guiados.
Los mejores
sitios
preparados
para tal
fin son
“La
Puerta
de Talampaya”
y “Los
Pizarrones”
(2).
No menos
interesante
resulta
conocer
otros
aspectos
de la
naturaleza
que ofrece
el área,
sobre
todo una
muestra
preservada
de la
provincia
fitogeográfica
del Monte,
exclusivamente
argentina,
con su
fauna
y flora
características.
Agrupados
donde
la escasa
humedad
del ambiente
así
lo permite,
crecen
algarrobos
añosos,
con un
asombroso
desarrollo
en altura
y diámetro.
Donde
la sequía
es casi
permanente,
se encuentran
esparcidas
las cactáceas
y los
arbustos
xerófilos
como las
jarillas.
También
es posible
divisar
algún
cóndor
desplegando
sus fantásticas
alas en
busca
de alimento,
o deleitarse
con la
simpática
silueta
de los
guanacos
a unos
metros
de distancia.
Finalmente,
si el
visitante
es afortunado,
tal vez
se cruce
en el
camino
con algún
tímido
armadillo
asomándose
desde
su cueva
subterránea.
Las instalaciones
con que
cuenta
el Parque
son una
oficina
de turismo,
donde
se puede
adquirir
folletería
e información
y hacer
uso de
la confitería
y los
sanitarios.
Allí
se pueden
comprar
víveres
y enseres
útiles
para el
turista.
Es importante
aclarar
que estas
instalaciones
no son
suficientes
para recibir
a la creciente
cantidad
de turistas
que llega
al Parque.
Sin embargo,
se prevé
su mejoramiento,
así
como la
construcción
de un
centro
de interpretación
y sanitarios
en un
sector
cercano.
Existe
dentro
del área
protegida
una zona
de acampe,
y los
visitantes
que prefieran
alojarse
en hospedajes
u hoteles,
encontrarán
esas y
otras
comodidades
en las
localidades
más
cercanas:
Pagancillo,
distante
35 km
del Parque
Nacional
y Villa
Unión,
a 70 km.
Investigación
y Textos:
Cintia
Celsi
Supervisión
Técnica
Honoraria:
Juan Carlos
Chebez
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