Relieve
La superficie
de la
provincia
de Corrientes
presenta
un pequeño
desnivel
de este
a oeste
que está
constituido
por tres
“terrazas”
cada una
de las
cuales
desciende
gradualmente
en altura.
La primera
de ellas
es la
formada
por el
extremo
de la
meseta
misionera,
que ingresa
al territorio
correntino
por el
noreste
hasta
la cuenca
del río
Aguapey.
A partir
de este
quiebre,
comienza
el segundo
desnivel
que en
forma
despareja,
primero
hacia
el este,
luego
al sur
y por
último
hacia
el oeste,
vuelca
las aguas
que discurren
sobre
su superficie
hacia
la línea
de falla
marcada
por la
cuenca
del río
Corrientes
y la depresión
de los
Esteros
del Iberá.
Esta hendidura
se extiende
aproximadamente
desde
las ciudades
de Esquina
a Ituzaingó,
y a partir
de la
misma
se define
el tercer
escalón
que desciende
hacia
la gran
cubeta
sedimentaria
que alberga
abundantes
esteros
y lagunas.
En el
pasado
geológico
una colada
basáltica
proveniente
desde
el noreste
cubrió
casi todo
el territorio
provincial,
utilizando
como vía
de penetración
las cuencas
de los
dos grandes
ríos
que enmarcan
la provincia
de Corrientes.
Esta base
fue posteriormente
sepultada
por sedimentación
y afloró
posteriormente
en las
riberas
del río
Uruguay
y en las
de sus
afluentes.
Este proceso
dio lugar
a la diferenciación
entre
las franjas
costeras
de los
dos grandes
ríos
que bordean
la provincia.
Mientras
las del
Paraná
corren
por zonas
bajas
e inundables,
con un
curso
divagante
y generando
gran número
de islas
a su paso,
las del
río
Uruguay
transcurren
en una
forma
casi inversa,
es decir,
formando
pocas
islas,
con un
cauce
rocoso
más
o menos
definido
y encajonado
entre
barrancas.
Desde
tiempos
muy remotos
ya la
región
presentaba
el desnivel
entre
el sector
oriental,
alto,
respecto
al occidental
más
deprimido
y por
influencia
de los
movimientos
que acompañaron
a la formación
de los
Andes
se fracturó
el territorio
en bloques
que se
desplazaron
verticalmente
formando
una notoria
falla
que desde
la zona
de los
Saltos
de Apipé
hasta
el extremo
suroeste
de la
provincia,
dio lugar
a la formación
del cauce
del río
Corrientes
que continúa
en los
Esteros
del Iberá.
Al oeste
de esta
demarcación
quedaron
las zonas
bajas,
al sureste
las planicie
elevada
del Paiubre
y al noreste
los cauces
del Miriñay
y Aguapey,
ambos
separados
por otra
falla
que se
unió
a la mencionada
en primer
término.
Otro
fenómeno
importante
de destacar
en el
cambio
del curso
del Paraná,
que antiguamente
volcaba
sus aguas
en el
Uruguay
utilizando
como vía
de escurrimiento
el Aguapey,
cubriendo
de agua
un amplio
sector
de la
superficie
correntina.
En la
última
era el
río
Paraná,
por una
nueva
falla
que se
produjo,
tomó
el curso
que tiene
en la
actualidad.
Todos
estos
fenómenos
dieron
características
peculiares
a la región,
con cambios
en su
pendiente,
procesos
de sedimentación
pero también
erosivos
y grandes
zonas
deprimidas
con esteros,
entre
otras
características
de su
relieve.
Investigación
y Textos:
Gabriel
Omar Rodriguez
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