Fauna
Animales
exóticos
introducidos
por el
hombre
Sin duda
alguna,
el visitante
podrá
observar
la avifauna
fácilmente,
particularmente
al acercarse
a los
cuerpos
de agua
y a la
costa
(1). La
fauna
alada
es muy
diversa:
está
representada
en el
archipiélago
por 197
especies
pertenecientes
a 47 familias
diferentes.
Se calcula
que 135
son residentes
o visitantes
regulares
de las
islas,
36 son
visitantes
raros
o accidentales
y 23 son
especies
hipotéticas
con sólo
una o
dos citas
para el
archipiélago
fueguino.
Entre
las especies
de la
región
se destacan
varias
netamente
marinas
como pingüinos,
albatros,
petreles,
cormoranes,
gaviotas
y gaviotines.
Las más
representadas
dentro
del parque
son las
asociadas
con ambientes
de agua
dulce
y las
terrestres.
Estas
últimas
incluyen
varias
garzas,
patos,
aguiluchos,
halcones,
gallaretas,
chorlitos,
playeros
y diferentes
paseriformes
(10).
Los ambientes
costeros
son visitados
por ostreros
australes
(Haematopus
leucopodus)
y, en
menor
medida,
por cauquenes
caranca
(Chloephaga
hybrida)
(14),
ambas
de avistaje
poco común.
El ostrero
negro
(Haematopus
ater)
construye
un nido
que consiste
únicamente
en una
depresión
en el
suelo,
a la que
a veces
acondiciona
con algunas
algas
y restos
marinos
(2). Esta
especie
se distribuye
a lo largo
de las
costas
de la
Argentina,
y aunque
en este
momento
se encuentra
en plena
creación
un parque
costero
en la
provincia
de Santa
Cruz,
donde
tal vez
podamos
encontrarlo
también,
el Parque
Nacional
Tierra
del Fuego
es, por
ahora,
el único
parque
nacional
en el
que podemos
verlo.
Por otra
parte,
muy cerca
del límite
del parque,
en la
costa
norte
del lago
Fagnano,
se hallaron
colonias
de cormoranes
(Phalacrocorax
spp.)
y en el
propio
lago se
avistaron
aves marinas
(albatros,
escúas,
etc.;
16). 
En este
área
protegida
de la
Argentina
podemos
observar
ejemplares
de cuatro
especies
de cauquén
pastoreando
en los
espacios
abiertos:
el cauquén
común
(Chloephaga
picta),
con un
poco de
suerte
también
el caranca
y el real
(Ch. policephala),
y, si
somos
muy afortunados,
tal vez
avistemos
al cauquén
colorado
(Ch. rubidiceps),
de presencia
dudosa
en el
parque
(14).
Este último
cauquén
se halla
en serio
peligro
de extinción.
También
frecuentan
estos
ambientes
el albatros
ceja negra
(Diomedea
melanophrys),
con sus
más
de dos
metros
de envergadura,
el pato
vapor
grande
(Thachyeres
pteneres),
especie
no voladora
y el petrel
gigante
común
(Macronectes
giganteus).
Otras
aves características
del parque,
aunque
menos
frecuentes,
son el
macá
grande
o huala
(Podiceps
major),
que prefiere
las bahías
tranquilas
para nidificar,
y el carpintero
gigante
(Campephilus
magellanicus),
que encuentra
refugio
en el
dosel
protector
del bosque,
anunciando
su presencia
entre
el follaje
a través
del rítmico
golpeteo
de su
pico contra
los troncos
de los
árboles.
El carpintero
convive
con la
cotorra
austral
o cachaña
(Enicognathus
ferrugineus)
y en los
estratos
del bosque
más
cercanos
al mantillo
de hojas
secas
que cubre
el suelo,
buscando
alimento,
podemos
encontrar
dos especies
de pájaros
(passeriformes)
que tienen
el límite
de su
amplia
distribución
en Tierra
del Fuego:
los chingolos
(Zonotrichia
capensis)
y los
zorzales
patagónicos
(Turdus
falcklandii)
(2, 14).
Al subir
por las
laderas,
en la
lejanía
del azul
cielo
austral
podemos
ver el
planeo
alto de
un cóndor
(Vultur
gryphus)
(1), que
se nos
aparece,
engañosamente,
como un
ave de
tamaño
común.
Se desplaza
sin dificultad
alguna
utilizando
las corrientes
de aire
ascendente
para elevarse
a alturas
increíbles
y mostrarse
como un
simple
punto
en el
cielo,
cuando
en realidad
puede
llegar
a medir
hasta
cuatro
metros
de envergadura.
Los
peces
se encuentran
bien representados
en la
región,
pero sólo
en los
mares
adyacentes
al archipiélago
fueguino,
pues la
ictiofauna
de agua
dulce
es pobre
en la
zona (10).
Recordemos,
además,
que el
parque
nacional
no incluye
al mar,
donde
la especie
“estrella”
por su
alto valor
deportivo
es el
róbalo
(Eleginops
maclovinus).
La fauna
dulceacuícola
nativa
está
representada
en el
parque
por el
puyén
(Galaxias
variegatus)
y las
especies
introducidas
por el
hombre
para la
pesca,
por las
truchas
arco iris
(Onchorhynchus
mikiss),
de arroyo
(Salvvelinus
fontinalis)
y marrón
(Salmo
fario),
y por
el salmón
encerrado
(Salmo
salar
sebago)
(2).
La fauna
fueguina
es bastante
sorprendente.
Por un
lado,
los anfibios
y reptiles
no están
representados
en el
parque
nacional.
Por otro,
los mamíferos
autóctonos
del archipiélago
están
representados
por varias
especies
de distintos
órdenes.
En el
parque
se confirmó
la presencia
de 15
especies
de mamíferos
autóctonos,
uno de
los cuales
probablemente
ya se
extinguió,
y de al
menos
7 especies
introducidas
(21).
Además,
se supone
la presencia,
no confirmada,
de dos
especies
más.
Entre
los mamíferos
más
característicos
del territorio
fueguino
que protege
el parque
se destaca
el zorro
colorado,
con una
subespecie
propia
(endémica)
de las
islas
del Atlántico
Sur: el
zorro
colorado
fueguino
(Dusicyon
culpaeus
lycoides).
Este carnívoro
es uno
de los
más
grandes
de los
cánidos
de Sudamérica,
superado
en tamaño
únicamente
por el
aguará
guazú
(Chrysocyon
brachyurus)
en el
norte
argentino.
Su color
rojizo
ventral
es característico
y lo diferencia
de su
pariente
cercano,
el zorro
gris (Dusicyon
griseus),
introducido
en la
isla por
el hombre.
Este último
es mucho
más
pequeño,
de casi
la mitad
de tamaño
que el
autóctono.
Otro
carnívoro
propio
del lugar,
aunque
su presencia
en el
actual
parque
requiere
confirmación,
es un
pequeño
lobito
llamado
chunungo
(Lontra
felina)
que convive
en la
zona con
su pariente
cercano,
el huillín
(Lontra
provocax),
más
abundante
en otros
sectores
del bosque
subantártico
pero de
presencia
confirmada
en el
parque
actualmente.
En estado
adulto,
el chungungo
o nutria
de Magallanes
no llega
a medir
un metro
de largo
y su coloración
es homogénea,
oscura,
con tintes
rojizos.
Habita
en el
mar, pero
se acerca
al parque
a través
del canal
de Beagle.
Es abundante
en los
sectores
marinos
reparados
como los
canales
(de allí
el nombre
de nutria
“marina”)
Se comenta
que los
indígenas
fueguinos
cazaban
a este
animal
para fabricar
abrigos
con su
hermosa
piel,
para lo
cual lo
perseguían
en canoa
hasta
hacerlo
salir
del agua
y allí,
en tierra,
enviaban
a sus
perros
para atacarlo.
El huillín,
en cambio,
es principalmente
de agua
dulce,
por lo
que se
lo suele
llamar
“lobito
de río
patagónico”,
aunque
al parecer
frecuenta
ambientes
costeros,
tanto
marinos
como dulceacuícolas.
Su distribución
alcanza
los lagos
occidentales
de la
Patagonia
y, en
mayor
medida,
de la
zona sur
de Chile.
Se diferencia
del chungungo
por su
tamaño
mayor
y el contraste
entre
lo pardo
oscuro
de su
zona dorsal
y lo blanco
plateado
de la
ventral
(10).
El
mayor
de los
mamíferos
del archipiélago
es el
guanaco
(Lama
guanicoe).
Su pelaje
es largo
y grueso,
de color
ocre o
amarillento,
y su altura
hasta
la cruz
es de
alrededor
de 1.10
m. Es
una especie
típica
de los
ambientes
abiertos,
pero en
Tierra
del Fuego
suele
penetrar
en los
bosques,
y en el
verano
asciende
hasta
los 600
m de altura
en la
zona más
ondulada
de la
región.
Allí
nacen
sus “chulengos”,
como se
denomina
comúnmente
a las
crías.
Si algún
año
las nevadas
se adelantan,
la tropilla
baja a
sitios
reparados
para agruparse
y darse
calor.
En esa
circunstancia,
los chulengos
corren
el riesgo
de morir,
ya que
sus fuerzas
pueden
no alcanzarles
para seguir
al grupo.
Pero el
peligro
disminuye
cuando
el clima
es benévolo,
pues el
terreno
escarpado
no representa
un gran
desafío
para estos
gráciles
animales
(10).
Los
pinnípedos,
si bien
habitan
las costas
de las
islas,
llegan
al parque
con representantes
de varias
especies,
como el
lobo marino
de un
pelo,
también
llamado
león
marino
austral
(Otaria
byronia).
Se lo
ha visto
ingresar
por el
sector
de Lapataia
y llegar
hasta
las cercanías
del lago
Roca.
Además,
en 1986
se encontraron,
dentro
del parque
nacional,
8 ejemplares
subadultos
en un
islote
al sudoeste
de la
bahía
Chica
en el
canal
de Beagle,
muy cerca
de Lapataia
(10).
Los cetáceos
también
visitan
el canal
de Beagle,
donde
se ha
avistado,
por ejemplo,
al delfín
austral
(Lagenorhynchus
australis)
(10) y
a la marsopa
espinosa
(Phocoena
spinipinnis)
(15).
Aunque
el sector
marino,
como ya
dijimos,
no pertenece
al parque
y, por
lo tanto,
carece
de su
protección,
los visitantes
pueden
observar
la fauna
marina
desde
él
en sus
costas.
En cuanto
a los
invertebrados,
podríamos
extendernos
cientos
de páginas
hablando
solamente
de sus
caracoles,
pero nos
limitaremos
a mencionar
que, principalmente
en las
costas
marinas
de la
región,
habitan
numerosos
grupos
de estos
animales,
como las
esponjas
de mar
(porifera),
las estrellas
de mar
(echinodermata),
los gusanos
cilíndricos
(annelida),
para mencionar
sólo
a los
más
asociados
con el
ambiente
marino.
Los más
fáciles
de observar,
entre
las rocas
costeras
del mar,
son los
moluscos:
mejillones,
cholgas
y caracoles
(1, 10).
Los crustáceos
también
abundan,
con especies
de camarones,
isópodos,
krill
y cangrejos,
por citar
algunos
ejemplos.
También
están
bien representados
los arácnidos,
con unas
25 familias
en el
archipiélago,
y los
insectos
(10),
tanto
en las
costas
como en
el interior
del parque,
donde
buena
parte
de sus
especies
-como
las mariposas
(lepidoptera),
los escarabajos
(coleoptera)
y las
hormigas
(himenoptera),
entre
otros-
vendrán
a merodear
en torno
de los
visitantes
para anunciar
su presencia.
Las especies
de fauna
introducidas
son, entre
otras
(véase
Problemas
de Conservación),
el conejo
europeo
(Oryctolagus
cuniculus),
la rata
almizclera
(Ondatra
zibethicus),
las ratas
negra
y parda
(Rattus
rattus
y R. norvegicus)
y el castor
canadiense
(Castor
canadensis)
(10).
Este último
produce
un impacto
ambiental
considerable,
debido
a que
tala árboles
para construir
sus diques,
los cuales,
a su vez,
provocan
inundaciones
en ciertos
sectores
del bosque,
causando
la muerte
por anegamiento
de muchos
árboles
(1).
Investigación
y Textos:
Ana Laura
Monserrat
Supervisión
Técnica
Honoraria:
Juan Carlos
Chebez
Fotos:
Juan Pablo
Pereda
y Michel
H. Thibaud
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