Relieve
Al observar
un mapa
de la
provincia
de San
Juan,
se puede
comprobar
que su
fisonomía
se caracteriza
por estar
mayormente
ocupada
por amplias
regiones
montañosas,
con un
relieve
abrupto
y con
cerros
que pasan
los 6.000
metros
de altura.
Ahora
bien,
estas
elevaciones
no son
todas
similares
desde
el punto
de vista
geológico,
sino que
pertenecen
a tres
formaciones
distintas.
En efecto,
al este
de la
provincia
existen
serranías
que forman
parte
del sistema
orográfico
de las
Sierras
Pampeanas
de una
antigüedad
mucho
mayor
al de
la Cordillera
de los
Andes
o Cordillera
Principal,
y constituyen
el borde
occidental
del Macizo
de Brasilia
que dio
origen
a todas
las Sierras
Pampeanas
(Sierras
de Córdoba,
San Luis,
Aconquija,
Calchaquíes,
Hualfín,
Fiambalá,
Ancasti-Ambato
y otras).
En forma
sintética
puede
decirse
que la
característica
principal
de estas
sierras
es que
están
formadas
primordialmente
por rocas
muy antiguas
y de naturaleza
ígnea
y metamórfica
que se
han formado
durante
la última
etapa
del período
terciario.
Por el
oeste,
más
allá
del Valle
del Bermejo,
se elevan
cumbres
de la
Precordillera
de La
Rioja,
San Juan
y Mendoza
que constituyen
la segunda
formación.
Esta está
formada
principalmente
por rocas
sedimentarias
del paleozoico,
con predominancia
de areniscas
arcillosas
duras
de color
oscuro
(grauvacas),
calizas
y partículas
de arcilla
de grano
muy fino
que se
denominan
lutitas.
Además
hay rocas
de edades
más
recientes,
sedimentarias
e ígneas,
especialmente
volcánicas.
En San
Juan la
precordillera
está
separada
de la
cordillera
por los
valles
de los
ríos
Blanco
e Iglesia
y alcanza
los picos
de mayor
altura
como el
Cerro
de la
Bolsa
de 4,857
metros
que es
el más
alto de
la formación
precordillerana.
Por último
encontramos
las elevaciones
que corresponden
a la Cordillera
Andina
que en
San Juan
y Mendoza
difiere
de la
ubicada
más
al norte.
En primer
lugar
posee
una línea
continua
y definida,
careciendo
de picos
cónicos,
generalmente
volcánicos.
Está
dividida
en dos
porciones
paralelas,
la Frontal
al este
y la denominada
del Límite,
al oeste.
Estas
dos cadenas
montañosas
sólo
difieren
en su
formación
rocosa
y están
estrechamente
unidas
no presentando
ninguna
depresión
bien definida
entre
ambas.
Hay varias
elevaciones
en San
Juan de
gran altura
como los
cerros
Mercedario
(6.770m.,
siendo
la máxima
elevación
de la
provincia),
el Potro
(5.879m.)
y los
Mogotes
(5.411m.).
El cordón
montañoso
del Valle
Fértil,
donde
se sitúa
el Parque
Natural
Ischigualasto,
pertenece
al mencionado
sistema
orográfico
de las
Sierras
Pampeanas,
y se extiende
aproximadamente
a los
largo
de 185
km desde
la localidad
de Marayanes
al sur
hasta
Ischigualasto
al norte.
Estas
elevaciones
a su vez
de dividen
en dos
partes,
una de
las cuales
se denomina
Sierra
de la
Huerta
y comprende
las sierras
ubicadas
desde
el río
de las
Tumanas
hacia
el sur
y la otra,
partiendo
desde
este punto
en sentido
norte,
se llama
Sierra
del Valle
Fértil,
cuyos
picos
más
elevados
son, entre
otros,
el Cerro
Punta
Norte
con 2.800
m.s.n.m.,
el Cerro
Chicas
de 2.727
m, el
de la
Ánimas
con 2.697
y el Laprida
con 2.638.
Historia
Geológica
La evolución
tectónica
de la
orografía
de la
provincia
de San
Juan está
íntimamente
relacionada
con la
génesis
y desarrollo
de los
batolitos
plutónicos
y los
procesos
que sucedieron
al desmembramiento
y dispersión
de Gondwana.
Durante
el paleozoico,
los andes
registran
una historia
de colisiones
dominada
por un
proceso
de formaciones
o crecimientos
por acumulación
de materiales
sueltos.
En el
cambro-ordovícico
el borde
occidental
no se
extendía
más
al oeste
de las
sierras
pampeanas.
Durante
el ordovícico-silúrico,
un sector
de Precordillera
- desarrollada
sobre
la cubierta
siálica
del precámbrico-
que incluía
una gran
secuencia
carbonatada
y detrítica
del cámbrico
silúrico,
colisionó
contra
el borde
occidental
de las
Sierras
Pampeanas.
Y luego,
en el
devónico,
un nuevo
terreno
con fragmentos
de la
corteza
oceánica,
se unió
con la
precordillera,
generando
el frente
orogénico,
ubicado
entre
la precordillera
y las
sierras
pampeanas.
Por último,
la subducción
de la
corteza
del protopacífico
durante
el paleozoico
superior,
originó
un arco
magmático
a lo largo
del margen
del Gondwana,
el cual
en Chile
estuvo
limitado
hacia
el oeste,
por un
prisma
de acreción.
(Mpodozis
y Ramos,
1989;
Mpodozis
&
Kay, 1990).
A su
vez las
cuencas
sedimentarias
de Tras-Arco
e Intra
y se desarrollaron
en forma
simultánea
con el
magmatismo
y fueron
rellenadas
por sedimentos
continentales
y marinos
durante
el devónico
y el pérmico.
También
las acreciones
generaron
discontinuidades
corticales
que controlaron
el desarrollo
de sistemas
de RIFT
en los
períodos
de extensión,
generando
una serie
de cuencas
y subcuencas
con diferentes
depocentros.
(Ramos,
1996).
Como
se señalara
al inicio
de esta
síntesis
la formación
y evolución
de la
morfología
de la
región
está
muy vinculada
a los
procesos
ocurridos
entre
las placas
Sudamericana
y de Nazca
y la de
transformación
de Gondwana
(Leanza,
1958).
Así,
se puede
afirmar
que el
solevantamiento
tectónico
de la
Cordillera
Principal
se debe
a la interacción
entre
las placas
ya mencionadas.
El plano
de subsidencia
resultante
de la
interacción
entre
las placas
Sudamericana
y de Nazca,
presenta
dos tipos
de inclinaciones,
una cuyo
ángulo
oscila
entre
25 y 30†
- que
se desarrollan
al norte
de los
27† y
al sur
de los
34† de
latitud-
y otra
con ángulos
que varían
entre
los 5
y 10°,
que ocurre
entre
los 28
y 33†
de latitud
Sur (Inventario
de Recursos
Naturales,
Secretaría
de Minería
de la
Nación,
2004)
El ángulo
del plano
de subducción
ha producido
el control
de ciertas
características
geológicas
de la
región.
En este
sentido,
se observa
que en
el área
de subducción
horizontal,
el volcanismo
prácticamente
ha desaparecido,
mientras
que en
las zonas
de inclinación
normal,
se desarrollan
gran cantidad
de edificios
volcánicos
en el
sector
cordillerano.
(Ramos,
1996).
Además
en el
plano
de la
subsidencia
horizontal
tuvo lugar
el levantamiento
y formación
de la
Precordillera
y de las
Sierras
Pampeanas.
De esta
manera
las distintas
provincias
geológicas
cenozoicas
se encuentran
controladas
por la
interacción
entre
las placas
tectónicas,
evolucionando
mediante
la combinación
de procesos
internos
y externos.
(Ramos,
1996)
Formaciones
geológicas
La gran
complejidad
de los
fenómenos
geológicos
reseñados
precedentemente
provocó
la constitución
de unidades
geológicas
dentro
del área
del Parque
Ischigualasto
con características
peculiares
que tienen
incidencia
en la
fisonomía
del paisaje,
incluyendo
la flora
y sus
factores
asociados.
En primer
término
nos referiremos
a la Formación
de Ischigualasto
que se
caracteriza,
a grandes
rasgos,
por estar
constituida
por rocas
grises,
moradas
y blancuzcas
interrumpidas
por areniscas
que forman
los antiguos
ríos
con sedimentos
finos
y que
se extiende
de norte
a sur
en contacto
con el
límite
oriental
de la
Formación
Los Rastros.
Esta es
la parte
donde
se hallaron
más
restos
fósiles
de vertebrados
de la
cuenca
de Ischigualasto
y restos
vegetales.
La Formación
de los
rastros
es colindante
con la
anterior
y con
la de
Los Chañares
por el
sector
oeste.
En ella
se encuentran
los restos
del Lago
Ischuca
y de los
ríos
que desembocaban
en el
mismo.
Esta estructura
también
posee
areniscas
pardas
y arcilinas
negras
y carbón.
También
es fuente
de restos
fósiles.
Una tercera
Formación
es la
de Talampaya
(tratada
conjuntamente
con la
de Tarjacos)
que corresponde
al Triásico
Inferior
y está
formada
por rocas
de color
rojizo.
La componen
distintos
estratos,
siendo
los más
significativos
arenas
cementadas
y conglomerádicos
que representan
los sedimentos
dejados
por los
abanicos
aluviales.
La
Formación
Chañares
se encuentra
el suroeste
del Parque,
en contacto
con la
Formaciones
Talampaya
y Tarjados
y está
constituida
por areniscas
y arcillas
dejadas
por los
ríos
que fueron
tributarioas
del lago
Ischichuca,
durante
el Triásico
Medio.
Otra constitución
existente
en la
zona es
la Formación
Ischichuca-
en el
noreste
del área
protegida-
y se une
con el
borde
este de
las Formaciones
Talampaya
y Tarjados.
La forman
varias
capas
finas
de acrilinas
negras,
carbón
e invertebrados
lacustres
provenientes
del citado
lago.
En última
instancia
mencionamos
la Formación
Los Colorados
que discurre
a los
largo
de toda
la cuenca
en sentido
norte-sur,
contactándose
con el
borde
oriental
de la
Formación
Ischigualasto.
Está
formada
por areniscas
y delgadas
capas
de arcilitas
de color
rojizo
bastante
notorio
y es depositaria
de restos
de vertebrados
y troncos
fosilizados
del Triásico.
Fisonomía
del Parque
Ischigualasto
La otrora
zona de
abundante
vegetación
y cursos
de agua
que nos
señalan
las evidencias
de las
formaciones
y restos
arqueológicos,
ha dejado
el espacio
hoy a
una región
árida
en que
la erosión
labró
formas
singulares
con areniscas
de color
rojo ladrillo,
salpicadas
con bloques
aislados
verdosos
y ocres,
con acantilados
de hasta
200 metros
de altura
donde
se divisan
fácilmente
los diferentes
estratos,
contrastando
columnas
gigantescas
y delgados
obeliscos,
curiosas
y caprichosas
formas
que la
erosión,
paciente
y perseverantemente,
esculpió
durante
millones
de años,
combinadas
con cañadones
y gargantas
por donde
corren
arroyos
temporarios.
El espectacular
paisaje
llevó
a alguna
mente
imaginativa
a denominar
el lugar
como “Valle
de la
Luna”,
por suponerlo
similar
al paisaje
de ese
astro
y bien
podría
calificárselo
también
como un
paisaje
“de
otro mundo”.
Investigación
y Textos:
Gabriel
Omar Rodriguez
Colaboración:
Américo
Cortez
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