Fauna
Los mamíferos y las aves del parque pueden considerarse fauna chaqueña desde el punto de vista zoogeográfico –aunque se carece en la Argentina de estudios definitivos en esta materia-; el resto de los grupos zoológicos pertenece a una transición entre la fauna pampeana, la de pastizal y la chaqueña.
La ictiofauna cuenta con 33 especies censadas en ambientes lénticos y de aguas corrientes, como los arroyos que surcan el parque. Estas especies pertenecen a 11 familias, con dos nuevas citas para el país. Ellas son: Corydoras aurofrenatus y Astyanax scabripirfis o scabripinnis. El resultado de los censos efectuados es siempre susceptible de cambios, y el número de especies puede aumentar dado que hay varias cuya presencia es muy probable.
Los que llenan las noches con sus variados sonidos son los batracios, presentes en casi todos los ambientes. El doctor José María Gallardo, uno de los máximos especialistas en este grupo faunístico, censó con gran minuciosidad el Parque Nacional El Palmar. Sus observaciones le permitieron comprobar la presencia de 18 especies de anfibios, que, según su hábitat, se distribuyen aproximadamente de la siguiente forma: en el palmar, oculta entre las hojas de las palmeras durante el día, está presente la ranita trepadora (Scinax nasica). En el pastizal que circunda las palmeras se halla el sapito de las cuevas (Bufo granulosus), de unos 6 cm y que se distingue porque la hembra pone sus huevos adheridos a plantas acuáticas en forma de espiral, y ranas como el urnero (Leptodactylus latinasus) de 3 a 4 cm, siempre oculta bajo troncos o piedras y gran consumidora de insectos; también están presentes Leptodactylus mystacinus y L. chaquencis o rana chaqueña en la jerga popular.
En lagunitas temporarias se suelen ver ejemplares de Physalaemus biligonigerus, Elachistocleis bicolor, Pseudopaludicola falcipes (llamada comúnmente ranita enana por medir tan solo 1,6 cm) y Lysapus mantidactylus.
En una laguna un poco más profunda, que fue excavada cuando existió en el lugar una explotación calífera, se ve y escucha a la rana criolla (Leptodactylus ocellatus) que construye su nido de espuma en el agua y se alimenta de otros anfibios e incluso de pequeños vertebrados. Donde hay abundantevegetación, sea palustre o periférica al espejo de agua, encontramos a Hyla squalirostris y otras del género Hyla.
En las barrancas sobre el río Uruguay, que alcanzan considerable altura en las cercanías de las instalaciones que conforman la infraestructura del Parque, es común encontrar al conocido sapo buey o cururú (Bufo paracnemis), que alcanza los 20 cm de largo y posee notables crestas en la cabeza. En el río, por su parte, se observan también ejemplares de la rana de las correderas (Limnomedusa macroglossa).
La fauna reptiliana está formada por aproximadamente 31 especies: 5 de saurios, 23 de ofidios y 3 de tortugas. Entre los ofidios podemos mencionar a la víbora de la cruz (Bothrops alternatus), que también recibe los nombres de crucera, yarará grande y urutú (en idioma guaraní), muy temida por su ponzoña y reconocible por sus manchas en forma de medialuna o riñón de color marrón oscuro sobre un fondo castaño claro; la culebra verde y negra (Liophis poecilogyrus), que se alimenta de batracios y peces; la culebra (Boiruna maculata) que come ofidios; Helicops carinicaudus; Liophis anomalus, a la que algunos llaman culebra de dos líneas en virtud de las dos líneas longitudinales amarillas que luce en el largo dorso; Lystrophis dorbignyi, llamada falsa yarará, culebra ñata o nariguda, debido a una pequeña extensiónpuntiaguda de su mandíbula superior; y muchos otros ofidios a los que sólo se los conoce vulgarmente con el nombre genérico de culebra, debido a que el gran parecido entre especies las hace indistinguibles a los ojos del profano.
Con respecto a los saurios, el papel protagónico lo tiene el lagarto overo (Tupinambis merianae), por la facilidad con que se lo ve: es habitual que elija la zona del camping para asolearse o posar, indiferente, ante las cámaras fotográficas. Uno de los sitios preferidos por este saurio para reposar es la entrada de las vizcacheras, que abundan en algunos sectores. La víbora de cristal (Ophiodes intermedius) es una de las especies en la cual la evolución dejó un vestigio “a la vista”, ya que es un saurio cuyas patas son tan pequeñas y están tan ocultas que le dan el aspecto de víbora (de allí su nombre). Dentro del grupo de las lagartijas se puede mencionar la presencia de Mabuya dorsivittata, Pantodactylus schreibersi y Anops kingii, de hábitos subterráneos.
Como se comentó anteriormente, hay tres especies de tortugas en El Palmar. Una de las más típicas es la conocida como tortuga derío (Phrynops hilarii), acuática y de unos 35 cm de longitud. También acuática es la tortuga de agua (Trachmnys dorbignyi), que,junto con la cuello de víbora (Hydromedusa tectifera) –en obvia alusión a su cuello extremadamente largo- completa el trío mencionado.
El área protegida posee una avifauna abundante debido, en parte, al mosaico de ambientes -pastizales, bosque xerófilo, selva en galería, palmares de distintas características-. La lista suma unas 202 especies registradas, de las cuales algunas habitan en forma permanente, otras son migratorias y otras ocasionales. Es de destacar la presencia de Gubernatrix cristata, conocido como cardenal amarillo, cuyas poblaciones están en retroceso numérico, del biguá víbora (Anhinga anhinga), del hocó colorado (Tigrisoma lineatum) y del carpintero blanco (Melanerpes candidus), que tiene en el Parque su distribución más austral.
Circulando por los caminos vehiculares no es raro encontrar al inambú colorado (Rhynchotus rufescens), al ñandú (Rhea americana)o al inambú chico común (Nothura maculosa). Entre las aves vinculadas con el medio acuático se destacan el ya mencionado biguá víbora, así llamado por su largísimo cuello, varias especies de garzas que posan con bastante confianza, como es el caso del chiflón (Syrigma sibilatrix), la garcita blanca común (Egretta thula) y la garza mora (Ardea cocoi), algo más difícil de ver que las anteriores. El ipacaá (Aramides ypecaha) se encuentra generalmente en pastizales que circundan el agua; el chorlito de collar (Charadrius collaris) es frecuente en las playas sobre el río Uruguay, y la becasina común (Gallinago gallinago), de extraño vuelo que acompaña con un silbo muy característico, no pasa inadvertida. Sobre los espejos de agua se observa la polla de agua pintada (Porphyriops melanops) y su pariente, la polla de agua negra (Gallinula chloropus), el pato cutirí (Amazonetta brasiliensis), uno de los más comunes, y el biguá (Phalacrocorax grasiliamus)
El único psitácido permanente en El Palmar es la cotorra común (Myopsitta monachus). Sus chillidos estridentes y casi constantes nos recuerdan permanentemente su presencia. También es destacable elhermoso tingazú (Piaya cayana), cuyos 45 cm de longitud, su larga cola, su grito y sus movimientos muy similares a los del gatodoméstico (que le vale recibir otro nombre común, “alma de gato”) hacen inolvidable su avistaje, al menos para quien lo realiza por primera vez.
Del grupo de las lechuzas (Strigidae), tres especies “dan su presente” en el área y una sola de sus parientes, los Caprimúlgidos, con el atajacaminos común (Hydropsalis brasiliana). Los carpinteros muestran cuatro integrantes de su familia: el carpintero campestre (Colaptes campestris), el carpintero real (Colaptes melanochloros), el ya mencionado carpintero blanco y el bataraz chico (Picoides mixtus).
De los chincheros –familia Dendrocolaptidae– son comunes el chinchero grande (Drymornis bridgesii) y el chinchero chico (Lepidocolaptes angustirostris), que recorren los troncos a saltitos, en forma vertical, buscando insectos debajo de la corteza o en sus grietas.
La típica familia neotropical de los furnáridos (horneros) presenta siete especies, entre ellas, el hornero común (Furnarius rufus) y el conspicuo cacholote castaño (Pseudoseisura lophotes), que llama laatención por sus fuertes gritos. La familia de los tiránidos (Tyrannidae) tiene unas 15 especies censadas en el parque y la de los ictéridos (Icteridae)atrae al visitante por lo llamativas que son sus especies, como por ejemplo el pecho amarillo chico (Pseudoleistes virescens), el boyero ala amarilla (Cacicus chrysopterus), el boyero negro (Cacicus solitarius) y otras cuatro especies más.
Las rapaces son escasas: se encontraron dos especies de la familia Accipitridae y tres de la Falconidae. Entre los jotes sólo se observa el de cabeza negra (Coragyps atratu).
En materia de mastofauna, la región Neotropical se divide, según Hershkovitz (1958 y 1969), en tres subregiones: brasílica, de las indias occidentales y patagónica. El norte de Entre Ríos está enmarcado en una zona de transición entre las subregiones brasílica y patagónica. Se registraron en el parque 35 especies nativas, teniendo en cuenta que los quirópteros (murciélagos), por ser un grupo muy numeroso, aún no han sido censados pormenorizadamente. También hay cuatro especies exóticas: la liebre europea (Lepus europaeus), el jabalí (Sus scrofa), el antílope negro (Antilope cervicapra) de origen asiático, y el ciervo axis (Axis axis), muyextendido en la provincia de Entre Ríos. Los órdenes están representados de la siguiente manera: Didelphimorphia (marsupiales): 2 especies; Xenarthra (mulitas, peludos): 4 especies; Chiroptera (murciélagos): 6 especies; Carnivora (carnívoros): 9 especies; Rodentia (roedores): 14 especies; Artiodactyla (ciervos): 1 especie.
Es importante destacar la presencia de tres félidos: el yaguarundí, gato eirá o gato moro, entre otros muchos nombres vulgares (Herpailurus yaguaroundi), de tamaño relativamente grande para un gato salvaje, pues llega a medir 1,30 m con cola incluida y cuyo status nacional es el de “fuera de peligro”; elgato montés común (Oncifelis geoffroyi), de típica coloración baya con manchas negras, redondeadas o elípticas, y cola con anillos negros, o bien, a veces, en fase melánica. Su distribución abarca gran parte de la zona norte del país hasta la provincia de Santa Cruz. Finalmente, el gato de pajonal (Lynchailurus pajeros), algo menor que los dos anteriores, de coloración bayo-grisácea con bandas rojizas o pardas no muy marcadas, distribuidas en los costados y en las extremidades.
En esta nómina de carnívoros -en la que no se sigue el orden taxonómico- no puede faltar la referencia a los cánidos –Canidae-: el zorro de monte (Cerdocyon thous) y el zorro gris pampeano o zorro pampa (Dusicyon gymnocercus); el primero se puede llegar a ver cruzando alguno de los caminos, en tanto el segundo se distingue del anterior por no poseer las extremidades negras. Dentro de los carnívoros también están los mustélidos, que incluyen al “popular” lobito de río (Lontra longicaudis). El valor de su piel le ha valido que se lo declarara “en peligro” en el orden nacional. Otros dos mustélidos que habitan en el Parque son el zorrino común (Conepatus chinga) y el hurón menor (Galictis cuja), gran consumidor de roedores.
Entre los marsupiales debemos mencionar a la comadreja overa (Didelphis albiventris) y a la comadrejita enana (Thilamys pusillus).
Con respecto a Mazama gouazoupira, llamado comúnmente guazuncho o birá, no se mencionaba su presencia hasta hace unos años, pero ha habido indicios de que se encuentra en el área porque se lo cita en listas recientes (Heinonen Fortabat y Chebez)
Entre los edentados, nombre que proviene de la otra denominación que se le daba al orden Xenarthra, habría que confirmar la probable presencia de Chaetophractus villosus o peludo, en la jerga vulgar; sí está confirmada la de la mulita grande (Dasypus novemcinctus), la de la mulita pampeana (Dasypus hybridus) y la del tatú peludo (Euphractus sexcinctus).
En espejos de agua temporarios y en los arroyos se suele ver al carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris).
La familia Chinchillidae está representada por la vizcacha (Lagostomus maximus), que es abundante y se ve especialmente en la zona del camping y en las cercanías de las edificaciones. Se estima que la población ha disminuido mucho por causas naturales.
El osito lavador o aguará popé (Procyon cancrivorus) y el coipo (Myocastor coypus) son habitantes de los arroyos. El primero pertenece a la familia Procyonidae y se lo ve con poca frecuencia; el segundo, en cambio, es relativamente común e integra la familia Myocastoridae.
Un ruido semejante al de un motor que se escucha a lo lejos, se percibe con intensidad en algunas partes del área: lo produce el tucu-tucu (Ctenomys rionegrenses), de hábitos totalmente subterráneos.
Para cerrar este muestrario de la mastofauna del Parque Nacional El Palmar hacemos mención de la presencia conspicua del cuis común (Cavia aperea), infaltable habitante de amplios sectores del territorio argentino.
Investigación
y Textos:
Gabriel Omar Rodríguez
Supervisión
Técnica
Honoraria:
Juan Carlos
Chebez
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