Flora
Se presentará un panorama más o menos exhaustivo de la
flora de toda la provincia, teniendo en cuenta que los distintos sectores
ocupados por la selva misionera comparten en buena medida una enorme cantidad
de especies en cada uno de los estratos, lo que facilita enormemente la
confección y la lectura de las monografías de cada una de las más de sesenta
áreas naturales protegidas que posee Misiones. Al final de esta descripción se
efectuará un análisis de las peculiaridades de esta reserva.
De las clasificaciones en regiones fitogeográficas que se realizaron del territorio
argentino desde el año 1950 en adelante, todas concuerdan, a excepción de una,
en considerar a Misiones en su conjunto como un único distrito con distintas
denominaciones: Cabrera (1976) la denomina provincia Paranaense, anteriormente
este mismo autor (1951, 1953 y 1958), la llamó provincia Subtropical
Oriental, Morello (1988 )la llama
unidad biogeográfica de las Selvas Misioneras, y la realizada por Burkart et.
al.(1999), dentro del Programa Institucional Ambiental promovido por la
Secretaría de Recursos Naturales de la Nación y la A.P.N., llama eco-región de
las Selva Paranaense a toda la provincia a excepción de las llanuras del
extremo sur que las incluye en una categorización que llama eco-región de
Campos y Malezales que se extiende hasta la provincia de Corrientes.
También recibe el nombre de Bosque Atlántico del Alto Paraná.
Para la descripción de la
flora del Parque Puerto Península se toma como base el trabajo de Bosso (1994).
Señala este autor que el dosel está formado por árboles bien representativos de
la pluviselva. Entre las especies más conspicuas se menciona al timbó (Emterobium contoritsiliquum)
una de los árboles de gran porte de la selva misionera - hay un ejemplar
identificado en un área protegida que ostenta cuarenta y dos metros de alto y
2,10 m de diámetro en su tronco-; al guatambú blanco (Balfourodendron riedilanium), que también puede verse como un
“emergente” dado que alcanza los 25 metros de altura, formando por una copa
semiglobosa con ramas delgadas y hojas semipersistentes con tres folíolos que
terminan en puntas agudas (Dimitri, 1997); laurel amarillo (Nectandra lanceolada); el
lapacho negro, ipé o tayí-piraí (Tabebuia ipe), hermoso árbol de hasta
30 metros de altura con un tronco que puede llegar a los 1,5 m de diámetro, con flores de color rojizo
o rosado intenso que se destacan a la distancia; el palo borracho o samohú (Ceiba speciosa-antes Chorisia
speciosa-), es un bellísimo árbol que tiene su tronco abultado cuando no está
rodeado de otros árboles y su base es angosta, luciendo en época de floración
una muy vistosa flor de tamaño grande con cinco pétalos que en su extremo
distal son de tono rosado violáceo y en la parte interna lucen blancos con
suaves vetas oscuras, muy visitadas por una gran cantidad de insectos y por picaflores
de distintas especies; el ibirá pitá (Peltophorum dubium) - no demasiado común- que
puede tener un tronco de casi dos metros de diámetro; el alecrín (Holocalyx balansae) con las características pencas , que son como “costillas”
que lo afirman al suelo; el laurel negro o ayuí hú (Nectandra saligna), género que tiene tres
especies más que lo acompañan en su distribución paranaense, y posee la
llamativa característica que cuando maduro suele ahuecarse (López y Cámara,
2005); el yacaratiá (Jacaratia dodecaphylla), de porte medio
que ronda los 12 m de altura, posee látex y en la corteza unos singulares
aguijones cuando el árbol es joven; el loro negro o peteribí (Cordia
trichotoma), abundante en el área prospectada; el cedro misionero o ihgarí (Cedrela fissilis), originario de América tropical y
subtropical, cuyo nombre común de cedro le viene por la fragancia de la madera
que es muy similar al cedro del viejo mundo; el lapacho negro o tayí-hú (Tabebuia heptaphylla), prácticamente de
madera imputrescible (aún subsisten en las ruinas de San Ignacio las vigas
empleadas por los Jusuitas)(López y Cámara, op. cit.); la grapia (Apuleia leiocarpa) de gran porte que
puede superar los 40 metros de altura y el diámetro del tronco 60 a 70
centímetros, con la corteza de color gris claro y escamosa; el canela de venado (Helietta apiculata), escaso en el
Parque prospectado; la palmera pindó (Arecastrum romanzoffiana) una grácil
palmera con elevados estípites y hojas pinadas, cuyos frutos son alimento
preferido por muchas especies animales, y el higuerón (Ficus sp.) una particular especie, con
características de enredadera pero su porte es arbóreo, que crece enroscándose
literalmente sobre otras especies y termina por matarlas , entre muchas especies más.
En el estrato de los
emergentes se destaca en el área el palo rosa (Aspidosperma polyneuron), especie declarada Monumento Natural
Provincial, del que se conocieron en Brasil ejemplares que alcanzan los 50
metros de altura.
Las especies de árboles más
conspicuas que se observan en el dosel del Parque Puerto Península son el ñapindá o cincho (Sorocea bonplandii) ; aguay o agua-í (Chrysophyllum gonocarpun), de fruto
comestible previa cocción ;
la cancharana (Cabralea canjerana) ; el carayá bola (Guarea pohlii); el palmito (Euterpe edulis), legalmente protegido en
Misiones, es una muy bonita palmera de tronco o estípite de muy poco grosor que
se eleva hasta más de 20 metros y está confinada su distribución en la
Argentina, el extremo norte de la provincia de misiones y es muy buscada por
furtivos por el gran valor del cogollo, que una vez quitado de la planta esta
muere ; el yaguá pindá (Pisonea aculeata), es una enredadera apoyante que puede
formar un tronco de hasta de 10 cm. de diámetro; y otras especies.
En los terrenos desmontados o
capueras son abundantes el fumo
bravo (Solanum garnulosoteprosum), la
caña tacuarembó (Chasquea ramossisima),
el palo pólvora (Trema micrantha) y
el loro blanco (Bastardiopsis densiflora) como especies predominantes.
En este Parque se descubrió
una especie que no se había visto antes en territorio argentino: el urunday-pará
(Astronium fraxinifolium)(Chebez,
2006).
Pasando al estrato intermedio
llaman la atención los helechos arborescentes, típicos de regiones tropicales. Debajo
de los tres estratos compuestos mayormente por árboles de distintos tamaños, se
encuentra lo que se conoce como el sotobosque
o estrato arbustivo, donde la luz escasea y se desarrollan gran variedad
de arbustos, cañas, renovales de árboles, siendo todas plantas de tipo
umbrófilo, cuya cantidad de
especies hace muy difícil una enumeración detallada. Sólo a título de ejemplo
se pueden mencionar algunas especies muy conspicuas como Pharus glaber, Loira latofolia y el helecho de
extraña forma Adiantopsis radiata.
En el ambiente selvático hay que hacer mención
de la flora que más propicia la
intricada malla vegetal: las epífitas – plantas que usan de soporte las ramas de otras-, enredaderas y lianas que trepan por los
árboles, muchas veces perjudicando al hospedador, enlazando ramas de árboles,
de arbustos, de hierbas y de otras trepadores y así crean ese ambiente de verdor tan particular.
Tal vez merezcan un apartado especial por la riqueza que representa su
variedad las Bromeliáceas, grupo que incluye a unas 2.000 especies exclusivas
de América, de las cuales muchas son epífitas y un gran número de ellas se las
conoce como caraguatáes, presentando gran variedad en la forma y tamaño de sus
hojas como en sus flores y en la
misma condición, por su diversidad y la belleza de sus flores. También merecen
una referencia especial las orquídeas, de las cuales se citan para Argentina algo más de 250 especies, de
las que se censaron sólo para el Parque Nacional Iguazú 85 especies; lo que
muestra que un altísimo porcentaje del total mencionado para el país está en
Misiones.
Especies de flora misionera con
estatus comprometido
NOMBRE COMUN
|
NOMBRE CIENTIFICO
|
CATEGORIA
|
Orquídea
|
Oncidium jonessianum
|
EP
|
Palmito
|
Euterpe edulis
|
EP
|
Palo rosa
|
Aspidosperma polyneuron
|
EP
|
Pino
Paraná
|
Araucaria
angustifolia
|
EP
|
Cedro misionero
|
Cederla fissilis
|
EP
|
Helecho arborescente
|
Sp. varias
|
EP
|
Marmelero negro
|
Guazuma ulmifolia
|
s/d
|
Especies vegetales que han sido declaradas Monumentos Naturales por la
provincia de Misiones:
- el palo rosa, ibirá-ró.mí o peroba (Aspidosperma polyneuron), declarado por la Ley Nº 2380
de 1986.
- el pino paraná o pino misionero (Araucaria angustifolia), también
asignado con este rango por la Ley Nº 2380.
A su vez están protegidas legalmente las
siguientes especies vegetales:
- las palmeras llamadas “pindocito” (Allagoptera campestris – Diplothemium
campestre y Allagoptera arenaria) que forman parte de la flora
nativa de Misiones, por Decreto Nº 2.914 de 1992, se prohíbe su
comercialización bajo cualquier forma y su cosecha, tala o aprovechamiento.
- árbol de la yerba mate (Ilex
paraguariensis) por Decreto Nº 1206 de año 1992, también se prohíbe su
comercialización, aprovechamiento de sus hojas y tala en estado silvestre.
- hay cinco especies actualmente identificables
de helechos arborescentes o gigantes (chachíes) que pueblan la selva misionera: Alsophila atrovirens Alsophila
plagiopteris, Alsophila procera, Hemitolis sp., Dicksonia sellowiana, los
que mediante el Decreto Nº 686 del año 1992, están amparados y se prohíbe su
comercialización, usufructo o destrucción.
- y el Decreto Nº 557 del año 1992, también
prohíbe la comercialización y el usufructo o destrucción de los ejemplares de
palmito (Euterpe edulis), especie muy
buscada como alimento y sus depredadores son tantos o más que los cazadores e incluso, presuntamente, han protagonizado hechos violentos.
Investigación y Textos: Gabriel O. Rodriguez
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