Antártida

Antártida Argentina
 

Los Cetáceos

Unas quince especies de Cetáceos se han registrado hacia el sur del paralelo de 60† de latitud S.

Ballenas con barbas (Misticetos)
Son siete las especies de misticetos que llegan hasta las aguas antárticas: la ballena Minke, la Azul, la Pigmea Azul, la Fin, la Sei, La Jorobada, y la Ballena Franca Austral.

Existen poblaciones de casi todas ellas en ambos hemisferios, aunque no se cruzan entre sí.
Antes de la llegada del invierno, migran a menor latitud en busca de aguas y se aparean. Hacia el norte de la Convergencia Antártica la comida disponible puede ser escasa y deben utilizar grasas de reserva como parte de su fuente energética.

El verano siguiente retornan a las aguas antárticas. Al distribuirse a diferentes latitudes según las especies y sin formar grandes grupos, la competencia por krill u otros recursos, como los copépodos, no sería importante. Así por ejemplo, la ballena Franca Austral y la ballena Sei, son poco frecuentes hacia el sur de la Convergencia Antártica. La Franca tiene las barbas más finas y elaboradas, y por medio de ellas puede retener en su filtración organismos más pequeños que el krill, en especial copépodos. Característica similar presenta la Sei, en especial en la etapa juvenil.

La Ballena Azul muestra diferencias en su migración según sexo y la edad de los individuos. Llegada la primavera, las hembras preñadas son las primeras en desplazarse hacia las aguas antárticas. Siguen en la migración los machos maduros, luego los inmaduros de ambos sexos y por último las hembras que han dado a luz, y sus crías.

Se internan hasta el pack y aun mas allá, al igual que la Minke, pero esta última es la única que en ocasiones pasa el invierno en aguas antárticas. La ballenas Fin y la Jorobada prefieren las aguas en torno a la Península Antártica, siendo la Jorobada la especie más costera.

La Ballena Minke
La Minke es la ballena que más abunda en las aguas australes y, con nueve metros de longitud, es la más pequeña entre los Misticetos antárticos. El macho copula a la hembra poco después de la parición, llegando así a tener una cría por año, a diferencia de las demás ballenas que dan a luz una cría cada dos años.

La Ballena Azul
Con ejemplares de hasta 30 metros de largo y más de 100 toneladas de peso, la Ballena Azul es el ser viviente más grande que jamás existió en el planeta. Tragan grandes volúmenes de krill y agua con la ayuda de la presión de la gran lengua. Llegan a comer hasta 3 o 4 % de su peso por día, un equivalente de entre 3 a 4 toneladas de krill para una ballena de 100 t. Con peso medio de un gramo por individuo ingerido, esto representa unos tres a cuatro millones de individuos de krill diarios.

Las crías de la Ballena Azul miden entre siete y ocho metros al nacer, y pesan cerca de tres toneladas. Tras una lactancia de unos siete meses llegan a los 16 m 'de largo y 23 t de peso, con un promedio de 80 kg de incremento diario. Para que sea posible, la hembra produce unos 130 kg de leche por día, a costa de perder poco menos de la mitad de su peso en el período de lactancia.

La Ballena Fin
La Ballena Fin tiene el segundo lugar en la categoría de los pesados, con un tamaño máximo de hasta 26 metros y entre 80 y 90 toneladas de peso.
Tras once meses de gestación, las crías de poco más de 6 m nacen en las áreas de invierno. Ganarán unos 50 kg diarios hasta el destete.

La Ballena Jorobada
La Ballena Jorobada llega a superar los 15 metros de longitud y pesa entre 60 y 70 toneladas. Sus grandes aletas pectorales la hacen inconfundible. Desde sus zonas de reproducción en latitudes subtropicales, migran hacia el sur por ambos márgenes de Sudamérica, hasta aguas entorno a la Península Antártica. El mar de Bellingshausen es una de sus principales zonas de alimentación. Come casi exclusivamente krill, ingiriendo unas dos toneladas diarias. En el Hemisferio Norte, en cambio, los peces dominan en su dieta.
Prefiere aguas costeras, sobre zonas de plataformas de alimentación como para sus ruta migratorias.

Cetáceos con dientes (odontocetos)
Las poblaciones antárticas de Cetáceos con dientes (odontocetos) son más escasas que las ballenas con barbas. Por un lado, mantener el metabolismo en las frías aguas antárticas implica un alto gasto de energía, a pesar del buen aislamiento que da la capa de grasa. Al no ser el abundante krill su fuente de alimento, encontrar sustento implica mayor inversión.
El Delfín de Frente Plana, de hasta 8 m de longitud, es el único odontoceto en que el krill representa más de la mitad de su dieta, en aguas antárticas.

La mayoría de los odontocetos son especialmente sociales, y viajan y comen en grupos bien definidos. El Cachalote y la Orca son dos buenos ejemplos adaptados a las frías aguas. En ambos casos, el macho es de mayor tamaño que la hembra, y esto se relaciona con su reproducción (poliginia).

El Cachalote
Los machos miden entre 15 y 16 metros (hay ejemplares de hasta 18 m), mientras que las hembras alcanzan los 12 m de longitud. La mandíbula inferior tiene dientes, aunque sin función en la alimentación, sino tal vez en agresión entre machos por las hembras. Cada macho copula a varias hembras y la gestación se prolonga 14,5 meses. Siguen dos años de lactancia, y varios meses de recuperación hasta la siguiente ovulación. Por tanto, la hembra madura llega a tener una cría cada cuatro o cinco años.

Sólo los machos migran a las aguas antárticas, donde se alimentan. Comen calamares a profundidades de hasta más de 1000 m, donde la emisión de luz de los órganos bioluminiscentes de sus presas les ayudarían a detectarlas. Se ha sugerido que las ondas sonoras de gran intensidad que pueden generar los cachalotes tendrían un efecto inmovilizador o debilitante sobre calamares y peces.

La Orca
Habita todos los mares del mundo, desde el Artico al Antártico. En aguas antárticas son frecuentes y mayoría se desplazaría hacia el norte con la llegada del invierno. Se comprobó en estudios en el Pacífico Norte, que forman dos tipos de agrupaciones con comportamientos y dietas diferentes. Hay grupos reducidos que nadan cerca de la costa, y tienen en mamíferos marinos sus presas dominantes. Una hembra al menos y su descendencia directa integran cada grupo. Los machos usualmente dejan a su madre al madurar y viajan solos o con otros grupos costeros. Se desplazan en silencio y tras atrapar una presa suelen vocalizar.
Por otra parte se forman grupos más numerosos, y se especializan en comer peces. Por lo menos hay una hembra con su decendencia, y hasta tres a cuatro generaciones pueden llegar a compartir un mismo grupo. Mantienen cohesión con la ayuda de vocalizaciones.

En la Antártida, también se darían estas diferencias. Hay grupos numerosos que nadan cerca del borde del campo de hielo y tienen en peces su dieta dominante; grupos de menor tamaño son más costeros, y predan con preferencia sobre focas y lobos de dos pelos, pero también aves, como pingüinos. Incluso llegan a desalojar a sus presas de pequeños témpanos flotantes. Sea levantando el bloque de hielo o pasando muy cerca para provocar la caída de la presa con el oleaje que ocasionan.Libro: Antártida. Las Leyes entre las Costas y el Mar

Textos: Santiago de la Vega - Antártida, Las Leyes entre las Costas y el Mar -
Serie: Explorando nuestra naturaleza, Contacto Silvestre Ediciones, 2000
Fotos: Santiago de la Vega

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