EDICIÓN
PROVISORIA
- EN PROCESO
DE DIAGRAMACIÓN
Reserva Natural Privada
Punta Quiroga
Ubicación
La Reserva
Natural
Punta
Quiroga
está
sobre
el litoral
atlántico
de la
provincia
del Chubut,
en el
noreste
de la
misma.
Al norte
está
limitada
por el
Golfo
San Matías,
al sur
por el
Golfo
San José,
al oeste
con propiedades
privadas
y al este
con la
entrada
al golfo
mencionado
en segundo
término.
Este angosto
paso que
comunica
ambos
golfos
está
formado
por las
Puntas
Quiroga
(oeste)
y Buenos
Aires
(este).
Las coordenadas
donde
se encuadra
la reserva
son:
42°
17’
y 42 14’
de Lat.
S. y 64°
36’
y 64°
28’de
Long. O.
Superficie
La Estancia
Don Francisco
posee
7.366
hectáreas.
Fecha
e Instrumento
Legal
de Creación
El campo
es propiedad
de la
familia
Mendioroz
desde
1896,
siendo
el actual
propietario
un sobrino-nieto
del primer
adquirente
del predio
que, por
entonces,
era de
tenencia
del Estado.
En octubre
de 2003
se realizan
las “Consideraciones
de Manejo”,
normativa
que es
sólo
para reafirmar
el compromiso
del establecimiento
de ajustarse
en sus objetivos a todo
el Plan
de Manejo
del Área
Península
de Valdés.
Relieve
Desde
una mirada
geológica
se puede
decir
que el
territorio
chubutense
está asentado
sobre
el cratógeno
de Patagonia,
que aflora
en algunos
lugares,
y que
fue modelado
por una
serie
de fenómenos
geológicos
de complicada
trama.
Hubo movimientos
epirogénicos
de ascenso
y descenso
con posteriores
avances
y regresiones
marinas
que dejaron
abundante
sedimentación
alternada
con estratos
continentales.
Junto
con la
actividad
volcánica,
a fines
de la
era Secundaria,
se levantó
el plegamiento
de los
Patagónides,
formado
en un
geosinclinal
al oeste
de la
Provincia,
que sería
precursor
del movimiento
más
importante
de la
región:
el plegamiento
andino
del Terciario
que no
sucedió
de la
misma
forma
en toda
la cordillera.
En la
parte
correspondiente
a la provincia
del Chubut -y más
allá
de ese
límite-
se produjeron
fracturas,
elevaciones
y descensos
diferenciados,
dislocamientos,
hundimientos
en cuyas
depresiones,
más
tarde,
se formaron
grandes
masas
de hielo
durante
la glaciación
pleistocénica
que ocupó
gran parte
de la
cordillera
y que
al retirarse
dejó
formados
grandes
lagos.
Estos
procesos
dejaron
configurado
un relieve
típicamente
patagónico:
mesetas
y sierras,
alternadas
con bajos
y cuencas
lacustres
a lo que
habría
que agregar
las escotaduras
de bordes
redondeados
que forman
los golfos
del litoral
atlántico
(Bernades, A.,1982).
A los
fenómenos
tectónicos
se sumaron
como elementos
modeladores
los que
ocacionó
la acción
fluvial -valles
y cañadones-
y eólica
al formar
lo que
se denomina
lagunas
de deflación.
Luego,
sobre
este relieve,
durante
el Terciario,
se extendieron
coladas
de basalto
continuando
el proceso
de avance
y retroceso
marino.
Trataremos
someramente
las grandes
unidades
morfológicas
que dejó
plasmado
en el
relieve
esta serie
de complejos
procesos
geológicos.
En primer
término
corresponde
mencionar
la Cordillera
de los
Andes
que no
forma
una línea
continua,
sino que
incluye
cordones
trasversales
y sierras
bajas.
Estos
cordones
se hallan
separados
por valles
trasversales
que tiene
orientación
este-oeste
donde
se formaron
lagos
glaciarios
y valles
fluviales.
Los cerros
de esta
parte
de la
cordillera
son, en
comparación,
de escasa
altura,
con cumbres
de aristas
y con
nieve
a partir
de los
2.000
metros
sobre
el nivel
del mar.
Los cerros
más
altos
de la
Provincia
del Chubut
son el
Dos Picos
con 2515
m.s.n.m.(el
más
alto),
el Co,
Mineral
con 2014,
el Steffen
con 2108,
el Barros
Arana
con 2289,
el Alto
Nevado
con 2255
y muchísimos
más
cuyas
alturas
oscilan
entre
los 1000
y 2000
metros.
Otra formación
destacable
del relieve
son las
elevaciones
correspondientes
al sistema
Patagónides,
cuya característica
más
destacable
es la
escasa
altura
de los
cerros
que promedian
los 300
metros
sobre
el nivel
del mar.
Se desarrollan
de norte
a sur
y están
separados
de los
Andes
por lo
valles
de los
ríos
Senguer,
Genoa,
Langiñeo
y los
ríos
Chico-Chubut
y aparecen
algunas
elevaciones
en las
mesetas.
Estas
últimas
constituyen
otro elemento
destacable
del relieve
y van
formando
“peldaños”
que ascienden
de este
a oeste
y algunas
tiene
amplias
superficies
planas
-llamadas
pampas-, mientras
que otras
poseen
pequeños
cerros
o lomas.
Por último
vemos
valles
o los
bajos
por los que descienden
los cañadones,
valles
generalmente
secos
que corresponden
a afluentes
temporarios
o a ríos
hoy desaparecidos
(Bernades,
A., 1982).
Los bajos
están
formados
por lagunas,
mayormente
temporarias,
siendo
el Sarmiento
el de
mayor
tamaño
y en él
se formaron
dos grandes
lagos
como lo
son el
Musters
y el Colhué
Huapí.
Las vertientes
de los
principales
ríos
vuelcan
hacia
el Atlántico
donde
termina
una costa
abrupta
que forma
acantilados
de más
de 150
metros
de altura,
alternándose
con sectores
de playa.
La Reserva
Natural
Punta
Quiroga
tiene
sectores
de terreno
ondulado,
con valles
y cañadones
y está
ubicada
en una
zona intermedia
entre
los denominados
cordones
litorales
marinos
y los
acantilados
de ambiente
marino
(Fratto,
2003).
Hidrografía
El sistema
de los
cursos
de agua
es consecuencia
directa
del relieve,
por lo
que la
red hidrográfica
y lacustre
de la
Provincia
del Chubut
se desarrolla
con mayor
importancia
en los
valles
intermontanos
que forjaron
la historia
geológica
del lugar.
Desde
la cordillera
bajan
cursos
de agua
que sólo
reciben
tributarios
en su
tramo
superior
y muchos
finalizan
su desarrollo
en las
zonas
áridas
de la
meseta
patagónica.
En esta
parte
de los
Andes
se da
la paradoja
de que
muchos
ríos
que nacen
al este
de la
misma,
desembocan
en el
Pacífico,
circunstancia
que dificulta
la aplicación
del “divortium
acquarum“
para la
fijación
del límite
con Chile.
Una serie
de lagos
encontramos
en la
cordillera
que de
norte
a sur,
los más
importantes
son: Puelo,
Epuyén,
Cholila, ,Lezama,
Rivadavia,
Menéndez,
Futalaufquen,
Situación,
Laguan
Rosario,
Gral.
Vintter
y La Plata,
entre
muchos
otros
de tamaño
pequeño
en relación
a los
nombrados.
El Futaleufú
es uno
de los
ríos
de mayor
caudal
de la
región
con unos
300 m3.
por segundo.
El sistema
del Carrenleufú,
que nace
en el
Lago Vintter,
corre
de sur
a norte
y luego
de recorrer
territorio
argentino
va a morir
al Pacífico.
Sus avances
hacia
el este
llegan
a zonas
áridas
y se pone
en contacto
con algunos
tributarios
del Atlántico.
Esta cuenca
está
integrada
principalmente
por el
río
Chubut
y sus
tributarios
el Senguer,
que nace
en los
Lagos
La Plata-Fontana,
y el Chico,
que lo
hace del
Lago Colhué
Huapi.
Todos
los ríos
de la
Provincia
tienen
sus caudales
sujetos
al régimen
de lluvias
invernales
y del
deshielo
en primevera.
Chubut
cuenta
con dos
represas:
el embalse
sobre
el río
Futaleufú,
que forma
el espejo
de agua
denominado
Amutui
Quimei
y sobre
el río
Chico-Chubut
que forma
el embalse
Florentino
Ameghino.
El Mar
Es oportuno
señalar
algunas
características
del océano
Atlántico
que afectan
por extensión
a las
aguas
del Golfo
San José.
Las amplitudes
de mareas
presentan
grandes
oscilaciones
tendiendo
a ser
mayores
hacia
el sur,
en la
Provincia
de Santa
Cruz.
En la
zona de
Puerto
Madryn
por ejemplo,
en momento
de sicigia,
la amplitud
llega
a unos
6 metros
aproximadamente
y la salinidad
al 34 %.
La zona
de contacto
entre
el mar
y el continente
se prolonga
por debajo
del nivel
de las
aguas
a los
largo
de una
zona más
o menos
extensa
cuyas
características
están
vinculadas
con el
relieve
sobre
el nivel
marino.
Esta zona,
cuya profundidad
se acerca
a los
200 metros,
es lo
que se
conoce
como plataforma
continental.
La morfología
litoral
y submarina
tiene
un rol
muy importante
en la
determinación
de los
ambientes
marinos,
ya que
ello influye
en la
temperatura,
salinidad
y turbidez
de las
aguas
y en su
cantidad
de nutrientes
que permiten
el desarrollo
de la
vida.
La zona
litoral,
es decir
la que
ocupa
el espacio
donde
transcurre
la bajamar
y la pleamar,
es adecuada
para aquellas
formas
de vida
adaptadas
a vivir
temporariamente
en forma
subacuática.
Por debajo
del nivel
de la
bajamar
se observan
dos zonas
características:
el nerítico
(la parte
que ocupa
la plataforma
continental) y el
oceánico
que juntos
forman
la zona
pelágica,
en cuya
superficie,
o debajo
de esta,
tiene
lugar
el proceso
de la
fotosíntesis.
Mas allá
de esta
zona comienza
el sector
afótico,
es decir,
donde
no llega
la luz.
Clima
La provincia
del Chubut
presenta
dos sectores
climáticos
bien diferenciados
y un tercero
no tan
distinto
al de
la zona
oriental.
Por un
lado tiene
un clima
húmedo
y frío
al oeste
de los
picos
más
elevados
de la
cordillera
y hacia
el oriente
de los
mismos
el clima
es árido
y con
temperaturas
más
elevadas.
El sector
mencionado
en primer
término
está
muy influenciado
por el
Anticiclón
del Pacífico,
que provoca
el choque
de sus
fuertes
vientos
contra
las mayores
elevaciones
que al
ascender
inducen
la formación
de abundantes
precipitaciones
y nevadas,
con registros
que oscilan
entre
los 700
y 2000
mm anuales.
Esto hace
que encontremos
zonas
con bosques
bastante
abundantes
en especies
vegetales
que contrastan
notoriamente
con la
superficie
del resto
de la
Provincia.
Dada la
alta humedad
ambiente
del sector
occidental
las amplitudes
térmicas
son poco
marcadas
y al ascender,
lógicamente,
el frío
aumenta
y hace
que haya
picos
con nieves
eternas.
El panorama
en la
región
extraandina
presenta
una vegetación
esteparia
con precipitaciones
que rondan
los 200
mm anuales
y las
temperaturas
oscilan
entre
medias
anuales
inferiores
a los
8° C
y superiores
a los
10° C
en la
zonas
más
bajas
y próximas
al mar,
que pueden
definir
al clima
como templado
y con
grandes
amplitudes
térmicas
diarias.
El viento
predominante
es el
del oeste -que permanece
en forma
constante-
y la proximidad
marítima
no llega
a modelar
demasiado
el clima
debido
a la altura
de sus
costas
con acantilados
que sobrepasan
los 150
metros.
Un tercer
tipo de
clima
de Chubut
afecta
el ángulo
noreste
de la
provincia
y la Península
Valdés,
con veranos
cálidos
y breves
e inviernos
fríos.
Podría
definírselo
como de
transición
entre
los climas
templados
del centro
del país,
con mayores
precipitaciones
en los
meses
cálidos,
y los
climas
fríos
y con
lluvias
invernales
típicos
de la
patagonia
.
Según
datos
consignados
por Víctor
A, Fratto
(2003),
en la
unidad
de conservación
que se
analiza,
la temperatura
media
anual
es de
10°
C, con
una media
para los
meses
de invierno
de 7° C
y para
los estivales
de 18°
C. La
precipitación
anual
alcanza
los 200
mm. y
los vientos,
casi permanentes,
provienen
mayormente
del oeste.
Flora
De acuerdo
a la clasificación
propuesta
por Burkart,
et al. (1999)
elaborada
para el
Programa
de Desarrollo
Institucional
Ambiental
y la Administración
de Parques
Nacionales, en
la provincia
del Chubut
se sitúan
tres bio-regiones
bastante
bien diferenciadas.
Una angosta
franja
al este
que corre
norte
a sur
ocupa
la bio-región
de los
bosques
patagónicos;
luego
un espacio
semejante
a un rectángulo
que ocupa
menos
de un
cuarto
del territorio
en el
extremo
noreste,
corresponde
a la bio-región
del monte
de llanuras
y mesetas
y el resto
de la
Provincia -un alto
porcentaje
de su
territorio-
se incluye
en la
bio-región
de la estepa
patagónica.
La primera
de las
regiones
mencionadas
está
compuesta
por bosques
con pocas
especies
las que
varían
según
las regiones.
En el
norte
crecen
bosques
de pehuén
o araucaria
(Araucaria
araucana)
que puede
superar
los 40
m de altura
y se sitúan
entre
los 900
y los
1.800
m.s.n.m.
El maitén
(Maytenus
boaria)
y el ciprés
de la
cordillera
(Austrocedrus
chilencis)
ocupan
zonas
más
secas
del norte
y crecen
en la
transición
con la
estepa
patagónica.
En la
parte
más
oriental
de la
cordillera
se desarrollan
los bosques
de cipreses
y de otros
árboles
caducifolios,
y la lenga
(Nothofagus
pumilio)
y el ñire
(Nothofagus
antarctica).
Donde
el clima
es más
húmedo
hace su
aparición
el coihue
(Nothofagus
dombeyi).
En los
lugares
con mucha
humedad
crece
el alerce
(Fitzroya
cupressoides)
y en muchos
lugares
estos
árboles
están
acompañados
por gran
cantidad
de arbustos,
enredaderas,
líquenes
y musgos
que le
otorgan
un verdadero
aspecto
selvático.
La zona
que ocupa
la bio-región
de la estepa
patagónica
está
compuesta
por vegetación
que posee
adaptaciones
para sobrevivir
a los fuertes
vientos
y la escasez
de agua.
Estas
consisten
en ser
arbustos
bajos,
con
crecimiento
en forma
de cojines,
hojas
pequeñas
y en general
estructuras
que hacen
más
soportable
el intensivo
viento
que azota toda
la patagonia
en general.
Así
vemos
al neneo
(Mulinum
spinosus), arbusto
común
es la
estepa,
con hojas
muy pequeñas,
lo mismo
que el
coirón
(Stipa
sp. o
Festuca
sp.),
nombre
que se
le da
a varias
especies
de gramíneas
que tienen
en común
la característica
de desarrollarse
en matas
bajas,
muy juntas
entre
si, mayormente
con hojas
enrolladas
y provistas
de puntas
agudas.
En la
Provincia
del Chubut
predomina
una vegetación
muy rala
y baja,
con grandes
superficies
de suelo
desnudo.
Las vegas
o mallines,
esas depresiones
que conservan
siempre
un poco
de agua,
se ven
siempre
verdes
con hierbas
de distintas
especies
denominadas
comúnmente
junquillos.
Decíamos
que una
superficie
en forma
de rectángulo
ubicada
al
nordeste
de la
Provincia,
es clasificada
como eco-región
del monte.
La vegetación
de esta
región
está caracterizada
por la
presencia
de las
jarillas
de varias
especies
(Larrea
divaricata,
Larrea
ameghinoi,
Larrea
nitida)
como uno
de los
componentes
más
conspicuos
dentro
del estrato
arbustivo.
A estas
las suelen
acompañar
especies
como la
chilladora
(Chuquiraga
hystrix),
el quilembay
o quilimbay
(Chuquiraga
avellanedae),
el caballo
del diablo,
barba
de chivo
o manca
caballo,
entre
otros
nombres
que se
le asignan
(Prosopidastrum
globosum), el
yaollín
o yoahín
(Lycium
chilense),
el piquillín
(Condalia
microphylla),
la llamada
en algunos
lugares
monte
negro
(Bougainvillea
spinosa)
y el alpataco
(Prosopis
alpataco).
También
algunas
gramíneas
similares
a las
que aparecen
en la
zona esteparia
como los
denominados
coirones
.
La zona
que ocupa
la Reserva
Punta
Quiroga
pertenece
a la eco-región
del Monte
que de
distribuye
por los
distintos
accidentes
de la
unidad
de conservación,
a excepción
de aquellos
más
expuestos
al viento
en donde
apenas
crece
una flora
muy rala
y herbácea.
En las
zonas
de arbustales
predominan
las jarillas
(Larrea
spp.)
y las
conspicuas
chilladora
(Chuquiraga
hystrix),
el quilimbay
(Chuquiraga
avellanedae),
el yaollín
(Lycium
chilense)
y el piquillín
(Condalia
microphylla).
El alpataco
(Prosopis
alpataco)
y otro
arbusto
muy común
que crece
en forma
achaparrada
como ocurre
con casi
de todas
las especies
de porte
mediano
en más.
Fauna
La Provincia
del Chubut
posee
verdaderos
relictos
de fauna
vertebrada,
especialmente
en lo
que se
refiere
a la fauna
costera.
Numerosas
colonias
de lobos
marinos
de un
pelo (Otaria
flavescens),
del de
dos pelos
(Arctocephalus
australis) y la más
importante
de elefantes
marinos
(Mirounga
leonina),
siendo,
estas
especies,
residentes
permanentes
de las
costas
chubutenses.
Hay otros
pinnípedos
cuya presencia
ocasional
como el
leopardo
marino
(Hydrurga
leptonyx),
la foca
cangrejera
(Lobodon
carcinophagus),
la foca
de Weddel
(Leptonychotes
weddelii),
algunas
de estas
especies
tienen
distribución
cosmopolita
y otras
son de
regiones
más
meridionales,
Antártida
por ejemplo,
y circunstancialmente
puede
producirse
algún
avistaje
de las
mismas.
Del grupo
de las
ballenas
se destaca
significativamente
la presencia
en un
período
del año
-los
machos,
las hembras
lo hacen
cada tres-
de la
ballena
franca
austral
(Eubalaena
australis).
En el
año
1984 se
sanciona
la Ley
Nacional
N°
23.094
por la
cual se
declara
a la mencionada
especie
Monumento
Natural,
con los
que se
garantiza
su protección
absoluta,
sólo
permitiéndose
visitas
explicativas
o la investigación
científica.
De la
misma
forma
que ocurría
con los
pinnípedos,
en las
ballenas
también
encontramos
especies
conspicuas
como la
ballena
franca
austral
y otras
que pueden
ocasionalmente
acercarse
a las
costas
chubutenses.
Ellas
son:
la ballena
Bryde
(Balaenoptera
edeni),
la ballena
minke
(Balaenoptera
acutorostrata),
la ballena
azul (Balaenoptera
musculus)
el mamífero
más
grande
entre
los sobrevivientes,
el rorcual
común
(Balaenoptera
physalus)
y la ballena
jorobada
(Megaptera
novaengliae),
estando
las tres
últimas
especies
nombradas
con estatus
de Vulnerables,
según
la UICN (1996).
La ballena
franca
pigmea
(Caparea
marginata)
es de
muy rara
aparición
y está
incluida
en el
anexo
8, tabla
2, del
Plan de
Manejo
del Sistema
Península
de Valdés,
elaborado
por las
autoridades
provinciales
del área
específica.
En este
listado,
dentro
de Orden
Cetácea,
se mencionan
cinco
familias
más,
con un
total
de 22
especies,
cuya probabilidad
de acercarse
a las
costas
patagónicas
es remota
(orcas,
delfines,
toninas
zifios,
marsopas
y cachalotes).
Hay una
pequeña
población
de orcas
(Orcinus
orca)
que se
la observaba
desde
las costas
del sur
de la
provincia
de Buenos
Aires
hasta
el norte
de Chubut,
dato que
no se
ha podido
confirmar
si persiste
hasta
el presente.
La lista
de mamíferos
continúa
con especies
de hábitos
continentales,
entre
las que
son más
numerosos
los roedores.
Sólo
se hará
mención
de las
especies
más
conspicuas
o por
el contrario,
cuyas
poblaciones
son escasas
u ostentan
algún
grado
de amenza
como ocurre
con la
comadrejita
patagónica
(Lestodelphis
halli),
el moloso
gris de
orejas
anchas
(Tadarida
brasiliensis), el zorrino
patagónico
(Conepatus
humboldtii),
la mara
(Dolichotis
patagonum) -Vulnerable-,
el guanaco
(Lama
guanicoe),
considerado
Potencialmente
vulnerable
(Canevari
y Balboa,
2003).
No amezadas
están,
entre
otras,
el gato
del pajonal
(Lynchailurus
pajeros) -Vulnerable-,
el gato
montés
común
(Oncifelis
geoffroyi),
el puma
(Puma
concolor)
, el zorro
colorado
o zorro
patagónico
(Lycalopex
culpaeus),
el zorro
gris (Dusicyon
gymnocercus)
y el hurón
menor
(Galictis
cuja).
Especies
más
típicas
de la
zona del
bosque
andino
son el
gato huiña
(Oncifelis
guigna),
el huillín
(Lontra
provocax)
cuyo estatus
nacional
lo considera
En peligro,
la rata-topo
valdiviana
(Geoxus
valdivianus),
el murciélago
patagónico
(Myotis
chiloensis),
el pudú
(Pudu
puda)
considerado
Vulnerable
en el
ámbito
nacional
y el huemul
(Hippocamelus
bisulcus),
con estatus
nacional
de Amenazado
y es otra
especie
declarada
Monumento
Natural,
el monito
del monte
o kongoy
(Dromiciops
australis),
y algunas
especies
más
que habitan
algunas
en la
Selva
Valdiviana,
como la
denominan
en buena
parte
de su
extensión,
o en la
región
esteparia.
La aves
se constituyen
en el
segundo
atractivo,
detrás
de la
ballena
franca,
y especialmente
los pingüinos
de Magallanes
(Spheniscus
magellanicus)
con colonias
que son
muy numerosas.
Accidentalmente
pueden
arrimarse
a las
costas
marinas
de Chubut
el pingüino
rey (Aptenodytes
patagonicus),
el pingüino
de penacho
amarillo
(Eudytes
chrysocome)
y el pingüino
de pico
rojo (Pygoscelis
papua).
Las especies
que se
enuncian
a continuación
fueron
extraídas
del anexo
7, tabla
1, de
mencionado
Plan de
Manejo,
y sólo
se hará
mención
de algunas
especies
que en
dicho
trabajo
figuren
como residentes
en la
región.
En esta
situación
se encuentran,
entre
otras,
el macá
grande
(Podiceps
major),
el macá
plateado
(Podiceps
occipitalis)
el cormorán
roquero
(Phalacrocorax
magellanicus),
el cormorán
imperial
(Phalacrocorax
atriceps),
once especies
de patos
son residentes
permanentes
como el
pato crestón
(Lophonetta
specularioides),
pato cuchara
(Anas
platelea),
pato zambullidor
chico
(Oxyura
vittata).
De las
familias
Laridae y Sternidae,
nidifican
en la
Provincia
la gaviota
cocinera
(Larus
dominicanus),
gaviota
capucho
de café
(Larus
maculipenis),
gaviotín
golondrina
grande
(Sterna
hirundinacea)
y el gaviotín
real (Sterna
maxima).
Entre
las rapaces
se citan
como habituales
al águila
mora (Geranoaetus
melanoleucus),
el gavilán
ceniciento
(Circus
cinereus),
el aguilucho
cabeza
negra
(Buteo
albicaudatus),
el halcón
peregrino
(Falco
peregrinus)
y entre
los chorlos
que, muchos
son migradores
desde
el hemisferio
norte,
encontramos
al chorlo
pampa
(Pluvialis
dominica),
chorlito
vuelve
piedras
(Arenaria
interpres),
chorlito
de doble
collar
(Charadrius
falklandicus),
el chorlito
semipalmado
(Charadrius
semipalmatus),
el chorlo
trinador
(Numenius
phaeopus),
el chorlito
unicolor
(Calidris
bairdii),
el chorlito
enano
(Calidris
pusilla)
y el de
patas
amarillas
(Tringa
flavipes),
entre
varias
especies
más.
La presencia
de tantos
Charadriformes
en distintas
zonas
de Chubut,
con mayor
énfasis
en la
Península
de Valdés,
hace de
la misma
un sitio
excepcionalmente
valioso
desde
el punto
de vista
ornitológico
y para
la conservación
en general.
El orden
de los
Passeriformes
no es
menos
numeroso,
presentando,
como los
No Passeriformes,
especies
que son
típicas
de la
zona de
la Selva
Andino-patagónica,
de la
zona esteparia
y de las
costas
marítimas.
El carpintero
araucano
(Picoides
lignarius),
el carpinatero
patagónico
(Campephilus
magellanicus),
la remolinea
araucana
(Cinclodes
patagonicus),
el rayadito
(Aphrastura
spinicauda),
el chucao
(Scelorchilus
rubecula),
el siete
colores
patagónico
(Phrygilus
patagonicus),
el zorzal
patagónico
(Turdus
falklandii),
la cachaña
(Enicoghnatus
ferrugineus)
son algunas
de las
muchas
especies
que habitan
la selva
surandina.
Saliendo
de este
ámbito
y entrando
en la
estepa
son conspicuos
el gaucho
parde
(Agriornis
murina),
el choique
o ñandú
petiso
(Pterocnemia
pennata)
y la martineta
común
(Eudromia
elegans),
la dormilona
común
(Muscisaxicola
macloviana),
el canastero
de garganta
negra
(Thripophaga
patagonica),
la monjita
castaña
(Neoxolmis
rufiventris),
el torito
pico negro
(Anairetes
parulus),
la diuca
común
(Diuca
diuca),
el cabecita
negra
de corbata
(Spinus
barbatos o Carduelis
barbatos según
otros autores),
el pecho
colorado
grande
(Sturnella
loyca)
y el yal
amarillo
(Phrygilus
carbonarus),
entre
una gran
cantidad
de otras
especies.
Entre
la batracofauna
se destaca
el sapo
andino
(Bufo
spinolosus),
la no
hace mucho
descubierta
por la
ciencia
rana gárgola
(Alsodes
gargola),
la ranita
de Darwin
(Rhinoderma
darwini),
la rana
verde
austral
(Hylorina
sylvatica),
el sapito
cuatro
ojos (Pleurodema
thaud),
el sapo
del bosque
(Bufo
variegatus).
Luego
hay batracios
más
adaptados
a la vida
de la
estepa
como la ranita
(Telmatobius
reverberii),
una vistosa
rana de
piel moteada,
y la rana
(Telmatobius
somuncurensis)
, que
como su
nombre
específico
lo indica
habita
la meseta
de Somuncurá
(Erize,
1993).
Si bien
los ofidios
son escasos,
resultan
comunes
las lagartijas
diurnas
de la
familia
Iguánidos,
como las
de los
géneros
Liolaemus, Diplolaemus y Vilcunia.
Para referirnos
a la fauna
de la
Reserva
Natural
Punta
Quiroga
se tomarán
los datos
aportados
en el
trabajo
“Reserva
Natural
Punta
Quiroga.
Ea. Don
Francisco”
de Fratto
(2003).
El mencionado
autor
efectúa
listados
separados
de mamíferos
terrestres,
mamíferos
marinos,
aves no
costeras
o marinas,
aves costeras
y marinas
y de reptiles.
En cada
una de
ellas
hace referencia
a su probabilidad
de ser
observada
indicado
las residentes -aquellas
que asiduamente
frecuentan
el predio-
, ocacionales -que son
especies
que tienen
distribución
indicada
para la
región
pero su
aparición
es eventual-
, y por
último
señala
como raras
a la fauna
que su
distribución
puede
estar
indicada
o no para
el área
pero su
avistamiento
es de
muy baja
frecuencia.
La fauna
que se
encuentra
en esta
última
circunstancia
no se
la mencionará
dado que
se hace
referencia
a ella
en el
tratamiento
general
de la
fauna
de toda
la Provincia.
Comenzando
por los
reptiles,
están
presentes: la yarará
ñata
(Bothrops
ammodytoides),
culebra
verde
(Philodryas
patagoniensis),
culebra
de Burmeister
(Philodryas
burmeisterii),
la lagartija
verde
(Liolaemus
melanops) y el
matuasto
(Leiosaurus
bellii).
Entre
las aves
no costeras
ni marinas
se mencionan
34 especies
sin asignarles
la categoría
de raras
. Entre
estas
se nombra
al águila
mora (Geranoaetus
melanoleucus),
el jote
de cabeza
roja (Cathartes
aura),
el aguilucho
común
(Buteo
polyosoma),
el halcón
plomizo
(Falco
femoralis),
el chimango
(Milvago
chimango).
Entre
los passeriformes
se destacan
la monjita
coronada
(Xolmis
coronata),
la monjita
castaña
(Neoxolmis
rubetra),
la golondrina
patagónica
(Tachycineta
leucopyga),
golondrina
barranquera
(Notiochelidon
cyanoleuca),
la agachona
chica
(Thinocorus
rumicivorus),
el músico
(Molothrus
badius),
el chingolo
(Zonotrichia
capensis),
el yal
austral
(Melanodera
melanodera),
aunque
su distribución
según
Narosky
e Izurieta
(2003)
no llegaría
a este
sitio,
el jilguero
austral
(Sicalis
lebruni)
exclusivo
de la
patagonia,
la loica
común
(Sturnella
loyca)
y la calandria
mora (Mimus
patagonicus),
entre
varias
especies
más.
Del grupo
que calificamos
como aves
costeras
y marinas,
en el
trabajo
aludido
de hace
mención
a 19
especies,
ninguna
señalada
como rara.
Es importante
nombrar
algunas
migratorias
como la
paloma
antártica
(Chionis
alba),
el chorlito
doble
collar
(Charadrius
falklandicus),
que migra
dentro
del extremo
austral
de sudamérica,
y otras
de hábitat
casi exclusivamente
marino
como el
petrel
gigante
(Macronectes
giganteus)
y el albatros
ceja negra
(Diomedea
melonophrys),
y varias
especies
de patos,
garzas,
gaviotas,
gaviotines
y ostreros.
Los mamíferos
terrestres
que más
se observan
en la
reserva
prospectada
hay que
nombrar
al guanaco
(Lama
guanicoe),
la mara
(Dolichotis
patagonum),
el piche
patagónico
(Zaedyus
pichiy),
el peludo
(Chaetophractus
villosus),
el gato
de pajonal
(Oncifelis
colocolo),
el gato
montés
común
(Oncifelis
geoffroyi)
los dos
últimos
integran
el Apéndice
I de la
CITES,
el puma
(Puma
concolor),
el zorrino
patagónico
(Conepatus
humboldtii),
el zorro
gris (Pseudalopex
griseus),
el cuis
chico
(Microcavia
australis),
el muerciélago
moloso
(Tadarida
brasiliensis)
y el murciélago
orejón
chico
(Histiotus
montanus).
Los mamíferos
marinos
más
o menos
conspicuos
son la
ballena
franca
(Eubalaena
australis),
la orca
(Orcinus
orca),
el lobo
marino
de un
pelo (Otaria
flavescens)
y el elefante
marino
(Mirounga
leonina),
entre
muchos
otros
que pueden
acercarse
ocasionalmente
a las
costas
chubutenses
como las
especies
mencionadas
en la
parte
que se
hace una
reseña
de la
fauna
de toda
la provincia.
Alternativas
Turísticas
La Reserva
Punta
Quiroga
está
estratégicamente
ubicada
en la
entrada
al Golfo
San José,
lugar
desde
donde
se observa
una excelente
vista
panorámica,
viendo
hacia
el sur
el citado
golfo
y hacia
el norte
el Golfo
San Matías,
a lo que
se agregan
los acantilados,
las playas
con rodados
y arena,
y una
variada
fauna,
cosas
que permiten
elaborar
muy interesantes
recorridos
por toda su extensión.
Los circuitos
planificados
por el
establecimiento
son los
"Cañadones
Costeros"
donde
se deja
el vehículo
y se siguen
las indicaciones
de las
carteles
perfectamente
diseñados,
donde
se indica
el tiempo
del recorrido,
el grado
de dificultad
y otros
datos.
“Buceando
el Pasado”,
es el
nombre
asignado
a esta
actividad
porque
se trata
de reconocer
por los
vestigios
dejados
por la
naturaleza
-formaciones
geológicas
y fósiles-
una historia
de varios
miles
de años
sumamente
interesante.
También
está
pautado
un recorrido
para reconocer
la fauna,
sea a
través
de la
observación
directa,
o de una
gran cantidad
de evidencias
como sus
rastros,
heces,
nidos
o madrigueras,
indicios
de lugares
de alimento,
restos
de pelos
o plumas
y muchos
otros
detalles
que hábilmente
el conocedor
de estos
pormenores
descubre
con facilidad
para sorpresa
del visitante.
Este recorrido
se efectúa
por caminos
internos
de la
Estancia
Don Francisco,
bajando
del vehículo
en las
oportunidades
que haya
que reconocer
alguno
de estos
indicios.
Otra actividad
programada
son recorridos
en senderos
cercanos
al casco
de la
estancia
para ver, reconocer
y apreciar
los mecanismos
de adaptación
de los
vegetales
del lugar.
También
se programan
visitas
a la lobería
marina
y a un
lugar
donde
se encuentran
restos
de cetáceos
y un delfín
fósil.
Esta actividad
se desarrolla
tanto
en el
golfo
San José
como en
el San
Matías.
Este paseo
esta relacionado
con el
que se
realiza
a la zona
de la
costa
cuando
el mar
está
en bajante
y deja
al descubierto
una zona
realmente
muy rica
en distintas
formas
de fauna
como anémonas,
caracoles,
cangrejos,
babosas
de mar,
estrellas
de mar,
erizos,
algas
y otras
manifestaciones
de vida.
Por último
se ofrece
al turista
un recorrido
de tipo
histórico,
comenzando
por el
casco
de la
estancia,
luego
las ruinas
del antiguo
establecimiento,
muestra
de cómo
funciona
un establecimiento
rural
patagónico
y cómo
lo hacía
mucho
tiempo
atrás.
Los carteles
referidos
a este
circuito
están
en el
propio
casco.
Como puede
valorarse
luego
de esta
sucinta
reseña
de las
actividades
recreativas,
bien vale
la pena
una visita
a la Estancia
Don Francisco,
que obviamente,
deberá
combinarse
con la
multiplicidad
de atractivos
que ofrece
la Península
de Valdés
y la Provincia
en general,
los que
se detallan
seguidamente.
Una geografía
privilegiada,
conformada
por montañas,
bosques
andinos,
lagos,
playas,
costas
acantiladas
y una
gran península
muy peculiar,
hacen
de Chubut
una provincia
sumamente
atractiva
que se
enriquece
aún
más
con una
historia
apasionante,
como lo
fue la
colonización
galesa
y los
restos
paleontológicos
y arqueológicos,
constituidos
como importantes
atractivos
turísticos.
Dos hermosos
Parques
Nacionales
amparan
un sector
relictual
de los
bosques
andinopatagónicos
y sus
majestuosos
lagos;
ubicado
en el
extremo
noroeste
está
Lago Puelo
y un poco
más
al sur
Los Alerces
con paisajes
de ensueño
y muchas
posibilidades
de recorrerlos
en excursiones
lacustres,
por caminos
vehiculares,
a caballo
o simplemente
caminado
por numerosas
sendas
habilitadas
para tal
fin. Ambas
áreas
protegidas
cuentan
con la infraestructura
necesaria
como para
satisfacer
al turista
más
exigente.
La practica
de la
pesca
con mosca
de trucha
arco iris
y salmón
está
permitida
y en andinismo
también
es una
posibilidad,
aunque
más
restringida.Y
en el
Parque
Nacional
Lago Puelo,
gracias
a que
posee
un microclima
cuyas
máximas
de verano
pueden
llegar
a los 35° C
-registrando, el agua,
con esa
temperatura
externa
unos 20°
C- se puede
bañar
en sus
aguas
en el
sector
que justamente
llaman
“La
Playita”.
La localidad
más
importante
próxima
al Parque
Puelo
es El
Bolsón
-16 km-
y Esquel,
a 35 km,
lo es
al Parque
Los Alerces.
Rawson,
la capital
provincial,
ofrece
algunos
puntos
de interés
como el
Museo
Regional
Bon Bosco
y Sarmiento,
de restos
paleontológicos,
elementos
de la
conquista
del desierto
y el Parque
Recreativo
General
San Martín,
sobre
el río
Chubut,
posee
un jardín
zoológico,
acuario,
una casa
de té
típica
de la
zona y
otras
atracciones.
La ciudad
de Trelew
es otra
importante
urbe de
la Provincia
de Chubut
como,
mucho
más
al sur,
lo es
Comodoro
Rivadavia,
con características
de ciudad
más
o menos
grande
y con
varios
museos
interesantes.
La práctica
de las
pesca
deportiva
en la
costa
marítima
es una
posibilidad
que se
puede
concretar
en gran
parte
del territorio
provincial.
En cuanto
a Reservas
Naturales
se refiere,
los chubutenses
supieron
aprovechar
muy bien
este recurso,
creando
varias
áreas
provinciales
donde,
generalmente,
existen
apostaderos
de lobos
marinos,
elefantes
marinos,
pingüineras
con varios
miles
de ejemplares,
la Isla
de los
Pájaros
es una
de las
más
importantes,
donde,
además
de colonias
de pingüinos
de Magallanes,
tienen
asentamiento
varias
especies
más
como cormoranes,
gaviotas,
garzas
brujas
y algunas
especies
de patos.
La Reserva
Punta
Tombo
es la
que concentra
la mayor
población
de pingüinos
estimándose
que superan
holgadamente
el millón
de ejemplares.
Puerto
Madryn,
ubicada
en la
costa
del Golfo
Nuevo,
formado
por la
parte
sur de
la Península
de Valdés,
ya famosa
por la
proximidad
al lugar
donde
se produce
el avistaje
de la
ballena
franca
austral.
Este fenómeno
congrega
a cientos
de miles
de turistas
todos
los años
en la
época
propicia,
entre
mayo y
octubre
aproximadamente,
en que
estos
cetáceos
pueden
verse
a corta
distancia
con las
embarcaciones
autorizadas
para tal
fin.
Puerto
Madryn
y Pueto
Pirámides
son dos
lugares
donde
se puede
practicar
buceo
por las
óptimas
condiciones
de las
aguas
del Golfo
Nuevo,
contando
con prestadores
de ese
servicio
con experiencia
y seriedad,
máxime
cuando
se trata
del tan
ansiado
“bautismo
submarino”.
El rafting
es otra
actividad
que puede
desarrollarse
en los
rápidos
del río
Corcovado,
cuyo nivel
de dificultad
tiene
categoría
internacional
3, con
la que
puede
iniciarse
sin inconvenientes
un novato.
Los prestadores
de este
servicio
proveen
de todos
los elementos
necesarios
para la
práctuca de este deporte,
incluyendo
la vestimenta.
La temporada
de rafting
comienza
en noviembre,
cuando
el río
aumenta
su caudal
por los
deshielos,
y finaliza
en marzo.
El esquí
tiene
su lugar
predilecto
en el
Centro
de Actividades
de Montaña
La Hoya,
un complejo
invernal
ubicado
muy cerca
de la
ciudad
de Esquel.
La infraestructura
moderna
con que
cuenta
este centro
de esquí lo convierte
en uno
de los
mejores
de Argentina.
Una de
las curiosidades
que provoca
más
interés
a los
visitantes
es el
famoso
tren “La
Trochita”,
llamado
así
por sus
escasos
75 centímetros
entre
ambas
vías
y que
se considera
el único
en el
mundo
de estas
características
que aún
funciona;
hoy con
fines
turísticos
exclusivamente.
Parte
de Esquel
y termina
el recorrido
en la
localidad
de El
Maitén,
aunque
se puede
optar
por recorridos
más
breves.
El área
natural
que tratamos
-Reserva
Natural
Península
de Valdés-
es la
más
importante
de todo
el “Corredor
de la
Costa”
por su
gran biodiversidad
y su enorme
extensión,
unas 400.000
hectáreas
aproximadamente.
Fue declarada
Patrimonio
de la
Humanidad
por la
UNESCO.
Dentro
de esta
gran superficie
se encuentran
otras
áreas
protegidas
para diferentes
especies
de mamíferos
o aves
marinos.
Los lugares
más
destacados
donde
puede
observarse
fauna
con suficiente
cercanía
y, provistos
de un
buen teleobjetivo,
también
llevarnos
el recuerdo
a través
de una
buena
fotografía
son:
Punta
Pirámides
con una
gran lobería,
Caleta
Valdés
que concentra
una población
de elefantes
marinos
y la posibilidad
de ver
alguna
orca,
Punta
Norte
-a 90 kilómetros
de Puerto
Pirámides-
es un
lugar
donde
se concentran
lobos
y elefantes
marinos,
Isla de
los Pájaros
es un
sitio
donde
se agrupan
para nidificar
diez especies
de aves.
En la
parte
central
de la
península
también
pueden
observarse
variada
fauna
como guanacos,
choiques,
zorros
y maras
por sólo
nombrar
las especies más
comunes.
Resumiendo,
las oportunidades
que brinda
Península
de Valdés
para tomar
contacto
con la
naturaleza
son casi
exclusivas,
al menos
en lo
referido
a fauna
marina.
Recursos
Culturales
Tal vez,
el principal
recurso
cultural
de una
región
lo constituya
la historia
del asentamiento
humano
en la
misma.
Se ha
escrito
mucha
bibliografía
sobre
los primitivos
habitantes
de la
patagonia,
de uno
al otro
lado de
los Andes,
por lo
que no
resulta
fácil
sintetizar
en pocas
líneas
todo ese
bagaje
cultural
de los
períodos
pre y
posthispánico.
Pero intentaremos
dejar
sentados
algunos
lineamientos
generales.
Las primeras
aldeas
en los
Andes
del sur
se instalaron
entre
los siglos
X y VI
antes
de Cristo
y su estilo
de vida
perduró
por más
de 2.000
años
(Albeck,
2000).
Respecto
a la denominación
de las
distintas
culturas
en necesario
esclarecer
sobre
los nombres
que se
daban
entre
sí
o los
que luego
les asignó
el conquistador
y los
sitios
que ocuparon.
Para ello
seguiremos
lo explicitado
en el
capítulo "Los pueblos
originarios” de la
obra El
gran libro
de la
Patagonia:
Pehuenches: se les
llamó
a los
grupos
habitantes
de los
Andes
entre
los 37°
de Lat.
S y el
Lago Huechulafquen
y zonas
en Ñorquín
y Nahuel
Huapi.
Chiquillanes:
los habitantes
ubicados
al norte
de los
nombrados
en primer
término.
Puelches o Guénaken:
eran los
asentados
entre
los ríos
Negro,
Limay
y Chubut
y la costa
atlántica.
Che-het:
fueron
los aborígenes
de la
costa
marina
del Salado
al Chubut,
formando
con los
anteriores
la nación
de lengua
pampa
conocidos
con Serranos.
Pampas
primitivos:
habitaban
al norte
del río
Negro
(divididos
en taluhet y dihuihet)
Patagones,
Chóneka o Tehulches,
ubicados
al sur
del río
Chubut.
Respecto
al período
más
remoto
de la
vida de
los habitantes
de estas
latitudes
lo que
se conoce
es gracias
al importante
aporte
del estadounidense
Junius
Bird que
recorrió
minuciosamente
la Patagonia
en su
extremo
austral.
Luego
sus estudios
fueron
enriquecidos
por el
trabajo
del matrimonio
francés
Laming-Emperaire,
muy coincidente
en sus
conclusiones
con el
anterior.
Bird realizó
un importante
hallazgo
en el
que había
conjuntamente
restos
de un
grupo
humano,
de megafauna
del Cuaternario,
entre
los que
cabe hacer
mención
de un
tipo de
caballo,
Junto
a estos
restos
había
utensillos
de piedra
y de hueso.
A grandes
rasgos,
se puede
decir
que la
economía
de estos
grupos
era esencialmente
cazadora y nomádica,
y su tecnología,
por lo
tanto,
adaptada
a este
tipo de
vida
(Rex Gonzáles,
1993).
Sólo
unos pocos
siglos
antes
de la
conquista
debió
introducirse
la alfarería,
pero aún
así,
es un
elemento
que no
abunda
demasiado (Rex
González,
1993).
En cuanto
a los
chóneca
que ocuparon
desde
el río
Chubut
hasta
la Provincia
de Tierra
del Fuego,
donde
se vincularon
con los
onas.
Los patagones
o chónecas
formaban
una infinidad
de tribus
nómades,
independientes
unas de
otras,
pero que
constituían
grupos
geográficos
quizás
con designaciones
especiales.
Hay una
enorme
dificultad
en rehacer
el contenido
cultural
de los
chónecas
(Serrano, 2000).
Los testimonios
dejados
por Pigafetta,
tienen
un interés
particular,
por ser
las primeras
crónicas
y porque
los chónecas
aún
no habían
sufrido
influencia
de los
puelches
o guénaken
que habitaban
del río
Chubut
hacia
el norte.
Respecto
de las
viviendas,
dice el
nombrado
cronista,
que consistían
en un
gran toldo
formado
por cueros
de guanaco
cosidos
entre
sí
y colocados
sobre
una serie
de palos
verticales.
Su vestido
era un
manto
rectangular
formado
por pieles
de guanacos
y otros
animales,
presumiblemente
zorros
y maras.
Su estatura
era, muy
probablemente,
la mayor
del resto
de los
aborígenes
del territorio
argentino,
pero no
obstante
ha habido
exageración
en las
apreciaciones
en este
sentido
por parte
de los
conquistadores.
Se sabe
que utilizaban
la boleadora,
aunque
este elemento
lo habrían
heredado
de las
tribus
ubicadas
al norte.
La lengua
de los
patagones
o chónecas
tendría
tres dialectos
y se conocen
muchas
pinturas
rupestres
en el
territorio
por donde
se desplazaban
(Serrano,
2000).
Respecto
a los
guénaken
o puelches,
que como
ya se
señaló,
ocupaban
la parte
septentrional
de la
patagonia
tenían
una economía
basada
esencialmente
en la
caza como
las de
las otras
culturas
que habitaron
la región.
La vivienda
era el
toldo,
tan generalizado
entre
las tribus
pampas,
siendo
diferentes
en su
formato,
dado que
algunos
eran cuadrangulares,
cupuliniformes
o piramidales.
Según
testomonios
de Sánchez
Labrador
en el
siglo
XVIII
ya se
veía
el uso
del cuero
de caballo
en las
tolderías.
Testimonios
de distintas
épocas
coinciden
en que
se pintaban
el cuerpo
y la cara,
y que,
a semejanza
de los
patagones,
su vestimenta
estaba
compuesta
por una
manta
cuadrangular
hecha
con cuero
de guanaco.
Algunas
referencias
históricas
dicen
que las
tribus
del actual
territorio
de la Pcia. de Río
Negro
conocían
la alfarería.
Tomaron
de los
araucanos
la costumbre
de fumar
y hacían
una bebida
fermentada,
pero supuestamente
no conocían
sustancias
narcotizantes.
Araucanización
Los araucanos
-llamados
a si mismos
mapuches-
son el
último
asentamiento
indígena
que se
produce
en territorio
argentino.
Provenientes
de Chile,
su inmigración
ha sido
relativamente
reciente
y ha ocasionado
grandes
cambios
culturales
en los
pueblos
que habitaban
las llanuras
pampeanas,
partes
de las
patagónicas
(noroeste)
y también
un amplio
sector
ocupado
por los
Andes,
teniendo,
aproximadamente,
como límite
sur el
norte
de la
actual
provincia
de Santa
Cruz.
Al pasar
al este
de los
andes
los araucanos
abandonaron
el hábito
del cultivo
y se dedicaron
a la caza,
la recolección
y la
rapiña
(Canals
Frau,
1986).
Sus armas
fueron
las boleadoras,
un especie
de honda
y lanzas
muy largas.
La alfarería
estaba
poco desarrollada
y las
mujeres
practicaban
el tejido.
La lengua
fue la
misma
que se
utilizaba
al oste
de la
cordillera
y es muy
empleada
en la
toponimia
tanto de Argentina
como de
Chile.
Cómo
Llegar
Tomando
como punto
de referencia
la ciudad
de Rawson
se indican
a continuación
los itinerarios
para llegar
a la capital
chubutense.
Desde
las ciudades
ubicadas
más
al sur
sobre
la costa
atlántica
o próximas
a ella
la R.N.
N°
3 es la
más
adecuada
para acercarse
al lugar
propuesto.
La R.N.
N°
25 une
el sector
noroeste
de Chubut
-Esquel, El
Maitén, Leleque, Tecka,
José
de San
Martín,
entre
otras-
con la
ciudad
capital.
Desde
todas
las provincias
litoraleñas
deberán
aproximarse
primero
a la Ciudad
Autónoma
de Buenos
Aires
y desde
ésta
parte
le mencionada
R.N. N° 3,
que nos
lleva
al destino
luego
de recorrer
1.490
km.
Desde
la ciudad
de San
Juan habrá
que pasar
previamente
por la
capital
mendozina
a la que
la comunica
la R.N.
N°
40. De
Mendoza
hay que
tomar
la R.N.
N°
143 hasta
su intersección,
ya en
territorio
pampeano,
con la
R.P. N°
13 hasta
Bahía
Blanca
y luego
seguir
por la
R.N. N° 3,
que se
ha dicho
es camino
obligado
para buena
parte
de los
que provengan
del este
de Argentina.
Desde
las ciudades
de San
Luis,
Córdoba,
La Rioja,
Santiago
del Estero
y otras
localidades
próximas
a las
mismas,
deberán
pasar
previamente
por Santa
Rosa,
la capital
de La
Pampa,
y dirigirse
hacia
el sur
por la
R.N. N° 35
hasta
la ciudad
de Bahía
Blanca
desde
donde
ya se
indicó
cómo arribar
a Rawson.
Para llegar
a la Reserva
Natural
Punta
Quiroga
-Estancia
Don Francisco-,
partiendo
desde
Rawson,
se debe
circular
por la
R.N. N° 3 hacia
el norte
hasta
arribar
a Puerto
Madryn.
De esta
ciudad
se toman
las rutas
provinciales
1 y 2
hasta
la estancia
"El Desempeño",
donde
se prosigue
a través
de caminos
internos
por otras
estancias.
El recorrido
desde
Pto. Madryn
es de
75 kilómetros.
Problemas
de Conservación
En el
Plan de
Manejo
de la
Reserva
Natural
Punta
Quiroga
se siguen
todos
los lineamientos
del “Plan
Mayor”
de Manejo
de la
Gran Área
Protegida
Península
de Valdés,
e incluso
se agregan
algunas
medidas
más restrictivas
como por
ejemplo,
la prohibición
de fumar
en los
circuitos
mientras
se recorran
caminado.
Pueden
señalarse
algunas
falencias
que son
atribuibles
al Área
Península
de Valdés
en su
conjunto.
En primer
término
se señala
la falta
de una
política
general
sobre
los pobladores,
es decir
que involucre
a todos
los organismos
estatales,
organizaciones
no gubernamentales,
establecimientos
privados
y a los
propios
habitantes
del lugar.
También
se marca
la falta
de una
política
definitiva
sobre
la reglamentación
de la
pesca
y la maricultura.
En otro
sentido
se señala
como una
problemática
sin resolución
la falta
de una
autoridad
responsable
única
para toda
la Reserva
Península
de Valdés,
que incluye
varias
sub-unidades
protegidas,
cada una
con su
propia
autoridad
sin sentido
de cohesión
entre
estas. En el
caso particular
del área
protegida
prospectada
se contemplan
muchos
proyectos
que hacen
a la conservación
del área,
algunos
de ellos
en ejecución
y otros
pendientes.
Algunos
de ellos
son:
- Desestimar
permanentemente
la extracción
de leña,
instalando
para ello
fuentes
alternativas
de energía.
- Monitoreo
de la
fauna.
- Actividades
tendientes
a minimizar
el riesgo
de incendio.
- Se prohíbe
el acceso
a las
playas
con vehículos.
- Se apoyan
y propician
estudios
de investigaciones
técnicas
o científicas.
- Prohibición
de remoción
de piezas
arqueológicas
y antropológicas
en toda
la superficie
de la
reserva.
- Y varias
medidas
más,
que harían
muy extensa
esta nómina.
Con lo
cual estamos
en condiciones
de afirmar
que, dentro
de la
categoría
de área
protegida
de usos
múltiples,
la conservación
de Punta
Quiroga
es buena
y seguramente,
a medida
que se
observen
los frutos
de la
explotación
mixta
-es decir
turística
y agropecuaria-
se irán
haciendo
más
rígidas
las medidas
tendientes
a proteger
aquello
que es
un recurso
del cual
obtenemos
rédito.
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