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Punta Quiroga

Reserva Natural Privada - Chubut
 

EDICIÓN PROVISORIA - EN PROCESO DE DIAGRAMACIÓN

Reserva Natural Privada
Punta Quiroga

 

Ubicación

La Reserva Natural Punta Quiroga está sobre el litoral atlántico de la provincia del Chubut, en el noreste de la misma. Al norte está limitada por el Golfo San Matías, al sur por el Golfo San José, al oeste con propiedades privadas y al este con la entrada al golfo mencionado en segundo término. Este angosto paso que comunica ambos golfos está formado por las Puntas Quiroga (oeste) y Buenos Aires (este). Las coordenadas donde se encuadra la reserva son: 42° 17’ y 42 14’ de Lat. S. y 64° 36’ y 64° 28’de Long. O.

 

Superficie

La Estancia Don Francisco posee 7.366 hectáreas.

 

Fecha e Instrumento Legal de Creación

El campo es propiedad de la familia Mendioroz desde 1896, siendo el actual propietario un sobrino-nieto del primer adquirente del predio que, por entonces, era de tenencia del Estado. En octubre de 2003 se realizan las “Consideraciones de Manejo”, normativa que es sólo para reafirmar el compromiso del establecimiento de ajustarse en sus objetivos a todo el Plan de Manejo del Área Península de Valdés.

 

Relieve

Desde una mirada geológica se puede decir que el territorio chubutense está asentado sobre el cratógeno de Patagonia, que aflora en algunos lugares, y que fue modelado por una serie de fenómenos geológicos de complicada trama. Hubo movimientos epirogénicos de ascenso y descenso con posteriores avances y regresiones marinas que dejaron abundante sedimentación alternada con estratos continentales. Junto con la actividad volcánica, a fines de la era Secundaria, se levantó el plegamiento de los Patagónides, formado en un geosinclinal al oeste de la Provincia, que sería precursor del movimiento más importante de la región: el plegamiento andino del Terciario que no sucedió de la misma forma en toda la cordillera. En la parte correspondiente a la provincia del Chubut -y más allá de ese límite- se produjeron fracturas, elevaciones y descensos diferenciados, dislocamientos, hundimientos en cuyas depresiones, más tarde, se formaron grandes masas de hielo durante la glaciación pleistocénica que ocupó gran parte de la cordillera y que al retirarse dejó formados grandes lagos. Estos procesos dejaron configurado un relieve típicamente patagónico: mesetas y sierras, alternadas con bajos y cuencas lacustres a lo que habría que agregar las escotaduras de bordes redondeados que forman los golfos del litoral atlántico (Bernades, A.,1982). A los fenómenos tectónicos se sumaron como elementos modeladores los que ocacionó la acción fluvial -valles y cañadones- y eólica al formar lo que se denomina lagunas de deflación. Luego, sobre este relieve, durante el Terciario, se extendieron coladas de basalto continuando el proceso de avance y retroceso marino. Trataremos someramente las grandes unidades morfológicas que dejó plasmado en el relieve esta serie de complejos procesos geológicos. En primer término corresponde mencionar la Cordillera de los Andes que no forma una línea continua, sino que incluye cordones trasversales y sierras bajas. Estos cordones se hallan separados por valles trasversales que tiene orientación este-oeste donde se formaron lagos glaciarios y valles fluviales. Los cerros de esta parte de la cordillera son, en comparación, de escasa altura, con cumbres de aristas y con nieve a partir de los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los cerros más altos de la Provincia del Chubut son el Dos Picos con 2515 m.s.n.m.(el más alto), el Co, Mineral con 2014, el Steffen con 2108, el Barros Arana con 2289, el Alto Nevado con 2255 y muchísimos más cuyas alturas oscilan entre los 1000 y 2000 metros. Otra formación destacable del relieve son las elevaciones correspondientes al sistema Patagónides, cuya característica más destacable es la escasa altura de los cerros que promedian los 300 metros sobre el nivel del mar. Se desarrollan de norte a sur y están separados de los Andes por lo valles de los ríos Senguer, Genoa, Langiñeo y los ríos Chico-Chubut y aparecen algunas elevaciones en las mesetas. Estas últimas constituyen otro elemento destacable del relieve y van formando “peldaños” que ascienden de este a oeste y algunas tiene amplias superficies planas -llamadas pampas-, mientras que otras poseen pequeños cerros o lomas. Por último vemos valles o los bajos por los que descienden los cañadones, valles generalmente secos que corresponden a afluentes temporarios o a ríos hoy desaparecidos (Bernades, A., 1982). Los bajos están formados por lagunas, mayormente temporarias, siendo el Sarmiento el de mayor tamaño y en él se formaron dos grandes lagos como lo son el Musters y el Colhué Huapí. Las vertientes de los principales ríos vuelcan hacia el Atlántico donde termina una costa abrupta que forma acantilados de más de 150 metros de altura, alternándose con sectores de playa.
La Reserva Natural Punta Quiroga tiene sectores de terreno ondulado, con valles y cañadones y está ubicada en una zona intermedia entre los denominados cordones litorales marinos y los acantilados de ambiente marino (Fratto, 2003).

 

Hidrografía

El sistema de los cursos de agua es consecuencia directa del relieve, por lo que la red hidrográfica y lacustre de la Provincia del Chubut se desarrolla con mayor importancia en los valles intermontanos que forjaron la historia geológica del lugar. Desde la cordillera bajan cursos de agua que sólo reciben tributarios en su tramo superior y muchos finalizan su desarrollo en las zonas áridas de la meseta patagónica. En esta parte de los Andes se da la paradoja de que muchos ríos que nacen al este de la misma, desembocan en el Pacífico, circunstancia que dificulta la aplicación del “divortium acquarum“ para la fijación del límite con Chile. Una serie de lagos encontramos en la cordillera que de norte a sur, los más importantes son: Puelo, Epuyén, Cholila, ,Lezama, Rivadavia, Menéndez, Futalaufquen, Situación, Laguan Rosario, Gral. Vintter y La Plata, entre muchos otros de tamaño pequeño en relación a los nombrados. El Futaleufú es uno de los ríos de mayor caudal de la región con unos 300 m3. por segundo. El sistema del Carrenleufú, que nace en el Lago Vintter, corre de sur a norte y luego de recorrer territorio argentino va a morir al Pacífico. Sus avances hacia el este llegan a zonas áridas y se pone en contacto con algunos tributarios del Atlántico.
Esta cuenca está integrada principalmente por el río Chubut y sus tributarios el Senguer, que nace en los Lagos La Plata-Fontana, y el Chico, que lo hace del Lago Colhué Huapi. Todos los ríos de la Provincia tienen sus caudales sujetos al régimen de lluvias invernales y del deshielo en primevera. Chubut cuenta con dos represas: el embalse sobre el río Futaleufú, que forma el espejo de agua denominado Amutui Quimei y sobre el río Chico-Chubut que forma el embalse Florentino Ameghino.

El Mar
Es oportuno señalar algunas características del océano Atlántico que afectan por extensión a las aguas del Golfo San José. Las amplitudes de mareas presentan grandes oscilaciones tendiendo a ser mayores hacia el sur, en la Provincia de Santa Cruz. En la zona de Puerto Madryn por ejemplo, en momento de sicigia, la amplitud llega a unos 6 metros aproximadamente y la salinidad al 34 %. La zona de contacto entre el mar y el continente se prolonga por debajo del nivel de las aguas a los largo de una zona más o menos extensa cuyas características están vinculadas con el relieve sobre el nivel marino. Esta zona, cuya profundidad se acerca a los 200 metros, es lo que se conoce como plataforma continental. La morfología litoral y submarina tiene un rol muy importante en la determinación de los ambientes marinos, ya que ello influye en la temperatura, salinidad y turbidez de las aguas y en su cantidad de nutrientes que permiten el desarrollo de la vida. La zona litoral, es decir la que ocupa el espacio donde transcurre la bajamar y la pleamar, es adecuada para aquellas formas de vida adaptadas a vivir temporariamente en forma subacuática. Por debajo del nivel de la bajamar se observan dos zonas características: el nerítico (la parte que ocupa la plataforma continental) y el oceánico que juntos forman la zona pelágica, en cuya superficie, o debajo de esta, tiene lugar el proceso de la fotosíntesis. Mas allá de esta zona comienza el sector afótico, es decir, donde no llega la luz.

 

Clima

La provincia del Chubut presenta dos sectores climáticos bien diferenciados y un tercero no tan distinto al de la zona oriental. Por un lado tiene un clima húmedo y frío al oeste de los picos más elevados de la cordillera y hacia el oriente de los mismos el clima es árido y con temperaturas más elevadas. El sector mencionado en primer término está muy influenciado por el Anticiclón del Pacífico, que provoca el choque de sus fuertes vientos contra las mayores elevaciones que al ascender inducen la formación de abundantes precipitaciones y nevadas, con registros que oscilan entre los 700 y 2000 mm anuales. Esto hace que encontremos zonas con bosques bastante abundantes en especies vegetales que contrastan notoriamente con la superficie del resto de la Provincia. Dada la alta humedad ambiente del sector occidental las amplitudes térmicas son poco marcadas y al ascender, lógicamente, el frío aumenta y hace que haya picos con nieves eternas. El panorama en la región extraandina presenta una vegetación esteparia con precipitaciones que rondan los 200 mm anuales y las temperaturas oscilan entre medias anuales inferiores a los 8° C y superiores a los 10° C en la zonas más bajas y próximas al mar, que pueden definir al clima como templado y con grandes amplitudes térmicas diarias. El viento predominante es el del oeste -que permanece en forma constante- y la proximidad marítima no llega a modelar demasiado el clima debido a la altura de sus costas con acantilados que sobrepasan los 150 metros. Un tercer tipo de clima de Chubut afecta el ángulo noreste de la provincia y la Península Valdés, con veranos cálidos y breves e inviernos fríos. Podría definírselo como de transición entre los climas templados del centro del país, con mayores precipitaciones en los meses cálidos, y los climas fríos y con lluvias invernales típicos de la patagonia .
Según datos consignados por Víctor A, Fratto (2003), en la unidad de conservación que se analiza, la temperatura media anual es de 10° C, con una media para los meses de invierno de 7° C y para los estivales de 18° C. La precipitación anual alcanza los 200 mm. y los vientos, casi permanentes, provienen mayormente del oeste.

 

Flora

De acuerdo a la clasificación propuesta por Burkart, et al. (1999) elaborada para el Programa de Desarrollo Institucional Ambiental y la Administración de Parques Nacionales, en la provincia del Chubut se sitúan tres bio-regiones bastante bien diferenciadas. Una angosta franja al este que corre norte a sur ocupa la bio-región de los bosques patagónicos; luego un espacio semejante a un rectángulo que ocupa menos de un cuarto del territorio en el extremo noreste, corresponde a la bio-región del monte de llanuras y mesetas y el resto de la Provincia -un alto porcentaje de su territorio- se incluye en la bio-región de la estepa patagónica. La primera de las regiones mencionadas está compuesta por bosques con pocas especies las que varían según las regiones. En el norte crecen bosques de pehuén o araucaria (Araucaria araucana) que puede superar los 40 m de altura y se sitúan entre los 900 y los 1.800 m.s.n.m. El maitén (Maytenus boaria) y el ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilencis) ocupan zonas más secas del norte y crecen en la transición con la estepa patagónica. En la parte más oriental de la cordillera se desarrollan los bosques de cipreses y de otros árboles caducifolios, y la lenga (Nothofagus pumilio) y el ñire (Nothofagus antarctica). Donde el clima es más húmedo hace su aparición el coihue (Nothofagus dombeyi). En los lugares con mucha humedad crece el alerce (Fitzroya cupressoides) y en muchos lugares estos árboles están acompañados por gran cantidad de arbustos, enredaderas, líquenes y musgos que le otorgan un verdadero aspecto selvático. La zona que ocupa la bio-región de la estepa patagónica está compuesta por vegetación que posee adaptaciones para sobrevivir a los fuertes vientos y la escasez de agua. Estas consisten en ser arbustos bajos, con crecimiento en forma de cojines, hojas pequeñas y en general estructuras que hacen más soportable el intensivo viento que azota toda la patagonia en general. Así vemos al neneo (Mulinum spinosus), arbusto común es la estepa, con hojas muy pequeñas, lo mismo que el coirón (Stipa sp. o Festuca sp.), nombre que se le da a varias especies de gramíneas que tienen en común la característica de desarrollarse en matas bajas, muy juntas entre si, mayormente con hojas enrolladas y provistas de puntas agudas.
En la Provincia del Chubut predomina una vegetación muy rala y baja, con grandes superficies de suelo desnudo. Las vegas o mallines, esas depresiones que conservan siempre un poco de agua, se ven siempre verdes con hierbas de distintas especies denominadas comúnmente junquillos.
Decíamos que una superficie en forma de rectángulo ubicada al nordeste de la Provincia, es clasificada como eco-región del monte. La vegetación de esta región está caracterizada por la presencia de las jarillas de varias especies (Larrea divaricata, Larrea ameghinoi, Larrea nitida) como uno de los componentes más conspicuos dentro del estrato arbustivo. A estas las suelen acompañar especies como la chilladora (Chuquiraga hystrix), el quilembay o quilimbay (Chuquiraga avellanedae), el caballo del diablo, barba de chivo o manca caballo, entre otros nombres que se le asignan (Prosopidastrum globosum), el yaollín o yoahín (Lycium chilense), el piquillín (Condalia microphylla), la llamada en algunos lugares monte negro (Bougainvillea spinosa) y el alpataco (Prosopis alpataco). También algunas gramíneas similares a las que aparecen en la zona esteparia como los denominados coirones .
La zona que ocupa la Reserva Punta Quiroga pertenece a la eco-región del Monte que de distribuye por los distintos accidentes de la unidad de conservación, a excepción de aquellos más expuestos al viento en donde apenas crece una flora muy rala y herbácea. En las zonas de arbustales predominan las jarillas (Larrea spp.) y las conspicuas chilladora (Chuquiraga hystrix), el quilimbay (Chuquiraga avellanedae), el yaollín (Lycium chilense) y el piquillín (Condalia microphylla). El alpataco (Prosopis alpataco) y otro arbusto muy común que crece en forma achaparrada como ocurre con casi de todas las especies de porte mediano en más.

 

Fauna

La Provincia del Chubut posee verdaderos relictos de fauna vertebrada, especialmente en lo que se refiere a la fauna costera. Numerosas colonias de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens), del de dos pelos (Arctocephalus australis) y la más importante de elefantes marinos (Mirounga leonina), siendo, estas especies, residentes permanentes de las costas chubutenses. Hay otros pinnípedos cuya presencia ocasional como el leopardo marino (Hydrurga leptonyx), la foca cangrejera (Lobodon carcinophagus), la foca de Weddel (Leptonychotes weddelii), algunas de estas especies tienen distribución cosmopolita y otras son de regiones más meridionales, Antártida por ejemplo, y circunstancialmente puede producirse algún avistaje de las mismas.
Del grupo de las ballenas se destaca significativamente la presencia en un período del año -los machos, las hembras lo hacen cada tres- de la ballena franca austral (Eubalaena australis). En el año 1984 se sanciona la Ley Nacional N° 23.094 por la cual se declara a la mencionada especie Monumento Natural, con los que se garantiza su protección absoluta, sólo permitiéndose visitas explicativas o la investigación científica. De la misma forma que ocurría con los pinnípedos, en las ballenas también encontramos especies conspicuas como la ballena franca austral y otras que pueden ocasionalmente acercarse a las costas chubutenses. Ellas son: la ballena Bryde (Balaenoptera edeni), la ballena minke (Balaenoptera acutorostrata), la ballena azul (Balaenoptera musculus) el mamífero más grande entre los sobrevivientes, el rorcual común (Balaenoptera physalus) y la ballena jorobada (Megaptera novaengliae), estando las tres últimas especies nombradas con estatus de Vulnerables, según la UICN (1996). La ballena franca pigmea (Caparea marginata) es de muy rara aparición y está incluida en el anexo 8, tabla 2, del Plan de Manejo del Sistema Península de Valdés, elaborado por las autoridades provinciales del área específica. En este listado, dentro de Orden Cetácea, se mencionan cinco familias más, con un total de 22 especies, cuya probabilidad de acercarse a las costas patagónicas es remota (orcas, delfines, toninas zifios, marsopas y cachalotes). Hay una pequeña población de orcas (Orcinus orca) que se la observaba desde las costas del sur de la provincia de Buenos Aires hasta el norte de Chubut, dato que no se ha podido confirmar si persiste hasta el presente. La lista de mamíferos continúa con especies de hábitos continentales, entre las que son más numerosos los roedores. Sólo se hará mención de las especies más conspicuas o por el contrario, cuyas poblaciones son escasas u ostentan
algún grado de amenza como ocurre con la comadrejita patagónica (Lestodelphis halli), el moloso gris de orejas anchas (Tadarida brasiliensis), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), la mara (Dolichotis patagonum) -Vulnerable-, el guanaco (Lama guanicoe), considerado Potencialmente vulnerable (Canevari y Balboa, 2003). No amezadas están, entre otras, el gato del pajonal (Lynchailurus pajeros) -Vulnerable-, el gato montés común (Oncifelis geoffroyi), el puma (Puma concolor) , el zorro colorado o zorro patagónico (Lycalopex culpaeus), el zorro gris (Dusicyon gymnocercus) y el hurón menor (Galictis cuja). Especies más típicas de la zona del bosque andino son el gato huiña (Oncifelis guigna), el huillín (Lontra provocax) cuyo estatus nacional lo considera En peligro, la rata-topo valdiviana (Geoxus valdivianus), el murciélago patagónico (Myotis chiloensis), el pudú (Pudu puda) considerado Vulnerable en el ámbito nacional y el huemul (Hippocamelus bisulcus), con estatus nacional de Amenazado y es otra especie declarada Monumento Natural, el monito del monte o kongoy (Dromiciops australis), y algunas especies más que habitan algunas en la Selva Valdiviana, como la denominan en buena parte de su extensión, o en la región esteparia.
La aves se constituyen en el segundo atractivo, detrás de la ballena franca, y especialmente los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) con colonias que son muy numerosas. Accidentalmente pueden arrimarse a las costas marinas de Chubut el pingüino rey (Aptenodytes patagonicus), el pingüino de penacho amarillo (Eudytes chrysocome) y el pingüino de pico rojo (Pygoscelis papua). Las especies que se enuncian a continuación fueron extraídas del anexo 7, tabla 1, de mencionado Plan de Manejo, y sólo se hará mención de algunas especies que en dicho trabajo figuren como residentes en la región. En esta situación se encuentran, entre otras, el macá grande (Podiceps major), el macá plateado (Podiceps occipitalis) el cormorán roquero (Phalacrocorax magellanicus), el cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), once especies de patos son residentes permanentes como el pato crestón (Lophonetta specularioides), pato cuchara (Anas platelea), pato zambullidor chico (Oxyura vittata). De las familias Laridae y Sternidae, nidifican en la Provincia la gaviota cocinera (Larus dominicanus), gaviota capucho de café (Larus maculipenis), gaviotín golondrina grande (Sterna hirundinacea) y el gaviotín real (Sterna maxima). Entre las rapaces se citan como habituales al águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el gavilán ceniciento (Circus cinereus), el aguilucho cabeza negra (Buteo albicaudatus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y entre los chorlos que, muchos son migradores desde el hemisferio norte, encontramos al chorlo pampa (Pluvialis dominica), chorlito vuelve piedras (Arenaria interpres), chorlito de doble collar (Charadrius falklandicus), el chorlito semipalmado (Charadrius semipalmatus), el chorlo trinador (Numenius phaeopus), el chorlito unicolor (Calidris bairdii), el chorlito enano (Calidris pusilla) y el de patas amarillas (Tringa flavipes), entre varias especies más. La presencia de tantos Charadriformes en distintas zonas de Chubut, con mayor énfasis en la Península de Valdés, hace de la misma un sitio excepcionalmente valioso desde el punto de vista ornitológico y para la conservación en general. El orden de los Passeriformes no es menos numeroso, presentando, como los No Passeriformes, especies que son típicas de la zona de la Selva Andino-patagónica, de la zona esteparia y de las costas marítimas. El carpintero araucano (Picoides lignarius), el carpinatero patagónico (Campephilus magellanicus), la remolinea araucana (Cinclodes patagonicus), el rayadito (Aphrastura spinicauda), el chucao (Scelorchilus rubecula), el siete colores patagónico (Phrygilus patagonicus), el zorzal patagónico (Turdus falklandii), la cachaña (Enicoghnatus ferrugineus) son algunas de las muchas especies que habitan la selva surandina. Saliendo de este ámbito y entrando en la estepa son conspicuos el gaucho parde (Agriornis murina), el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata) y la martineta común (Eudromia elegans), la dormilona común (Muscisaxicola macloviana), el canastero de garganta negra (Thripophaga patagonica), la monjita castaña (Neoxolmis rufiventris), el torito pico negro (Anairetes parulus), la diuca común (Diuca diuca), el cabecita negra de corbata (Spinus barbatos o Carduelis barbatos según otros autores), el pecho colorado grande (Sturnella loyca) y el yal amarillo (Phrygilus carbonarus), entre una gran cantidad de otras especies.
Entre la batracofauna se destaca el sapo andino (Bufo spinolosus), la no hace mucho descubierta por la ciencia rana gárgola (Alsodes gargola), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwini), la rana verde austral (Hylorina sylvatica), el sapito cuatro ojos (Pleurodema thaud), el sapo del bosque (Bufo variegatus). Luego hay batracios más adaptados a la vida de la estepa como la ranita (Telmatobius reverberii), una vistosa rana de piel moteada, y la rana (Telmatobius somuncurensis) , que como su nombre específico lo indica habita la meseta de Somuncurá (Erize, 1993).
Si bien los ofidios son escasos, resultan comunes las lagartijas diurnas de la familia Iguánidos, como las de los géneros Liolaemus, Diplolaemus y Vilcunia.
Para referirnos a la fauna de la Reserva Natural Punta Quiroga se tomarán los datos aportados en el trabajo “Reserva Natural Punta Quiroga. Ea. Don Francisco” de Fratto (2003). El mencionado autor efectúa listados separados de mamíferos terrestres, mamíferos marinos, aves no costeras o marinas, aves costeras y marinas y de reptiles. En cada una de ellas hace referencia a su probabilidad de ser observada indicado las residentes -aquellas que asiduamente frecuentan el predio- , ocacionales -que son especies que tienen distribución indicada para la región pero su aparición es eventual- , y por último señala como raras a la fauna que su distribución puede estar indicada o no para el área pero su avistamiento es de muy baja frecuencia. La fauna que se encuentra en esta última circunstancia no se la mencionará dado que se hace referencia a ella en el tratamiento general de la fauna de toda la Provincia.
Comenzando por los reptiles, están presentes: la yarará ñata (Bothrops ammodytoides), culebra verde (Philodryas patagoniensis), culebra de Burmeister (Philodryas burmeisterii), la lagartija verde (Liolaemus melanops) y el matuasto (Leiosaurus bellii).
Entre las aves no costeras ni marinas se mencionan 34 especies sin asignarles la categoría de raras . Entre estas se nombra al águila mora (Geranoaetus melanoleucus), el jote de cabeza roja (Cathartes aura), el aguilucho común (Buteo polyosoma), el halcón plomizo (Falco femoralis), el chimango (Milvago chimango). Entre los passeriformes se destacan la monjita coronada (Xolmis coronata), la monjita castaña (Neoxolmis rubetra), la golondrina patagónica (Tachycineta leucopyga), golondrina barranquera (Notiochelidon cyanoleuca), la agachona chica (Thinocorus rumicivorus), el músico (Molothrus badius), el chingolo (Zonotrichia capensis), el yal austral (Melanodera melanodera), aunque su distribución según Narosky e Izurieta (2003) no llegaría a este sitio, el jilguero austral (Sicalis lebruni) exclusivo de la patagonia, la loica común (Sturnella loyca) y la calandria mora (Mimus patagonicus), entre varias especies más. Del grupo que calificamos como aves costeras y marinas, en el trabajo aludido de hace mención a 19 especies, ninguna señalada como rara. Es importante nombrar algunas migratorias como la paloma antártica (Chionis alba), el chorlito doble collar (Charadrius falklandicus), que migra dentro del extremo austral de sudamérica, y otras de hábitat casi exclusivamente marino como el petrel gigante (Macronectes giganteus) y el albatros ceja negra (Diomedea melonophrys), y varias especies de patos, garzas, gaviotas, gaviotines y ostreros.
Los mamíferos terrestres que más se observan en la reserva prospectada hay que nombrar al guanaco (Lama guanicoe), la mara (Dolichotis patagonum), el piche patagónico (Zaedyus pichiy), el peludo (Chaetophractus villosus), el gato de pajonal (Oncifelis colocolo), el gato montés común (Oncifelis geoffroyi) los dos últimos integran el Apéndice I de la CITES, el puma (Puma concolor), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), el zorro gris (Pseudalopex griseus), el cuis chico (Microcavia australis), el muerciélago moloso (Tadarida brasiliensis) y el murciélago orejón chico (Histiotus montanus).
Los mamíferos marinos más o menos conspicuos son la ballena franca (Eubalaena australis), la orca (Orcinus orca), el lobo marino de un pelo (Otaria flavescens) y el elefante marino (Mirounga leonina), entre muchos otros que pueden acercarse ocasionalmente a las costas chubutenses como las especies mencionadas en la parte que se hace una reseña de la fauna de toda la provincia.

 

Alternativas Turísticas

La Reserva Punta Quiroga está estratégicamente ubicada en la entrada al Golfo San José, lugar desde donde se observa una excelente vista panorámica, viendo hacia el sur el citado golfo y hacia el norte el Golfo San Matías, a lo que se agregan los acantilados, las playas con rodados y arena, y una variada fauna, cosas que permiten elaborar muy interesantes recorridos por toda su extensión. Los circuitos planificados por el establecimiento son los "Cañadones Costeros" donde se deja el vehículo y se siguen las indicaciones de las carteles perfectamente diseñados, donde se indica el tiempo del recorrido, el grado de dificultad y otros datos. “Buceando el Pasado”, es el nombre asignado a esta actividad porque se trata de reconocer por los vestigios dejados por la naturaleza -formaciones geológicas y fósiles- una historia de varios miles de años sumamente interesante.
También está pautado un recorrido para reconocer la fauna, sea a través de la observación directa, o de una gran cantidad de evidencias como sus rastros, heces, nidos o madrigueras, indicios de lugares de alimento, restos de pelos o plumas y muchos otros detalles que hábilmente el conocedor de estos pormenores descubre con facilidad para sorpresa del visitante. Este recorrido se efectúa por caminos internos de la Estancia Don Francisco, bajando del vehículo en las oportunidades que haya que reconocer alguno de estos indicios. Otra actividad programada son recorridos en senderos cercanos al casco de la estancia para ver, reconocer y apreciar los mecanismos de adaptación de los vegetales del lugar. También se programan visitas a la lobería marina y a un lugar donde se encuentran restos de cetáceos y un delfín fósil. Esta actividad se desarrolla tanto en el golfo San José como en el San Matías. Este paseo esta relacionado con el que se realiza a la zona de la costa cuando el mar está en bajante y deja al descubierto una zona realmente muy rica en distintas formas de fauna como anémonas, caracoles, cangrejos, babosas de mar, estrellas de mar, erizos, algas y otras manifestaciones de vida.
Por último se ofrece al turista un recorrido de tipo histórico, comenzando por el casco de la estancia, luego las ruinas del antiguo establecimiento, muestra de cómo funciona un establecimiento rural patagónico y cómo lo hacía mucho tiempo atrás. Los carteles referidos a este circuito están en el propio casco. Como puede valorarse luego de esta sucinta reseña de las actividades recreativas, bien vale la pena una visita a la Estancia Don Francisco, que obviamente, deberá combinarse con la multiplicidad de atractivos que ofrece la Península de Valdés y la Provincia en general, los que se detallan seguidamente.
Una geografía privilegiada, conformada por montañas, bosques andinos, lagos, playas, costas acantiladas y una gran península muy peculiar, hacen de Chubut una provincia sumamente atractiva que se enriquece aún más con una historia apasionante, como lo fue la colonización galesa y los restos paleontológicos y arqueológicos, constituidos como importantes atractivos turísticos. Dos hermosos Parques Nacionales amparan un sector relictual de los bosques andinopatagónicos y sus majestuosos lagos; ubicado en el extremo noroeste está Lago Puelo y un poco más al sur Los Alerces con paisajes de ensueño y muchas posibilidades de recorrerlos en excursiones lacustres, por caminos vehiculares, a caballo o simplemente caminado por numerosas sendas habilitadas para tal fin. Ambas áreas protegidas cuentan con la infraestructura necesaria como para satisfacer al turista más exigente. La practica de la pesca con mosca de trucha arco iris y salmón está permitida y en andinismo también es una posibilidad, aunque más restringida.Y en el Parque Nacional Lago Puelo, gracias a que posee un microclima cuyas máximas de verano pueden llegar a los 35° C -registrando, el agua, con esa temperatura externa unos 20° C- se puede bañar en sus aguas en el sector que justamente llaman “La Playita”. La localidad más importante próxima al Parque Puelo es El Bolsón -16 km- y Esquel, a 35 km, lo es al Parque Los Alerces.
Rawson, la capital provincial, ofrece algunos puntos de interés como el Museo Regional Bon Bosco y Sarmiento, de restos paleontológicos, elementos de la conquista del desierto y el Parque Recreativo General San Martín, sobre el río Chubut, posee un jardín zoológico, acuario, una casa de té típica de la zona y otras atracciones. La ciudad de Trelew es otra importante urbe de la Provincia de Chubut como, mucho más al sur, lo es Comodoro Rivadavia, con características de ciudad más o menos grande y con varios museos interesantes. La práctica de las pesca deportiva en la costa marítima es una posibilidad que se puede concretar en gran parte del territorio provincial. En cuanto a Reservas Naturales se refiere, los chubutenses supieron aprovechar muy bien este recurso, creando varias áreas provinciales donde, generalmente, existen apostaderos de lobos marinos, elefantes marinos, pingüineras con varios miles de ejemplares, la Isla de los Pájaros es una de las más importantes, donde, además de colonias de pingüinos de Magallanes, tienen asentamiento varias especies más como cormoranes, gaviotas, garzas brujas y algunas especies de patos. La Reserva Punta Tombo es la que concentra la mayor población de pingüinos estimándose que superan holgadamente el millón de ejemplares. Puerto Madryn, ubicada en la costa del Golfo Nuevo, formado por la parte sur de la Península de Valdés, ya famosa por la proximidad al lugar donde se produce el avistaje de la ballena franca austral. Este fenómeno congrega a cientos de miles de turistas todos los años en la época propicia, entre mayo y octubre aproximadamente, en que estos cetáceos pueden verse a corta distancia con las embarcaciones autorizadas para tal fin.
Puerto Madryn y Pueto Pirámides son dos lugares donde se puede practicar buceo por las óptimas condiciones de las aguas del Golfo Nuevo, contando con prestadores de ese servicio con experiencia y seriedad, máxime cuando se trata del tan ansiado “bautismo submarino”. El rafting es otra actividad que puede desarrollarse en los rápidos del río Corcovado, cuyo nivel de dificultad tiene categoría internacional 3, con la que puede iniciarse sin inconvenientes un novato. Los prestadores de este servicio proveen de todos los elementos necesarios para la práctuca de este deporte, incluyendo la vestimenta. La temporada de rafting comienza en noviembre, cuando el río aumenta su caudal por los deshielos, y finaliza en marzo. El esquí tiene su lugar predilecto en el Centro de Actividades de Montaña La Hoya, un complejo invernal ubicado muy cerca de la ciudad de Esquel. La infraestructura moderna con que cuenta este centro de esquí lo convierte en uno de los mejores de Argentina.
Una de las curiosidades que provoca más interés a los visitantes es el famoso tren “La Trochita”, llamado así por sus escasos 75 centímetros entre ambas vías y que se considera el único en el mundo de estas características que aún funciona; hoy con fines turísticos exclusivamente. Parte de Esquel y termina el recorrido en la localidad de El Maitén, aunque se puede optar por recorridos más breves.
El área natural que tratamos -Reserva Natural Península de Valdés- es la más importante de todo el “Corredor de la Costa” por su gran biodiversidad y su enorme extensión, unas 400.000 hectáreas aproximadamente. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Dentro de esta gran superficie se encuentran otras áreas protegidas para diferentes especies de mamíferos o aves marinos. Los lugares más destacados donde puede observarse fauna con suficiente cercanía y, provistos de un buen teleobjetivo, también llevarnos el recuerdo a través de una buena fotografía son: Punta Pirámides con una gran lobería, Caleta Valdés que concentra una población de elefantes marinos y la posibilidad de ver alguna orca, Punta Norte -a 90 kilómetros de Puerto Pirámides- es un lugar donde se concentran lobos y elefantes marinos, Isla de los Pájaros es un sitio donde se agrupan para nidificar diez especies de aves. En la parte central de la península también pueden observarse variada fauna como guanacos, choiques, zorros y maras por sólo nombrar las especies más comunes. Resumiendo, las oportunidades que brinda Península de Valdés para tomar contacto con la naturaleza son casi exclusivas, al menos en lo referido a fauna marina.

 

Recursos Culturales

Tal vez, el principal recurso cultural de una región lo constituya la historia del asentamiento humano en la misma. Se ha escrito mucha bibliografía sobre los primitivos habitantes de la patagonia, de uno al otro lado de los Andes, por lo que no resulta fácil sintetizar en pocas líneas todo ese bagaje cultural de los períodos pre y posthispánico. Pero intentaremos dejar sentados algunos lineamientos generales.
Las primeras aldeas en los Andes del sur se instalaron entre los siglos X y VI antes de Cristo y su estilo de vida perduró por más de 2.000 años (Albeck, 2000). Respecto a la denominación de las distintas culturas en necesario esclarecer sobre los nombres que se daban entre sí o los que luego les asignó el conquistador y los sitios que ocuparon. Para ello seguiremos lo explicitado en el capítulo "Los pueblos originarios” de la obra El gran libro de la Patagonia:

Pehuenches: se les llamó a los grupos habitantes de los Andes entre los 37° de Lat. S y el Lago Huechulafquen y zonas en Ñorquín y Nahuel Huapi.
Chiquillanes: los habitantes ubicados al norte de los nombrados en primer término.
Puelches o Guénaken: eran los asentados entre los ríos Negro, Limay y Chubut y la costa atlántica.
Che-het: fueron los aborígenes de la costa marina del Salado al Chubut, formando con los anteriores la nación de lengua pampa conocidos con Serranos.
Pampas primitivos: habitaban al norte del río Negro (divididos en taluhet y dihuihet)
Patagones, Chóneka o Tehulches, ubicados al sur del río Chubut.
Respecto al período más remoto de la vida de los habitantes de estas latitudes lo que se conoce es gracias al importante aporte del estadounidense Junius Bird que recorrió minuciosamente la Patagonia en su extremo austral. Luego sus estudios fueron enriquecidos por el trabajo del matrimonio francés Laming-Emperaire, muy coincidente en sus conclusiones con el anterior. Bird realizó un importante hallazgo en el que había conjuntamente restos de un grupo humano, de megafauna del Cuaternario, entre los que cabe hacer mención de un tipo de caballo, Junto a estos restos había utensillos de piedra y de hueso. A grandes rasgos, se puede decir que la economía de estos grupos era esencialmente cazadora y nomádica, y su tecnología, por lo tanto, adaptada a este tipo de vida (Rex Gonzáles, 1993). Sólo unos pocos siglos antes de la conquista debió introducirse la alfarería, pero aún así, es un elemento que no abunda demasiado (Rex González, 1993). En cuanto a los chóneca que ocuparon desde el río Chubut hasta la Provincia de Tierra del Fuego, donde se vincularon con los onas. Los patagones o chónecas formaban una infinidad de tribus nómades, independientes unas de otras, pero que constituían grupos geográficos quizás con designaciones especiales. Hay una enorme dificultad en rehacer el contenido cultural de los chónecas (Serrano, 2000). Los testimonios dejados por Pigafetta, tienen un interés particular, por ser las primeras crónicas y porque los chónecas aún no habían sufrido influencia de los puelches o guénaken que habitaban del río Chubut hacia el norte. Respecto de las viviendas, dice el nombrado cronista, que consistían en un gran toldo formado por cueros de guanaco cosidos entre sí y colocados sobre una serie de palos verticales. Su vestido era un manto rectangular formado por pieles de guanacos y otros animales, presumiblemente zorros y maras. Su estatura era, muy probablemente, la mayor del resto de los aborígenes del territorio argentino, pero no obstante ha habido exageración en las apreciaciones en este sentido por parte de los conquistadores. Se sabe que utilizaban la boleadora, aunque este elemento lo habrían heredado de las tribus ubicadas al norte. La lengua de los patagones o chónecas tendría tres dialectos y se conocen muchas pinturas rupestres en el territorio por donde se desplazaban (Serrano, 2000).
Respecto a los guénaken o puelches, que como ya se señaló, ocupaban la parte septentrional de la patagonia tenían una economía basada esencialmente en la caza como las de las otras culturas que habitaron la región. La vivienda era el toldo, tan generalizado entre las tribus pampas, siendo diferentes en su formato, dado que algunos eran cuadrangulares, cupuliniformes o piramidales. Según testomonios de Sánchez Labrador en el siglo XVIII ya se veía el uso del cuero de caballo en las tolderías. Testimonios de distintas épocas coinciden en que se pintaban el cuerpo y la cara, y que, a semejanza de los patagones, su vestimenta estaba compuesta por una manta cuadrangular hecha con cuero de guanaco. Algunas referencias históricas dicen que las tribus del actual territorio de la Pcia. de Río Negro conocían la alfarería. Tomaron de los araucanos la costumbre de fumar y hacían una bebida fermentada, pero supuestamente no conocían sustancias narcotizantes.

Araucanización
Los araucanos -llamados a si mismos mapuches- son el último asentamiento indígena que se produce en territorio argentino. Provenientes de Chile, su inmigración ha sido relativamente reciente y ha ocasionado grandes cambios culturales en los pueblos que habitaban las llanuras pampeanas, partes de las patagónicas (noroeste) y también un amplio sector ocupado por los Andes, teniendo, aproximadamente, como límite sur el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Al pasar al este de los andes los araucanos abandonaron el hábito del cultivo y se dedicaron a la caza, la recolección y la rapiña (Canals Frau, 1986). Sus armas fueron las boleadoras, un especie de honda y lanzas muy largas. La alfarería estaba poco desarrollada y las mujeres practicaban el tejido. La lengua fue la misma que se utilizaba al oste de la cordillera y es muy empleada en la toponimia tanto de Argentina como de Chile.

 

Cómo Llegar

Tomando como punto de referencia la ciudad de Rawson se indican a continuación los itinerarios para llegar a la capital chubutense. Desde las ciudades ubicadas más al sur sobre la costa atlántica o próximas a ella la R.N. N° 3 es la más adecuada para acercarse al lugar propuesto.
La R.N. N° 25 une el sector noroeste de Chubut -Esquel, El Maitén, Leleque, Tecka, José de San Martín, entre otras- con la ciudad capital.
Desde todas las provincias litoraleñas deberán aproximarse primero a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desde ésta parte le mencionada R.N. N° 3, que nos lleva al destino luego de recorrer 1.490 km.
Desde la ciudad de San Juan habrá que pasar previamente por la capital mendozina a la que la comunica la R.N. N° 40. De Mendoza hay que tomar la R.N. N° 143 hasta su intersección, ya en territorio pampeano, con la R.P. N° 13 hasta Bahía Blanca y luego seguir por la R.N. N° 3, que se ha dicho es camino obligado para buena parte de los que provengan del este de Argentina.
Desde las ciudades de San Luis, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero y otras localidades próximas a las mismas, deberán pasar previamente por Santa Rosa, la capital de La Pampa, y dirigirse hacia el sur por la R.N. N° 35 hasta la ciudad de Bahía Blanca desde donde ya se indicó cómo arribar a Rawson.
Para llegar a la Reserva Natural Punta Quiroga -Estancia Don Francisco-, partiendo desde Rawson, se debe circular por la R.N. N° 3 hacia el norte hasta arribar a Puerto Madryn. De esta ciudad se toman las rutas provinciales 1 y 2 hasta la estancia "El Desempeño", donde se prosigue a través de caminos internos por otras estancias. El recorrido desde Pto. Madryn es de 75 kilómetros.

 

Problemas de Conservación

En el Plan de Manejo de la Reserva Natural Punta Quiroga se siguen todos los lineamientos del “Plan Mayor” de Manejo de la Gran Área Protegida Península de Valdés, e incluso se agregan algunas medidas más restrictivas como por ejemplo, la prohibición de fumar en los circuitos mientras se recorran caminado. Pueden señalarse algunas falencias que son atribuibles al Área Península de Valdés en su conjunto. En primer término se señala la falta de una política general sobre los pobladores, es decir que involucre a todos los organismos estatales, organizaciones no gubernamentales, establecimientos privados y a los propios habitantes del lugar. También se marca la falta de una política definitiva sobre la reglamentación de la pesca y la maricultura. En otro sentido se señala como una problemática sin resolución la falta de una autoridad responsable única para toda la Reserva Península de Valdés, que incluye varias sub-unidades protegidas, cada una con su propia autoridad sin sentido de cohesión entre estas. En el caso particular del área protegida prospectada se contemplan muchos proyectos que hacen a la conservación del área, algunos de ellos en ejecución y otros pendientes. Algunos de ellos son:
- Desestimar permanentemente la extracción de leña, instalando para ello fuentes alternativas de energía.
- Monitoreo de la fauna.
- Actividades tendientes a minimizar el riesgo de incendio.
- Se prohíbe el acceso a las playas con vehículos.
- Se apoyan y propician estudios de investigaciones técnicas o científicas.
- Prohibición de remoción de piezas arqueológicas y antropológicas en toda la superficie de la reserva.
- Y varias medidas más, que harían muy extensa esta nómina.

Con lo cual estamos en condiciones de afirmar que, dentro de la categoría de área protegida de usos múltiples, la conservación de Punta Quiroga es buena y seguramente, a medida que se observen los frutos de la explotación mixta -es decir turística y agropecuaria- se irán haciendo más rígidas las medidas tendientes a proteger aquello que es un recurso del cual obtenemos rédito.

 

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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodríguez


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