DIAGRAMACION
PROVISORIA
“PENINSULA
POTTER
”
Antártida
Argentina
Categoría
El Tratado
Antártico,
como uno
de los
principales
instrumentos
de protección,
definió
la calidad
de zonas
protegidas,
que se
hicieron
efectivas
en la
categorización
estipulada
en la
Recomendación
III-8
del año
1966.
En esta
se establecen
las siguientes
clases
de áreas
naturales
protegidas
(luego
modificadas
por el
Protocolo
de Madrid):
*
Zonas
Especialmente
Protegidas
(ZEP)
o Specially
Protected
Areas
(SPA).
Son consideradas
tales
aquellos
sitios
que posean
un interés
científico
excepcional,
por lo
que las
actividades
están
restringidas
al máximo.
Dentro
de esas
áreas
está
prohibido:
1. Arrancar
cualquier
planta
originaria,
a no ser
de confonnidad
con una
autorización.
2. Transitar
con cualquier
vehículo.
3. Provocar
disturbios
a la fauna
y a otros
componentes
no biológicos
del ambiente.
Estas
áreas
no poseen
planes
de manejo
porque
no se
contempla
ningún
tipo de
intervención
humanamás
que la
presencia
de los
científicos
abocados
a estudios
de campo.
*
Sitios
de Especial
Interés
Científico
(SEIC)
o Site
of Special
Scientific
Interest
(SSSI).
A semejanza
de la
categoría
anterior
protege
la zona
con interés
científico
importante
pero además
ampara
de una
forma
especial
el trabajo
de investigación
que se
esté
realizando
en el
área.
Muchas
estudios
sobre
poblaciones
animales
no permiten
la menor
alteración
del ambiente
natural
dado que
si la
hubiere
incidiría
de inmediato
en el
comportamiento
de los
animales
bajo minuciosa
observancia.
A partir
del año
1991,
las naciones
integrantes
del Sistema
del Tratado
Antártico
aprobaron
el Protocolo
al Tratado
Antártico
Sobre
Protección
del Medio
Ambiente
(Protocolo
de Madrid).
El Anexo
V de dicho
Protocolo
establece
un cambio
dentro
del esquema
de áreas
protegidas
en la
Antártida,
creando
dos nuevas
categorías
que reemplazarán
a las
existentes.
-
Zonas
Antárticas
Especialmente
Protegidas
- Antarctic
Special
Protected
Areas
(ASPAs)
Dentro
de esta
categoría
se involucra
a cualquier
zona,
terrestre
o marina
en la
que deban
ser protegidos
sus valores
científicos,
estéticos,
históricos
o naturales.
Los actuales
Sitios
de Especial
Interés
Científico
y las
Zonas
Especialmente
Protegidas,
designados
como tales
por anteriores
Reuniones
Consultivas
se reasignarán
como ASPAs
a partir
de que
el Protocolo
de Madrid
entre
en vigencia.
Si bien
el tratado
entró
en vigencia
en el
año
1998,
aún
no se
concretó
el pase
de categoría
a los
SEICs
bajo administración
Argentina.
-
Zonas
Antárticas
Especialmente
Administradas
- Antarctic
Special
Management
Areas
(ASMAs).
Estas
zonas
afectan
sectores
marinos
o terrestres
y tienen
como objetivo
contribuir
al planeamiento
y coordinación
de diferentes
tipos
de actividades,
evitar
posibles
conflictos,
mejorar
la cooperación
entre
las Partes
y reducir
al mínimo
los impactos
ambientales
adversos.
Ubicación
El sitio
está
localizado
en las
Islas
Shetland
del Sur,
en la
costa
Este de
la Bahía
Maxwell
y al Sudoeste
de la
Isla 25
de Mayo
( King
George
I), entre
Punta
Elefante
(extremo
Noroeste
de la
Península
Potter)
y el lado
Este de
la Punta
Stranger,
próximo
a la Base
Jubany.
Sus coordenadas
son: 62°
15 ’
S y 58°
37’
O. El
área
ocupa
una franja
costera
de ancho
variable
con un
máximo
de unos
500 metros
desde
la línea
costera
(marea
baja)
llegando
a 70 m
de altitud
en Punta
Stranger.
Superficie
No se
puede
determinar
una superficie
más
o menos
precisa
del Sitio
de Especial
Interés
Científico
“Península
Potter”,
porque
al estar
ubicado
sobre
la costa
marítima
la extensión
del mismo
es imprecisa
por efecto
de las
bajamares
y pleamares
que suelen
variar
en varios
cientos
de metros
(ver ítem
Ubicación).
Fecha
e instrumento
legal
de creación
Esta Área
fue designada
como Sitio
de Especial
Interés
Científico(
SSSI)
N°
13 bajo
la Recomendación
XIII-8
del año
1985,
después
de una
propuesta
de la
Argentina
debido
a la rica
y diversa
vegetación
y fauna
que alberga.
Relieve
La línea
costera
es muy
irregular
y se alterna
entre
pequeñas
bahías
y elevaciones
rocosas.
El Sitio
Potter
está
compuesta
principalmente
de playas
elevadas,
cubiertas
mayormente
por guijarros
de tamaño
mediano,
estructuras
basálticas
y morenas
laterales
y terminales.
También
hay abundantes
comunidades
vegetales
donde
predominan
los líquenes
que se
ocupan
los sitios
elevados
de las
formaciones
rocosas.
En cuanto
al relieve
general
de la
Península
Antártica
y del
continente
podemos
señalar
a grandes
rasgos
que en
el Continente
Antártico
se sitúan
dos partes
diferenciadas
no solo
convencionalmente
sino,
principalmente,
por su
constitución
geológica
distinta:
la ubicada
al este
del meridiano
de Greenwich
y su antemeridiano
correspondiente,
denominada
Antártida
Oriental,
de origen
precámbrico,
y la denominada
Occidental
más
moderna,
situada
al oeste
del mencionado
meridiano
sector
al que
pertenece
la parte
Argentina.
La Antártida
Oriental
está
constituida
fundamentalmente
por una
enorme
meseta
tabular,
con sus
costas
muy regulares
y representa
aproximadamente
más
del 70%
del continente.
En cambio,
el sector
occidental
tiene
un relieve
mucho
más
accidentado,
sus costas
son muy
irregulares
y está
constituido
por rocas
sedimentarias
plegadas
de edad
Mesozoica
y Cenozoica
que reposan
sobre
un basamento
más
antiguo
de rocas
metamórficas
e intrusivas
de tipo
andino
(Beltramino,
1980).
Las islas
que conforman
el Arco
Argentino
o de Scotia
son una
prolongación
de la
cordillera
de los
Andes
incluyendo
la propia
Península
Antártica
-conocida
también
como Tierra
de San
Martín
o Tierra
de Graham-
. Así
parece
indicarlo
la semejanza
de la
mencionada
cadena
montañosa
con los
Antartandes,
la correspondencia
de depósitos
sedimentarios
- mesozoicos
y cenozoicos
- y las
rocas
volcánicas
del ciclo
eruptivo
andino-
patagónico,
peninsular
antártico
e insular
de las
Shetland
del Sur
(A.I.
de C.,
1.982).
Así
como se
afirma
el origen
único
de las
islas
Georgias
del Sur,
Orcadas
del Sur
y Shetland
del Sur
se señala
la distinta
génesis
del cordón
volcánico
de las
islas
Sandwich
del Sur,
el cual
sería
de origen
más
reciente.
Las formación
volcánica
más
conocida
es la
de la
isla Decepción
que con
forma
de media
luna es
un verdadero
cráter
hundido
y luego
invadido
por el
mar, con
un diámetro
externo
cercano
a los
16 kilómetros.
Allí
se produjeron
erupciones
volcánicas
hacia
1842 y
recientemente
en la
década
de 1960.
Esta isla
sería
el extremo
sur de
una cadena
de volcanes
que pasa
por las
Shetland
del Sur
y sigue
el recorrido
del archipiélago.
Desde
el punto
de vista
tectónico
en la
parte
occidental
se registran
plegamientos
producidos
a partir
del Jurásico
y también
desde
fines
del Cretácico
a comienzos
del Terciario.
Es importante
destacar
que antes
de producirse
la deriva
continental
la Antártida
formaba
una unidad
con América
del Sur,
Africa,
sur de
la India
y Australia,
conjunto
de tierras
que se
denominó
Gondwana
y que
aproximadamente
al final
del Paleozoico
se inicia
el fraccionamiento
de este
supercontinente.
La nieve
se acumula
durante
todo el
año
y hasta
cierta
profundidad
se puede
distinguir
la recientemente
acumulada
de la
que ya
se empezó
a transformar
por el
peso de
las capas
superiores
en una
especie
de hielo
que se
denomina
firn.
En las
capas
más
próximas
a la superficie
la densidad
de la
nieve
se estima
en 0,3
gramos
por centímetro
cúbico
(Beltramino,1980).
A medida
que se
desciende
los cambios
que se
producen
en esa
capa de
nieve
son :
recristalización
de los
granos,
el material
se hace
cada vez
más
denso,
los cristales
son mayores
y disminuye
la presencia
de burbujas
de aire.
Ya a una
profundidad
de unos
10 metros
la nieve
pudo haber
alcanzado
una densidad
de 0,5
gramos
por centímetro
cúbico
y entre
los 50
y 100
metros
ésta
se estima
0,8 gr.
por cm3.
formándose
hielo
sin porosidades.
Este proceso
de transformación
de la
nieve
es lento,
y es más
rápido
en las
costas
que en
el Polo,
donde
se estima
que puede
durar
unos 1.000
anos.
Los hielos
antárticos
se desplazan
por las
fuerzas
combinadas
de la
gravedad
y del
peso de
la acumulación.
Los glaciares
son típicos
de las
zonas
costeras
de la
península
y de las
islas
y raros
en el
interior
del continente
donde
el hielo
forma
unidad
muy compacta.
La parte
Argentina
está
integrada
básicamente
por la
Península
Antártica
o de San
Martín,
bordeada
por el
mar de
Weddell
al oriente
y el de
Bellingshausen
al occidente,
que tiene
una forma
de “S”
estirada,
con su
base mucho
más
ancha
que el
extremo
norte
el que
está
rodeado
por gran
cantidad
de islas
e islotes.
La parte
occidental
está
dominada
por un
relieve
de meseta
que no
supera
en general
los 2.000
metros
de altura;
hacia
el este,
se encuentra
la cadena
de los
Antartandes,
que recorre
la península
a los
largo
de toda
su extensión
.Esta
cadena
es de
la misma
edad de
la Cordillera
de los
Andes
y se la
considera
estructuralmente
vinculada
a ella
a través
de un
arco insular,
las llamadas
Antillas
del Sur,
compuesto
por las
Georgias
del Sur,
Orcadas
del Sur,
Sandwich
del Sur
y Shetland
del Sur.
Al oeste
de la
Península,
y próximas
a su base,
están
las islas
Alejandro
I y Belgrano,
que forman
la bahía
Margarita.
Al norte
de éstas,
aparecen
dos archipiélagos:
el de
Palmer
y el de
las Shetland
del Sur
formado
por las
islas
Baja,
Smith,
Decepción,
Nevada,
Livingston,
Greenwich,
Roberts,
Nelson,
25 de
Mayo,
Elefante
y Clarence,
las que
dejan
entre
sí
muchos
canales
navegables.
Es destacable
que en
la isla
Decepción
se manifiesta
actividad
volcánica,
aunque
no es
el único
lugar.
El sector
Argentino
es el
que posee
la mayor
superficie
despajada
de hielo
del continente
y su relieve
presenta,
además
de las
referidas
elevaciones,
que superan
los 4.000
metros,
grietas
de variadas
dimensiones
producidas
por el
resquebrajamiento
de la
masa glacial.
Este relieve
en realidad
sólo
es visto
en sectores
cercanos
a la costa
y excepcionalmente
en el
interior
en razón
de la
disposición
peculiar
de la
superficie
y la altura
de las
rocas.
Las enormes
masas
de hielo
desprendidas
dan origen
a grandes
témpanos
de dimensiones
colosales
y que
al ser
arrastrados
por las
aguas
van perdiendo
tamaño.
Las mayores
elevaciones
de la
península
son el
cerro
Bransfield
de unos
760 metros
sobre
el nivel
del mar,
el D’Urville
con 1.070
m., el
Roberts
de 957
m. Hacia
el sur
las elevaciones
mayores
se desarrollan
sobre
las costa
occidental
como el
monte
Peary
de 1.900
m., el
Chevreux
de 1.860
y el Bigo
de 1.980
m. Sobre
el paralelo
70°
se dan
aún
mayores
elevaciones
con el
cerro
Duemler
de más
de 2.200
metros,
el monte
Edward
con 2.600
m. y el
Courtauld
de 2.100
m., entre
varios
más.
El monte
más
alto de
la Antártida
Argentina
es el
Jackson,
con casi
4.200
metros,
ubicado
en los
71°
30´.
En excepcionales
momentos
partes
de las
islas
están
sin hielo,
como ocurre
con un
poco más
de asiduidad
en la
Isla Vicecomodoro
Marambio,
en la
Decepción
y en la
Isla 25
de Mayo.
Clima
Distintos
elementos
influyen
para que
el clima
del “continente
blanco”
sea el
más
riguroso
del planeta.
La radiación
solar
que llega
es escasa
debido
a la oblicuidad
de los
rayos
solares
por la
escasa
altura
que alcanza
el sol
sobre
la línea
del horizonte,
a su vez
la energía
que llega
a la superficie
de los
mares
penetra
en las
aguas
por lo
que el
esperado
calentamiento
del aire
es mínimo
(en el
hemisferio
norte
el fenómeno
es inverso).
Por otra
parte
la cobertura
de hielo
del continente
devuelve
al espacio
por reflexión
un 75%
aproximadamente
de la
energía
que llega
a la superficie.
La altura
media
sobre
el nivel
del mar
del Continente
Antártico
es la
mayor
de todos
los continentes,
circunstancia
que tiene
también
una alta
incidencia
en la
baja temperatura.
Se calcula
en un
descenso
cercano
a los
10°
C por
cada 1.000
que se
asciende.
Al sur
de los
70°
la temperatura
aparece
condicionada
por la
latitud
y la altura
sobre,
mientras
que al
norte
de dicho
paralelo
es modificada
por la
presencia
de la
península
Antártica
(Beltramino,
1980).
La península
y las
islas
que la
circundan
en el
oeste
desvían
las isotermas
hacia
el noroeste.
Las temperaturas
menores
se registran
en el
centro
geométrico
de la
Antártida
con una
capa de
hielo
que asciende
hasta
los 4.000
metros
de altura
sobre
el nivel
del mar.
La mínima
mundial
que se
haya registrado
tuvo lugar
en el
polo sur
con –
88.3°
C, el
24 de
agosto
de 1960
en la
base rusa
Vostok.
El mar
ejerce
un efecto
atemperante
de las
marcas
térmicas
por lo
que las
mínimas
invernales
en el
extremo
de la
Península
Antártica
y en las
islas
que la
circundan
son mayores
a las
que se
registran
en zonas
más
alejadas
del mar.
Un ejemplo
de esto
lo vemos
claramente
con los
registros
de las
temperaturas
medias,
mínimas
y máximas,
tomadas
en la
década
1970-1980
para los
meses
de agosto
y enero
respectivamente
en las
Bases:
Belgrano,
ubicada
sobre
la plataforma
de hielo
Filchner
a los
77°
46´
S., donde
la mínima
promedio
del mes
de agosto
fue de
- 32.9
°
C (agosto)
y - 6°C
para enero.
En cambio
en la
Base Matienzo
ubicada
sobre
una pequeña
isla -
64°
58´
S. - los
registros
para igual
mes y
período
fueron
de - 21.7°
C y de
1°
grado
sobre
cero en
enero.
Los vientos
en la
Antártida
son muy
fuertes
gran parte
de año.
La tormentas
de viento
arrastran
y elevan
la nieve
depositada
haciendo
muy difícil
la respiración
y la visión
Uno de
los vientos
responsables
de este
fenómeno
es el
conocido
viento
blanco
o blizzard,
pero otros
vientos-
catabálticos-
no son
menos
benévolos
como los
que se
desplazan
en sentido
radial,
del centro
hacia
las costas,
y que
adquieren
mucha
fuerza
al deslizarse
por valles
y depresiones
siendo
comunes
las velocidades
que oscilan
entre
100 y
200 kilómetros
por hora.
Los vientos
planetarios
del oeste
cumplen
un papel
fundamental
en la
circulación
atmosférica
y aumentan
su intensidad
con la
altura
(A.I.
de C.,
1982)
y el anticiclón
que se
instala
en la
meseta
provoca
fuertes
vientos
secos
y fríos
hacia
el anillo
de centros
de baja
presión
que rodean
al continente.
Las zonas
costera
reciben
vientos
mayores
que las
alejadas
de las
mismas.
La mayor
parte
de las
precipitaciones
se producen
en forma
de nevadas
a excepción
del la
zona oeste
de la
Península
y la zona
marítima
adyacente,
donde
se producen
algunas
lluvias.
La nubosidad
es bastante
persistente,
disminuyendo
su frecuencia
al aumentar
la latitud,
pero en
términos
generales
puede
decirse
que un
alto porcentaje
de los
días
son nublados
en todo
el ámbito
continental,
con la
salvedad
mencionada
precedentemente.
Flora
Sólo
el 4%
del territorio
antártico
alberga
vida vegetal,
a excepción
de algunas
algas,
capaces
de existir
en la
nieve
(Quintana,
et al.,
2000).
La flora
antártica,
tanto
del ambiente
terrestre
como marino,
es el
fiel reflejo
de las
severísimas
condiciones
climáticas
que imperan
en el
área
y contrasta
con la
rica flora
de climas
cálidos
que existió
en el
pasado
geológico
y de la
que dan
cuenta
los restos
de plantas
fósiles
del Jurásico
y Cretácico
(Beltramino,
1980).
La vegetación
de la
Antártida
se distingue
en manchones
aislados
en costas
libres
de hielo
o pedregosas
y algunas
en montañas
del interior
y está
representada
por líquines,
algas,
musgos
y sólo
dos especies
de fanerógamas
herbáceas.
Una de
las plantas
con flor
es la
gramínea
Deschampsia
antártica
, que
se extiende
por el
oeste
de la
Península
Antártica
y por
el continente
sudamericano
hasta
los 34°
de Lat.
S. aproximadamente,
e islas
subantárticas
del sector
Indico.
Colobanthus
quietensis
o clavel
antártico,
es la
otra fanerógama
que llegaría
hasta
el Perú,
en Sudamérica.
Se ha
comprobado
que desde
hace más
de dos
décadas
el área
de distribución
de ambas
especies
está
en aumento(De
la Vega,
2000).
Hay más
de 150
especies
de líquenes
que matizan
las rocas
tonos
anaranjados,
amarillos,
verdosos
y blancos
y se tiene
conocimiento
que algunos
líquenes
fotosintetizan
a temperaturas
inferiores
a los
0°
C. Una
importante
cantidad
de algas
de agua
dulce
se desarrollan
en los
cuerpos
de agua
que se
forman
cuando
ocurren
los deshielos.
En el
mar las
diatomeas
y los
flagelados
autótrofos
son las
algas
más
abundantes
que integran
el fitoplancton.
Se ha
observado
que en
el interior
del pack
de hielo
se generan
vías
de entrada
para el
agua de
mar. Esta
lleva
consigo
nutrientes
y cuerpos
germinativos
de microalgas
que en
condiciones
favorables
de luz
pueden
producir
floraciones
algales
(De la
Vega,
2000).
Holdgate
(1967)
ha hecho
una división
fitogeográfica
antártica
distinguiendo
dos áreas
: una
la denomina
Antártica
Marítima
y la otra
Antártica
Continental.
La primera
abarca
las costa
occidental
de la
Península
Antártica
e islas
próximas,
las islas
Orcadas
del Sur
y las
Shetland
del Sur
y la otra
fitorregión
es la
que ocupa
el resto
del Continente
Antártico.
La primera
de las
regiones,
según
el mencionado
autor,
posee
vegetación
predominante
de briófitas
y de líquenes,
en tanto
que la
segunda
región
se distingue
por poseer
formaciones
dispersas
de líquenes
con mucha
menor
proporción
de musgos.
En el
Sitio
Península
Potter
hay un
desarrollo
relativamente
abundante
de comunidades
vegetales
dominada
por líquenes,
especialmente
en la
formaciones
rocosas
de los
sitios
más
elevados
cercanos
a las
playas.
Fauna
La fauna
vertebrada
antártica
requiere
de adaptaciones
fisiológicas
y morfológicas
especiales
para sobrevivir
en las
gélidas
aguas
e hielos.
La piel
de focas
y ballenas
es gruesa
e impermeable
y suficientemente
vascularizada
para evitar
calentamiento
excesivo
en momentos
de mucha
actividad.
El sistema
sanguíneo
de las
focas
es muy
eficaz
para sus
inmersiones
en el
agua en
busca
de alimento
al actuar
una especie
de esfínter
muscular
ubicado
en el
diafragma,
que logra
aislar
del corazón
el sistema
venoso
de la
parte
inferior
del cuerpo,
manteniendo
sólo
en funcionamiento
los vasos
cardíacos
más
importantes.
Generalmente
la acumulación
de grasa
es importante
en la
mayoría
de los
animales
y poseen
mecanismos
que impiden
el congelamiento,
como el
caso de
los peces,
que aún
no se
conocen
plenamente.
Sólo
es posible
observar
especies
pertenecientes
a las
Clases
peces,
aves y
mamíferos;
la ausencia
de anfibios
y reptiles
es total.
Una característica
destacable
es la
presencia
de pocas
especies
con gran
cantidad
de ejemplares
en cada
una de
ellas
y la dependencia
de la
fauna
al medio
acuático,
a excepción
de algunas
pocas
aves que
se alimentan
de huevos
o pichones
de otras
. La vida
se manifiesta
generalmente
en las
costas,
por lo
que la
Península
Antártica
es un
lugar
especial
por la
concentración
de fauna
debida
a la proximidad
del mar
en toda
su extensión,
aunque
mayormente
en la
mitad
norte,
por la
existencia
de roquedales
que sirven
de lugar
de anidada
y la latitud
que atempera
la rigurosidad
climática.
Contrariamente
hay especies
de pingüinos
y focas
que encuentran
en los
espacios
de hielo
lugares
de descanso,
espacios
donde
mudar,
alimentarse
y obtener
protección
contra
predadores.
Dentro
de la
Convergencia
Antártica,
es decir
el límite
de los
mares
australes
con los
subantárticos
- donde
el agua
de norte
a sur
sufre
un brusco
descenso
de la
temperatura-
que ocurre
en una
línea
que circunvala
el continente
entre
los 50°
y 60°
de Latitud
sur, habitan
cerca
de 300
especies
de peces,
muchos
de los
cuales
son endémicos
y la evolución
se encargó
de adaptarlos
a las
aguas
extremadamente
frías
con, por
ejemplo,
sustancias
anticongelantes
que poseen
en la
sangre
(glicoproteínas).
Lógicamente,
cuanto
más
nos acercamos
al polo
sur disminuye
la cantidad
de especies.
El krill
constituye
el principal
alimento
de la
ictiofauna
de estas
latitudes.
Se mencionan
algunas
especies
que son
conspicuas
en las
aguas
próximas
a la Península
Antártica:
el Notothenia
coriiceps,
el Dissostichus
eleginoides,
Harpagifer
antarticus
y el Trematomus
newnesi
entre
otros.
Respecto
a las
aves son
39 las
especies
que nidifican
dentro
del espacio
denominado
Convergencia
Antártica.
Predominan
los petreles
con diez
y ocho
especies,
le siguen
los pingüinos
con siete,
con seis
los albatros,
dos eskúas,
un cormorán,
una gaviota,
un gaviotín
y la paloma
antártica.
La nómina
continúa
con dos
especies
de aves
más
que sólo
llegan
a las
islas
Georgias
del Sur.
Las aves
del antártico
tiene
la ventaja
de carecer
de predadores
terrestres
y todas
nidifican
en las
costas
carentes
de hielo
y migran
hacia
menores
latitudes
en plena
época
invernal.
Tal vez
las mayores
sutilezas
en el
aspecto
adaptativo
las presenten
los pingüinos
con su
cuerpo
alargado
muy adecuado
a la natación
subacuática,
las alas
se han
reducido
y pasaron
a ser
eficientes
aletas
para nadar,
las plumas
son especializadas
para lograr
un mayor
aislamiento
del frío
y son
impermeabilizadas
por una
secreción
glandular,
una capa
de grasa
debajo
de la
piel contribuye
a luchar
contra
el frío
y las
patas
son herramientas
notablemente
útiles
para la
natación.
Por otra
parte,
la enorme
resistencia
al desgaste
energético
que produce
el vuelo
en los
albatros,
que pasan
algo así
como el
90% del
tiempo
volando,
no deja
de ser
una extraordinaria
adaptación
evolutiva
que les
brinda
varias
ventajas
para su
subsistencia.
Entre
los pinnípedos
–focas,
elefantes,
lobos
marinos
–
hay seis
especies
que son
las más
conspicuas
dentro
del radio
tratado.
Todos
los animales
de este
grupo
desarrollaron
grandes
tamaños
como principal
estrategia
para protegerse
del frío,
al reducir
de esta
forma
la superficie
expuesta
en relación
al volumen
y mantener
más
el calor.
La acumulación
excesiva
de grasa
proporciona
calor
y reserva
calórica
para momentos
de escasez
de alimento
y el pelaje
es, en
general,
bien desarrollado.
Y, por
último,
se encuentra
el grupo
de los
cetáceos,
mamíferos
que están
representados
en el
antártico
por unas
quince
especies.
También
su gran
tamaño
los protege
de la
pérdida
de calor
y su respiración
pulmonar
los obliga
a emerger
para respirar
lo que
los hace
muy vulnerables
ante el
hombre
que desde
tiempos
remotos
los cazó
desde
embarcaciones
y, en
los siglos
XIX y
XX, con
la utilización
del cañón
lanza
arpones
se diezmaron
las poblaciones
de algunas
especies,
provocando
un verdadero
alerta
mundial
entre
los países
explotadores
del recurso,
que los
llevó
- por
imperio
de las
circunstancias
más
que por
el afán
de cumplir
los tratados
que en
ese sentido
se establecieron
- a tener
que cazar
menos
aquellas
especies
que se
veían
espaciadamente.
Se pueden
señalar
dos características
anatómicas
notables
que los
distinguen
del resto
de los
mamíferos:
carecen
de pelo
y de glándulas
en la
piel,
a excepción
de las
mamarias.
La fauna
invertebrada
está
compuesta
en primer
término
por los
organismos
integrantes
del zooplancton
y entre
los invertebrados
marinos
es destacable
la variedad
de esponjas
que hay
en los
mares
antárticos,
también
caracoles,
bivalvos,
“arañas
de mar”,
anfípodos,
poliquetos
y otros
grupos.
Existen
también
insectos
de varias
especies,
algunos
son parásitos
de las
focas,
y protozoos
que viven
junto
a los
líquenes,
nematodes,
rotíferos
y tardígrados
(De la
Vega,
2000).
Entre
los vertebrados
del Sitio
de Especial
Interés
Científico
“Península
Potter”
se destacan
las aves
con nueve
especies.
El pingüino
de Adelia
o de ojo
blanco
(Pygoscelis
adeliae)
de unos
50 centímetros
de altura
y una
“capa
y capuchón”
negros
y la parte
ventral
blanca
como la
mayoría
de sus
parientes.
Se lo
puede
distinguir
por una
notoria
zona periocular
blanca
y patas
rosadas.
Lo acompaña
el pingüino
de barbijo
(Pygoscelis
antartica),
muy similar
al anterior
pero con
la cara
blanca
y una
línea
oscura
que pasa
por la
cara y
el pingüino
de papúa
o de vincha
(Pygoscelis
papua)
que tiene
como detalle
distintivo
una línea
blanca
que nace
detrás
de los
ojos y
prosigue
por la
cabeza
ensanchándose.
Otra ave
conspicua
en este
sector
de la
Antártida
Argentina
es la
conocida
gaviota
cocinera
(Larus
dominicanus)
que se
la puede
ver desde
estas
latitudes
hasta
el sur
de la
provincia
de Entre
Ríos,
el gaviotín
antártico
(Sterna
vittata),
que cría
en la
Antártida
e inmediaciones
y también
se lo
puede
ver en
las costas
marinas
patagónicas
y en invierno
puede
llegar
hasta
el sur
de Brasil(
Narosky,
2003),
el petrel
gigante
común
(Macronectes
giganteus)
de una
envergadura
(distancia
entre
los extremos
de ambas
alas en
vuelo)
de 2,15
metros
y frecuente
también
en las
costas
patagónicas
y en época
invernal
se lo
puede
observar
en Perú,
Chile
y Brasil.
La nómina
de aves
del Sitio
Península
Potter
continúa
con el
petrel
damero
(Daption
capense)
con un
llamativo
diseño
en la
parte
dorsal
de sus
alas de
color
blanco
y negro
y una
envergadura
de casi
un metro,
la escúa
polar
(Catharacta
maccormicki),
que tiene
la característica
de ser
el ave
voladora
que se
aleja
más
de las
costas
y se la
ubicó
a varios
cientos
de kilómetros
dentro
del continente
y la paloma
antártica
(Chionis
alba),
que cría
en la
Antártida
y en invierno
migra
hacia
el norte-
llegando
a Chile
y Brasil-
y se distingue,
entre
otras
peculiaridades,
por su
hábito
de frecuentar
las colonias
de mamíferos
marinos.
Entre
los mamíferos
de destacan
los elefantes
marinos
(Mirounga
leonina),
que figura
en el
Apéndice
II de
la CITES.
En territorio
sudamericano
tiene
como único
asentamiento
en la
península
de Valdés,
provincia
de Chubut
y en la
Antártida
(Parera,
2003).
La especie,
cuyo macho
puede
llegara
los 900
kg. de
peso,
todos
los años
ocupa
los mismos
lugares
para reproducirse,
arribando
primero
los machos
y luego
las hembras
que constituyen
harenes
muy numerosos
alrededor
de cada
macho.
Otro mamífero
que habita
en el
Sitio
Península
Potter
es la
foca de
Wedell
(Leptonychotes
weddellii)
que habita
todos
los mares
del sur,
las costas
antárticas
y subantárticas
y es de
hábitos
solitarios
o en grupos
muy pequeños,
ocupando
huecos
que se
producen
en el
hielo.
El último
tetrápodo
que se
menciona
para esta
área
protegida
de la
Antártida
Argentina
es la
foca cangrejera
(Lobodon
carcinophagus),
siendo
su distribución
los mares
antárticos
al sur
de los
65°
S. Es
de cabeza
pequeña
y su hocico
prominente,
desplazándose
en tierra
o sobre
hielo
con bastante
facilidad
y también
usa los
bandejones
de hielo
para asentarse;
su estatus
no tiene
grado
de amenaza.
Recursos
culturales
Con la
llegada
del hombre
a un determinado
territorio
comienza
la historia
de ese
lugar.
No escapa
la Antártida
a este
postulado,
sino que
por el
contrario,
tiene
más
historia
por los
intentos
de aproximación
y por
los esfuerzos-
a veces
auténticas
proezas-
de conquistar
tan indómito
terreno
por la
dureza
de su
clima,
que por
los hechos
acaecidos
una vez
instaladas
las primeras
poblaciones
humanas.
Ya en
1756 el
navío
español
El León
que atravesaba
en Cabo
de Hornos
es llevado
por una
tormenta
hasta
la Islas
Georgias
del Sur,
que denominó
San Pedro.
El famoso
capitán
James
Cook,
allá
por la
década
de 1770,
circunnavegó
el Antártico
y rebautizó
el archipiélago
con el
nombre
a las
Georgias
del Sur.
En las
entonces
Provincias
Unidas
del Río
de la
Plata,
el almirante
Guillermo
Brown
durante
la lucha
por la
independencia,
en 1815,
estando
en el
Cabo de
Hornos
con dos
buques
fue llevado
por una
impetuosa
tormenta
hacia
latitudes
cercanas
a los
65† S.
Habría
antecedentes
que en
1818,
barcos
foqueros
procedentes
del Río
de la
Plata,
iban con
cierta
regularidad
hacia
las islas
del Atlántico
Sur .
Esto se
fundamentaría
en que
en el
mencionado
año
un comerciante
de Buenos
Aires
–
Juan Pedro
Aguirre-
presenta
al Consulado
de Buenos
Aires
una autorización
para instalar
un establecimiento
de caza
de lobos
marinos
“en
alguna
de las
islas
existentes
a la altura
del Polo
Sur”.
En 1829
el gobierno
de Buenos
Aires
dicta,
el 10
de junio,
un decreto
creando
la Comandancia
Político
Militar
de las
Islas
Malvinas
y es la
primera
normativa
que menciona
la preservación
de los
pinnípedos
que habían
sido víctima
de un
exterminio
brutal,
refiriéndose
a las
islas
adyacentes
al Cabo
de Hornos
en alusión
a las
islas
antárticas.
En 1819
y 1821
los buques
rusos
Vostok
y Mirny
, al mando
del comandante
Bellingshausen
rodean
el “Continente
Blanco”
y avistan
una costa
montañosa
que llamaron
Tierra
Alejandro
I en homenaje
al zar
de Rusia.
En 1823
el capitán
inglés
Weddell
descubre
el mar
que lleva
su nombre
y penetra
en él
hasta
los 74†
15`de
Lat. S.
Luego
habría
que hacer
mención
a las
tres expediciones
científicas
más
importantes
anteriores
al empleo
del motor
a vapor
en la
navegación.
Una de
ellas
fue la
del francés
Jean Dumont
D´Urville,
que inició
su viaje
en 1837
y llegó
en el
verano
del hemisferio
sur a
incursionar
en el
Mar de
Weddell,
contorneó
las Orcadas
del Sur
y las
Shetland,
hizo lo
propio
en la
Península
Antártica
y tras
efectuar
un enorme
recorrido
por la
Polinesia
y Oceanía
llegó
a la costa
opuesta
del Antártico.
En 1838
el norteamericano
Charles
Wilkes
partió
hacia
la Antártida
con una
expedición
sin precedentes
hasta
el momento:
estaba
integrada
por dos
corbetas,
una bergantín,
dos veleros
y un buque
almacén.
Sus logros
fueron
mínimos
en relación
a la infraestructura
que sustentaba
la expedición,
perdiendo
la mayor
parte
de los
navíos
y arribando
a las
costas
antárticas
en una
sola oportunidad.
La más
exitosa
de las
tres expediciones
enunciadas
precedentemente
fue la
del inglés
James
Charles
Ross,
en 1839,
que llegó
a los
78† de
Lat. S.
y se encontró
con una
enorme
barrera
de hielo
de unos
70 metros
de altura
que hoy
lleva
su nombre.
En otra
incursión
que realiza,
Ross llega
al Mar
de Weddell
y explora
la tierra
de Joinville.
Luego
de una
tregua
de varios
años
se reiniciaron
las expediciones
con barcos
de vapor,
siendo
el alemán
Dallman
el primero
en explorar
la Península
Antártica
con la
nueva
tecnología
naviera.
Un avance
importante
lo realizó
el noruego
Larsen
que pasó
dos temporadas
en las
costas
de la
Península
Antártica
y comprobó
que la
parte
noroeste
del mar
de Weddell
presentaba
un paso
libre
de hielo
y en virtud
de ello
recorrió
gran parte
de las
costas
de la
Península.
Antes
de finalizar
el siglo
XIX hubo
dos expediciones
más,
la del
belga
Gerlache
y la del
escandinavo
Borshgrevink,
quien
pasó
el invierno
en el
Antártico
por primera
vez.
La República
Argentina
participa
de la
epopeya
antártica,
en 1901,
a través
de la
expedición
dirigida
por el
profesor
sueco
Otto Nordenskjöld,
quien
en diciembre
de ese
año
llegó
a Buenos
Aires
y establece
un convenio
con el
gobierno
para obtener
provisión
de víveres
a cambio
de la
participación
de un
militar
argentino,
el alférez
de marina
José
María
Sobral,
en su
expedición.
En 1902
llegaron
a las
Shetland
del Sur
e instalan
un campamento
para refugio
de invierno
con el
fin de
efectuar
observaciones
metereológicas
principalmente.
Mientras
tanto
el buque
Antartic
regresaba
a Ushuaia
para proveerse
de alimentos
y quedar
en acuerdo
que si
en abril
de 1.903
la expedición
no hubiera
regresado
se enviaría
otra en
auxilio.
Así
sucedió,
tal como
si Nordenskjöld
hubiera
tenido
una premonición,
el Antartic
fue destrozado
por los
hielos
y los
expedicionarios
estaban
en el
refugio
a la espera
de las
naves
que vinieran
en su
auxilio.
En noviembre
de 1.903
tras una
intensa
búsqueda
fue encontrado
el campamento
por los
tripulantes
argentinos
de la
cañonera
Uruguay.
En 1904
Argentina
adquiere
la estación
metereológica
del escocés
Bruce,
en la
isla Laurie,
Orcadas
del Sur.
A partir
de ese
momento
la ocupación
Argentina
en las
mencionadas
islas
fue continua
hasta
nuestros
días.
La Corbeta
Uruguay
–
hoy convertida
en Museo-
realizó
durante
muchos
años
el relevo
del personal
asentado
en la
Base Orcadas
del Sur.El
Polo Sur
fue a
partir
del comienzo
del siglo
XX la
meta buscada.
Inició
esa empresa
el inglés
Ernest
Shackleton,
quien
parte
en junio
de 1907,
en el
buque
Nimrod,
rumbo
al Antártico.
Establecida
su base
en la
tierra
de Eduardo
VII realizó
tres incursiones
en busca
del Polo
Sur. En
la ultima
de ellas
Shackleton
y tres
acompañantes
se lanzaron
hacia
el Polo,
utilizando
ponies
de Siberia.
Los animales
iban siendo
sacrificados
a medida
que el
cansancio
los hacía
inútiles
para impulsar
los trineos
y eran
enterrados
bajo el
hielo
para encontrar
carne
fresca
al regreso.
Carentes
ya de
animales,
los expedicionarios
debieron
regresar
cuando
habían
alcanzado
una altitud
mayor
que la
lograda
hasta
el momento
: 88†
23´
de Lat.
S. y estuvieron
a sólo
unos 170
kilómetros
del polo.
En 1910
parten
hacia
el mismo
destino
dos expediciones
más:
la de
Robert
F. Scott,
en el
buque
Terranova,
y Roals
Amundsen
en el
Fram.
Ambos
expedicionarios
llegaron
al Mar
de Ross
con pocos
días
de diferencia.
Los grupos
expedicionarios
emprendieron
una verdadera
carrera
en la
fue favorecido
por el
clima
Amundsen
y arribó
a la meta
el 17
de diciembre
de 1911
y Scott
lo hizo
un mes
más
tarde.
En el
viaje
de regreso
Scott
y sus
acompañantes
fueron
vencidos
por la
adversidad
del clima
y perecieron;
recién
en octubre
de 1912
fueron
encontrados
por la
expedición
que había
salido
en su
búsqueda.
Con la
empresa
de Shackleton
en 1914-1917,
que logró
salvarse
luego
de pasar
tremendas
peripecias,
finaliza
el período
de las
explotaciones
heroicas
al irrumpir
a partir
de 1928
el auxilio
de los
primeros
aviones
que permitieron
el aprovisionamiento
periódico
de las
distintas
bases
instaladas.
La República
Argentina
a partir
de 1947
inicia
una etapa
de mayor
actividad
en la
Antártida,
desarrollándose
desde
entonces,
año
tras año,
campañas
antárticas,
confección
de cartografía,
edición
de bibliografía
y erección
de unos
quince
destacamentos
de los
cuales
en la
actualidad
hay seis
de uso
permanente
y siete
temporarios.
Alternativas
turísticas
Desde
la República
Argentina
se puede
llegar
a la Antártida
partiendo
de Ushuaia,
ciudad
más
austral
de Argentina
y del
mundo.
Sólo
algo más
de 1.000
Km. separan
a Ushuaia
de la
Península
Antártica,
lo que
ubica
a esta
ciudad
en un
plano
fundamental
para la
parte
logística
operativa
en todo
lo que
hace a
la conexión
con el
Continente
Blanco.
Por esta
razón
Ushuaia
es vista
como "La
Puerta
de Entrada
a la Antártida".
La temporada
turística
antártica
comienza
a mediados
de Noviembre
y finaliza
hacia
mediados
de Marzo.
Durante
estos
meses
del verano
austral
distintas
embarcaciones,
principalmente
cruceros
y en menor
proporción
veleros,
ofrecen
a los
amantes
de la
aventura
y la naturaleza
la posibilidad
de viajar
hacia
el Continente
Blanco.
Luego
de zarpar
del puerto
de Ushuaia
los buques
ponen
proa al
sur para
cruzar
el Pasaje
Drake
en dirección
al extremo
noroeste
de la
península
antártica,
a dos
días
de navegación,
donde
los turistas
tienen
la posibilidad
de visitar
sitios
de singular
belleza
paisajística.
Una vez
en área
antártica
y de acuerdo
a las
condiciones
climáticas,
se realizan
desembarcos,
en general
en botes
de goma
y con
un tiempo
de permanencia
en tierra
de algunas
horas.
Los pasajeros
se alojan
y comen
siempre
a bordo
mientras
el buque
se traslada
diariamente
a nuevos
sitios,
permitiendo
así
recorrer
y conocer
una gran
cantidad
y variedad
de lugares.
La duración
del viaje
y los
itinerarios
son variables,
desde
un mínimo
de 8 a
9 días
hasta
más
de tres
semanas,
incluyendo
la península
antártica,
islas
subantárticas
como las
Georgias,
Sandwich
y Orcadas
del Sur.
De todas
formas
no podemos
dejar
de señalar
que la
afluencia
turística
está
siendo
observada
con atención
especial
por las
Partes
Firmantes
del Tratado
Antártico
y su complementario
Protocolo
de Madrid.
Los ecosistemas
antárticos
son sumamente
frágiles,
y el impacto
negativo
de la
presencia
humana
en forma
periódica
puede
ser muy
peligrosa
para su
sustentabilidad.
Por otra
parte
debe tenerse
presente
que el
espíritu
del Tratado
Antártico
es esencialmente
contrario
al establecimiento
de cualquier
actividad
humana
ajena
a la investigación.
Problemas
de conservación
El cambio
de categoría
propiciado
por el
Protocolo
del Tratado
Antártico
Sobre
Protección
del Medio
Ambiente,
a las
áreas
anteriormente
denominadas
Sitios
de Especial
Interés
Científico
por una
categoría
denominada
Zonas
Antárticas
Especialmente
Protegidas
o en idioma
inglés
Antartic
Special
Protected
Areas
(ASPAs)
en principio,
perjudica
el estatus
actual
por tratarse
de un
rango
de protección
un poco
menos
estricto.
Las investigaciones
que se
realizan
en el
SEIC “Península
Potter”
requieren
de una
absoluta
carencia
de intervención
humana
por cuanto
se trata
de pormenorizados
monitoreos
de las
poblaciones
de elefantes
marinos-
la faz
reproductiva
principalmente-
y de algunas
de las
especies
de aves
marinas
que habitan
la zona,
que son
muy sensibles
a las
alteraciones
ambientales.
Además
incluye
el Programa
de Monitoreo
del Ecosistema
de la
CCRVMA
(Comisión
para la
Conservación
de los
Recursos
Vivos
Marinos
Antárticos
, llevada
a cabo
en Hobart,
Australia)
e investigaciones
básicas
que deben
desarrollarse
sin interferencia
de otras
actividades.
Los estudios
a largo
plazo
podrían
ser puestos
en peligro
por interferencias
de otras
actividades
humanas,
principalmente
en épocas
coincidentes
con los
periodos
reproductivos.
Las seriedad
con se
cumplen
las normas
hacen
de la
Antártida
un laboratorio
único
en el
mundo.
Siempre
la puja
por los
intereses
económicos
va a estar
latente,
pero en
este ámbito
favorece
mucho
los factores
sumamente
adversos
para la
vida que
restringen
las posibilidades
de intrusiones
humanas.
Algunas
normas
y acciones
que se
detallan
a continuación
muestran
la rigidez
del sistema:
- Se colocó
un cartel
en el
acceso
principal
ilustrando
la ubicación,
límites
y restricciones
de ingreso,
escrito
en los
cuatro
idiomas
que adoptó
el Tratado
Antártico
- Se marcaron
los accesos
al área
y senderos
de tránsito.
- Se establecieron
rutas
prioritarias
de circulación
para el
tránsito
a los
lugares
de muestreo.
Las áreas
marinas
y de hielo
incluidas
en el
área
protegida
solo podrán
usarse
bajo condiciones
de permiso.
- La toma
de muestras
se limita
al mínimo
requerido
para planes
de investigación
científica
aprobados.
- Se establecieron
áreas
de control
de acceso
limitado
para monitorear
el posible
impacto
del disturbio
humano
tanto
sobre
la flora
como sobre
la fauna.
- Las
visitas
sólo
serán
las necesarias
a fin
de asegurar
que las
medidas
de manejo
y mantenimiento
sean las
adecuadas.
El acceso
al Área
está
restringido
al extremo
Norte
cercano
al Helipuerto.
El acceso
por mar
está
restringido
a las
playas
en frente
del refugio.
No se
permite
la circulación
de vehículos
de ningún
tipo ni
de sobrevuelos
de aeronaves,
excepto
en situaciones
de emergencia.
No deben
construirse
estructuras
adicionales
dentro
del Área
ni se
deben
instalar
equipos
científicos,
excepto
para actividades
esenciales
de manejo,
con el
adecuado
permiso.
La Partes
que usen
el Área,
normalmente
tendrán
disponible
la Base
Jubany
para su
alojamiento.
En el
caso de
que esto
no sea
posible,
el campamento
deberá
ser ubicado
cerca
de la
Base,
fuera
de los
límites
del Área
Protegida.
No pueden
ser deliberadamente
introducidos
en el
Área
animales
vivos
ni materia
vegetal.
No deberán
ser introducidos
productos
de granja
ni comida
conteniendo
huevos
sin cocción.
No se
deben
introducir
en el
Área
herbicidas
ni pesticidas.
Cualquier
otro producto
químico,
el cuál
pueda
ser introducido
para un
propósito
científico
especificado
en el
permiso,
deberá
ser removido
del Área
antes
o al finalizar
la actividad
por la
que el
permiso
fue otorgado.
No deberán
ser depositados
dentro
del Área
combustible,
comida
y otros
materiales,
a menos
que sean
requeridos
en forma
esencial
por la
actividad
previamente
autorizada
con el
Permiso
adecuado.
Todos
esos materiales
deberán
ser sacados
del Área
cuando
se finalice
con su
utilización.
No son
permitidos
depósitos
permanentes
de esos
materiales.
Gracias
a la protección
del Tratado
Antártico,
este continente
es el
único
desmilitarizado
del mundo,
sin conflictos
bélicos,
limpio
ambientalmente
y dedicado
con exclusividad
al estudio
de la
biosfera
y al más
profundo
conocimiento
de fenómenos
climáticos
tan trascendentales
como los
bien conocidos
de los
fallos
en la
capa de
ozono,
el llamado
"efecto
invernadero"
y muchos
otros
fenómenos.
Por lo
tanto
la Antártida
es la
gran estación
metereológica
de la
humanidad.
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