Chajá

Chauna torquata
 

Chajá
Chauna torquata

Clasificación:
Clase: Aves
Orden: Anseriformes
Familia: Anhimidae
Se omiten los taxa con rango de sub o supercategorías.
Género: Chauna.
Nombre científico: Chauna torquata (Oken, 1816).
Estatus nacional: no reviste grado de amenaza.
Otros nombres comunes: Tapacaré, chahá  o  yajá (guaraní), gritón chajá, chajá moñudo, tría (en Santiago del Estero), pelícano (en Salta), tacac (en lengua mocoví), chakar, tachã-do-Sul  y  cabuitabú (en portugués), Southern screamer (en inglés).

Caracteres externos
Es una ave bastante grande, corpulenta y de aspecto rechoncho, mide cerca de 85 cm estando parado sobre el suelo (Narosky e Izurieta, 2003). Tal vez lo más destacable, además del tamaño, sea su pico encorvado de color pardo negruzco con el resto de la mandíbula gris oliváceo  y el gracioso y pintoresco cope nucal. Son también notables los collares blanco (más notable) y negro -ubicado debajo del anterior- que cubren su cuello. La coloración general de su plumaje es gris ceniciento. El pecho también es gris con los bordes de las plumas de color blanquecino. Las alas primarias y secundarias son pardo oscuras y las cubiertas gris oscuro también orilladas de blanco y la parte inferior de pecho y el abdomen algo más claro que el resto, tendiendo a blancuzco. Presenta una zona periocular rojiza, el iris de color canela anaranjado, patas rojas y las tapadas blancas y remeras negras, que se perciben claramente en vuelo. La cola es pardo oscura y presenta dos espolones o púas a cada lado de color anaranjado (De la Peña, 1985). Su peso oscila entre los 3 y 4 kg. No hay diferencias notorias entre los machos y hembras.

Un diligente centinela

El chajá permanece alerta tanto de día como de noche y con su grito anuncia la presencia de intrusos. Su voz es muy potente; el macho emite dos notas -cha-ja- y la hembra invariablemente le responde: cha-ja-lí. Estos sonidos suelen ser seguidos por un chasquido de menor intensidad producido por el aire que pasa de los sacos aéreos a las celdillas que el ave tiene entre la piel y los músculos.
El grito del chajá. aunque monótono, resulta impresionante en medio del silencio de las pampas. Cuando forma bandadas se transforma en coro y puede ser escuchado durante el día y la noche, estando las aves en vuelo o posadas.

Comportamiento
Es un ave de hábitos eminentemente gregarios, viéndosela en pequeños grupos o en parejas. Emite un fuerte grito cuya onomatopeya sería "chaja", "chajaii", inconfundible y muy estridente.

Pese a su gran tamaño y al referido aspecto rechoncho es posible verlo volar a alturas realmente elevadísimas y puede confundírselo con algunas de las águilas cuyos coloridos sean semejantes o con jotes cuando está a demasiada altura. Se los ve en compañía de cigüeñas muchas veces. Pasa gran parte del día alimentándose a la orilla de lagunas, vadeando aguas someras y también en campos secos.

El chajá camina con lentitud  sobre la tierra firme, manteniendo el cuerpo en posición horizontal y las patas entreabiertas. Su bajo peso -en relación con el volumen- y los largos dedos de sus patas, permiten que mantenga su estabilidad y se desplace con facilidad sobre la vegetación flotante; además, al descender volando sobre los camalotes extiende las alas durante algunos segundos hasta lograr un buen equilibrio y un apoyo firme (CEAL, 1985).

Por su tamaño relativamente grande levanta vuelo con cierta dificultad, produciendo un fuerte ruido con las alas pero una vez que logra despegar sorprende su destreza de vuelo aprovechando las corrientes térmicas planeando hábil y lentamente. En el aire alcanza gran altura y se lo ve en pareja o en pequeños grupos, aunque, a veces, también lo hace en bandadas numerosas. En ocasiones se suele posar en los árboles.

Su alimentación es vegetariana, aunque en ocasiones se alimenta de insectos acuáticos y moluscos. Come semillas, frutos, hojas y  brotes de plantas acuáticas y terrestres aunque en algunas ocasiones también come insectos acuáticos. En busca de alimento el chajá  penetra  en todo tipo de humedales obteniendo alimento en el agua, aunque es más común que lo haga en tierra firme como campos próximos al agua donde pasa la mayor parte de su tiempo picoteando para alimentarse, junto con su pareja.

Una pareja fiel

El chajá es monógamo; formada la pareja, ya no se separa más. Popularmente se afirma que al morir uno de los miembros del casal el otro no puede sobrevivir a esta pérdida, pero este aserto carece de fundamento científico.

Durante el cortejo, macho y hembra se acicalan mutuamente las plumas de la cabeza y el cuello. Esta actividad se realiza durante tres semanas, aproximadamente, antes de comenzar la nidificación.
Aunque la reproducción puede tener lugar en cualquier época del año, incluso en invierno, los meses en que más abundan los nidos son setiembre, octubre y noviembre. Frecuentemente, a fines de julio comienzan a trasladar palitos y pequeñas ramas, pero solo un mes después se inicia realmente la construcción del nido. Anida en rincones apartados, en ciénagas herbosas, en la espesura de los juncales, a veces en tierra firme pero siempre muy cerca del agua; otras veces directamente lo hace sobre el agua.

En relación a la reproducción podemos decir que su nido es una gran plataforma de juncos donde pone hasta 6 huevos grandes de color crema (Canevari y Narosky, 1995).Los pichones nacen cubiertos un plumón color marrón amarillento dorado y patas rosadas, después de unos 45 días de incubación. Pereyra (1938) observó las crías detenidamente y señala  que al mes notó el inicio tenue del cambio de colorido del plumón ya descrito y a los 5 meses comienzan a salirle las verdaderas plumas del dorso y cola, las quedan durante mucho tiempo sin crecer  y  recién cuando tienen todo el cuerpo emplumado empiezan a desarrollar el plumaje adulto, alcanzando alrededor del año el tiempo para tener la librea de los adultos.

 
Dice De la Peña (1985):”El nido tiene forma de plataforma. Es construido en bañados y esteros. Emplea juncos y/o espadañas. Mide 1- 1,20 metros de diámetro”. Según este mismo autor los huevos miden 84 a 91,5 mm  X  55 a 66,5 mm. Suelen formar pareja de por vida. Es sumamente protector de sus pichones y muestra gran agresividad cuando se acercan a su nidada. Incluso se sostiene que también adopta esa actitud cuando se trata de nidadas o pichones de otras especies.

Hábitat
Su hábitat son los ambientes acuáticos en general, tanto de llanuras herbosas, pajonales contiguos o áreas arboladas. Asimismo se lo ve vadeando el agua poco profunda y incluso nadando (Hudson, reed. 1984). A veces se lo halla en lagunas dentro de selvas y bosques y también se lo puede encontrar en masas de vegetación flotante en aguas profundas. También ocupa comunidades de tipo intermedio entre los ambientes acuáticos y terrestres, la existencia de cuyos componentes está condicionada por una determinada calidad o nivel de agua (SIB). Se habitúa a la forma de vida del animal doméstico con cierta facilidad.

Respecto a las eco-regiones en que se clasifica en territorio argentino según Burkart, et al (1999), habita las siguientes: Chaco Húmedo, Chaco Seco, Delta e Islas Río Paraná, Espinal, Esteros del Iberá y
Selva de las Yungas (SIB).

Distribución
El chajá pertenece a la familia Anhimidae que es exclusiva de Sudamérica y está emparentada con la de los patos. En este subcontinente se lo  encuentra en el sur de Brasil, Paraguay, Bolivia,  Uruguay, ocasionalmente llegaría al sur de Perú y la Argentina. Es este país se distribuye por las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Córdoba y San Luis. También norte de La Pampa, este de San Juan, Salta y Jujuy.


Situación de sus poblaciones
El chajá si bien sufrió, como la mayoría de la fauna, la destrucción de su hábitat por la gran expansión de las tierras explotadas para ganadería o agricultura,  ha mantenido niveles estables de población, y además se adapta, en alguna medida, a las zonas modificadas por el hombre, siempre que haya humedales próximos.
Encuentra amparo en los siguientes Parques Nacionales: CALILEGUA, CHACO, COLONIA BENITEZ ,COPO, EL PALMAR, EL REY , FORMOSA, GENERAL PIZARRO, MBURUCUYA, OTAMENDI, PRE-DELTA y RIO PILCOMAYO.

Aspectos culturales
Un aves conspicua como el cajá no podía estar exenta de leyendas y creencias de distinta índole. Una de las leyendas, según refiere Coluccio (2001), narra que: “Dos muchachas se hallaban lavando a orilla del río cuando llegaron Jesús y San Pedro; habiéndoseles pedido agua para beber, le alcanzaron espuma de jabón y por esto fueron maldecidas; al quererse ir, por decir yajá, que en guaraní  quiere decir vamos, dijeron chajá y salieron volando transformadas en pájaros. Desde entonces sus cuerpos tampoco sirven para nada, pues dicen que su carne es pura espuma, de donde proviene el conocido dicho popular:”Pura espuma como el chajá””. De esta misma leyenda hay versiones diferentes en Chaco y en el Uruguay, al menos. En la clásica obra Martín Fierro, su autor, José Hernández, hace referencia en sus versos al chajá, como ocurre con obras de otros autores y en el cancionero popular autóctono.

En cuanto a creencias una de las más difundidas es que cuando repite su nombre insistentemente posado sobre un poste, es señal de tormenta y, por el contrario, cuando lo ven volar a gran altura formando círculos -actitud muy común- es signo de buen tiempo.

Compilación e investigación periodística: Gabriel Omar Rodríguez

Bibliografía

Canevari, P. y T. Narosky. 1995. Cien Aves Argentinas. Editorial Albatros. Buenos Aires.

Fascículo Fauna Argentina Nº 28. "El chajá". Centro Editor de América Latina SA. Junin 981. Buenos Aires.

Chebez, J. C.  1988. Los nombres de las aves argentinas. Revista Nuestras Aves. Números 16, 17 y 18 (Anseriformes). Asociación Ornitológica del Plata. Buenos Aires.

De la Peña. M.  1984. Guía de aves argentinas. Tomo II. Facultad de Agronomía y Veterinaria de Esperanza. Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe.

Hudson, G. H. Aves del Plata. Libros de Hyspamérica, Reedición traducida por H. C. Mangonnet y J. Santos Gollán. Buenos Aires.

Mazar Barnett, J.  y  M. Rearman. 2001. Lista comentada de las Aves Argentinas. Lynx Edicions. Barcelona.

Narosky, T. y D. Izurieta. 2003. Guía para la identificación de las aves de Argentina y Uruguay. Vázquez Manzini Editores. Buenos Aires.

Olrog, C.Ch. 1968. Las Aves Sudamericanas. Una Guía de Campo. Tomo Primero. Universidad Nacional de Tucumán. Fundación Miguel Lillo. S.M. del Tucumán.

Pereyra, J. A, 1938. Aves de la zona ribereña nordeste de la Provincia de Buenos Aires, 304 páginas. Memorias del Jardín Zoológico. Tomo IX, 2º parte. La Plata. Argentina.

Pergolani, M. J.  1970. Los nombres vulgares de las aves argentinas. Revista IDIA Nº 268. Instituto Nacional  de Tecnología Agropecuaria. Buenos Aires.

Ringuelet, R. A. 1977. Fauna de agua dulce de la República Argentina. Anseriformes. Volumen XLII.  Fascículo 2. Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC). Buenos Aires.

http://www.sib.gov.ar/fichas/fauna/. Consultada en agosto de 2008. Sistema de Información de la Biodiversidad. Sitio de Internet de la Administración de Parques Nacionales. Argentina.


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