Los
pingüinos
Animales
de cuerpo
hidrodinámico
con potentes
aletas
propulsoras,
patas
palmeadas,
extraordinaria
capacidad
de natación
y buceo.
¿De
quienes
se trata?
Pues de
los pingüinos,
el grupo
de aves
mejor
adaptado
al medio
acuático
en el
mundo.
El buceo
con propulsión
de "alas"
existe
en otros
tres grupos
de aves.
Los miembros
de la
familia
Alcidae
del Hemisferio
Norte;
los Cinclidae;
y los
Yuncos
o Petreles
zambullidores,
aves marinas
de la
familia
Pelecanoididae.
Estos
grupos
no perdieron
su capacidad
de volas
aunque
redujo
la superficie
de sus
alas,
logrando
más
eficiencia
bajo el
agua.
Pero el
extremo
de adaptación
son los
pingüinos.
Sus extremidades
y esqueleto
están
comprimidos,
y las
alas se
han reducido.
La articulación
del hombro
y los
músculos
del vuelo
de las
alas están
especializados,
resultando
una extremidad
relativamente
rígida.
¡Las
alas se
han convertido
en auténticas
aletas!
Para
su vida
acuática
y lograr
aislamiento
de las
bajas
temperaturas,
los pingüinos
tienen
plumas
especializadas.
Las impermeabilizan
con la
lubricación
de una
glándula
especial,
y entre
ellas
se forma
un estrato
de aire.
Una capa
de grasa
debajo
de la
piel aporta
también
al aislamiento.
Ante el
riesgo
de calentamiento
fuera
del agua,
el superficial
sistema
de vascularización
de las
extremidades
ayuda
a disipar
calor.
En tierra
los pingüinos
resultan
"torpes
y simpáticos"
a nuestra
percepción,
aunque
las especies
antárticas
pueden
utilizar
la nieve
y el hielo
como tobogán,
deslizándose
sobre
ellos
con agilidad.
Sus colonias
se establecen
cerca
de fuentes
de alimento.
Finalizado
el período
reproductivo
y la posterior
etapa
de comer
en el
mar, el
plumaje
pierde
impermeabilidad
y aislamiento
y deben
permanecer
en tierra
para renovarlo.
Si bien
son bastante
inactivos
en esta
etapa,
necesitan
recurrir
a reservas
de grasa
para mantener
la temperatura
del cuerpo
y generar
nuevas
plumas.
El Pingüino
Emperador
puede
perder
hasta
el 45%
de su
peso tras
sus 34
días
de muda.
El
ciclo
del Emperador
Entre
fines
de marzo
y principios
de abril,
mientras
la mayoría
de las
aves antárticas
está
en su
migración
hacia
el 'norte,
el pingüino
Emperador
se dispone
a iniciar
su ciclo
reproductivo
sobre
el pack
de hielo,
que se
extenderá
durante
el invierno.
Llega
a formar
densas
colonias
de hasta
10 individuos
por metro
cuadrado.
Tras la
cópula
y el cortejo,
entre
mayo y
junio
ponen
su único
huevo.
Lo colocan
entre
sus patas,
transmitiéndole
calor
corporal.
Es el
macho
quien
inicia
la incubación.
Hasta
que les
llegue
el relevo,
pasarán
entre
tres a
cuatro
meses
con temperaturas
invernales
de entre
40†C y
60†C bajo
cero.
Si la
eclosión
del huevo
se da
antes
del retorno
de la
hembra,
el macho
puede
alimentar
al pichón
con una
sustancia
que secreta
del esófago,
adaptación
única
entre
los pingüinos.
Hasta
el retorno
de su
pareja,
el macho
llega
a perder
casi el
50% de
su peso.
Recupera
energías
en el
mar y
a las
tres o
cuatro
semanas
regresa.
Ambos
sexos
se alternan
entonces
en la
búsqueda
de sustento
para el
pichón,
quien
para fines
de octubre
recibe
hasta
un tercio
de su
peso en
comida.
En tanto
los pichones
forman
compactas
guarderías,
logrando
mayor
protección
contra
las tormentas,
potenciales
causantes
de muchas
muertes.
Por ejemplo,
pudieron
ser responsables
en el
caso registrado
al este
del Mar
de Weddell,
en la
colonia
de Riiser
Larsen,
adyacente
al campo
de hielo
del mismo
nombre.
En 1986
se censaron
en el
lugar
5.900
parejas
reproductoras.
En noviembre
de 1994,
se observaron
en un
solo día
los cuerpos
sin vida
de 1.000
pichones
de entre
dos y
seis semanas
de vida.
Falta
de aporte
de comida
por parte
de los
padres,
o ruptura
prematuras
del campo
del hielo
en la
zona de
la colonia
antes
de que
los pichones
terminen
la muda,
también
pueden
motivar
bajas
importantes.
Al comienzo
del verano,
con menos
hielo
y más
peces
en el
mar, los
pichones
inician
por fin
sus incursiones
acuáticas.
Los
pingüinos
Adelia,
Barbijo
y Padúa
Estas
especies
representan
cerca
del 70%
de biomasa
de aves
de la
Antártida
y tienen
importantes
colonias
en la
Península
Antártica.
Entre
ellos,
el Adelia
es el
mejor
adaptado
a las
inclemencias
climáticas.
Su plumaje
es denso
y largo,
y tienen
una buena
capa aislante
de grasa
bajo la
piel.
Además
de aislante,
es una
reserva
de energía
para los
períodos
de incubación,
cortejo
y muda.
Desde
1970,
la superficie
del hielo
marino
invernal
alrededor
de la
Península
Antártica
e islas
cercanas
se está
reduciendo
en forma
drástica,
y en relación
a ello,
disminuiría
el número
de pingüinos
en las
colonias
de Adelia
de la
región.
Por ejemplo,
desde
1989,
los números
de Adelia
y Barbijo
han caído
alrededor
del 35%
y el 40%
respectivamente
en la
isla 25
de Mayo
(Shetland
del Sur).
Con menos
hielo,
hay menos
biomasa
de microalgas
en
ellos,
y por
tanto
menos
fuente
de comida
para krill
en la
zona.
Aunque
estas
conclusiones
no son
del todo
claras
y hasta
se han
dado referencias
de consecuencia
opuestas.
En colonias
del Mar
de Ross,
investigadores
de Nueva
Zelanda
concluyen
que ante
el aumento
de temperatura,
cae la
mortalidad
de adultos
y hay
más
pichones.
Las pingüineras
estarían
allí
creciendo.
De
huevos
y pichones...
Las colonias
de Adelia
y Barbijo
tienden
a mantenerse
en el
mismo
lugar
temporada
tras temporada,
y el Adelia
es el
más
fiel a
su pareja
y a su
nido.
Llegando
el ocaso
de octubre,
los adelia
arriban
la colonia.
Construyen
o reacondicionan
sus nidos
sobre
pequeñas
piedras,
reduciendo
el riesgo
de inundación
o de queden
tapados
en temporada
de nieve.
Siguen
el cortejo
y la cópula
y en la
primera
quincena
de noviembre,
hacen
su puesta
de huevos.
Ambos
padres
se alternan
en la
incubación,
que se
extiende
unos 33
días.
Tras la
eclosión,
comparten
la búsqueda
de comida
y los
pichones
son alimentados
por regurgitación.
Con la
ayuda
de sus
variadas
voces
y señales
visuales,
pueden
identificar
a su pareja
y a sus
pichones.
A fines
de diciembre
y durante
enero,
llegan
los juveniles
no reproductores.
Ayudan
a dar
cohesión
a las
guarderías
de pichones,
y hasta
colaboran
en la
incubación
de huevos
o protección
de pichones
abandonados.
Buena
práctica
para el
futuro.
Los padres,
en tanto,
están
en el
mar en
busca
de comida.
Ya hacia
fines
de febrero,
casi todos
los pichones
han dejado
las colonias.
Los adultos
reproductores
y los
juveniles
mudan
en febrero
y marzo.
Después,
parten
en su
mayoría
hacia
el borde
del campo
de hielo,
donde
comen
durante
el invierno.
El Pingüino
de Barbijo
inicia
la formación
de sus
colonias
reproductivas
unas dos
o tres
semanas
más
tarde
que el
Adelia
y tiene
un ciclo
similar.
Elige
costas
más
escarpadas,
y en muchos
casos
sus asentamientos
están
junto
a los
del Adelia
o Papúa.
Las colonias
de Papúa
suelen
desplazarse
algunas
decenas
de metros
cada año,
lo que
permite
una mayor
recuperación
de la
vegetación
de musgos
y líquenes,
de existir.
Los Papuas
son los
últimos
en irse
al finalizar
el período
reproductivo,
y sus
adultos
son los
únicos
pingüinos
antárticos
o subantárticos
que ya
en el
mar, siguen
cuidando
a sus
pichones.
Según
algunos
datos
recientes
para la
Península
Antártica
e islas
subantárticas,
el krill
llega
a representar
hasta
el 95%
y más
aún
de la
dieta
del Pingüino
Adelia,
del Pingüino
de Barbijo
y del
Pingüino
Frente
Dorada.
Para el
Papúa,
se encontró
que las
poblaciones
más
australes
ingieren
más
krill,
mientras
que hacia
el norte,
se incrementan
los peces,
aunque
es variable
según
los años.
Cada
especie
recorre
diferentes
distancias
hasta
llegar
a sus
fuentes
de comida
en la
etapa
reproductiva.
El Adelia
no se
alejaría
más
de unos
50 km.
de sus
colonias,
el Pingüino
Frente
Dorada
(nidifica
en islas
subantárticas
y también
en las
islas
Malvinas)
hasta
250 km,
mientras
que el
Pingüino
Rey (nidifica
en las
islas
Malvinas
e islas
Georgias),
basa más
su dieta
en peces,
y se distancia
hasta
900 km
de la
colonia.
Hay que
"pasar
el invierno"
Los mayores
gastos
de energía
en el
ciclo
de vida
de los
pingüinos
se dan
durante
la reproducción
y el cambio
de plumaje.
Y la disponibilidad
de comida,
parece
ser el
factor
que más
regula
el número
de individuos
en las
colonias.
Pero pasar
el invierno
en altas
latitudes
también
requiere
lo suyo.
Hace más
frío,
los días
son muy
cortos
y la comida
es más
escasa
y cuesta
encontrarla.
De
seguimientos
del Papua
a lo largo
de un
año
en las
islas
Georgias
del Sur,
se determinó
al krill
como dominante
en su
dieta,
tanto
en verano
como en
invierno.
Pero para
un esfuerzo
de búsquedas
similar,
en promedio
el peso
del contenido
estomacal
fue un
37% menor
en invierno
que en
verano.
En años
de escasez
de krill,
los peces
dominan
en la
dieta
del Papúa
en la
zona de
las Georgias.
Textos:
Santiago
de la
Vega -
Antártida,
Las Leyes
entre
las Costas
y el Mar
-
Serie:
Explorando
nuestra
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