Colonia Benitez

Reserva Natural Estricta - Chaco
 

Reserva Natural Educativa Colonia Benítez

Categoría

El decreto 2148/90 creó la categoría de Reserva Natural Estricta, que reduce la interferencia humana directa a un mínimo indispensable para control y vigilancia e investigación, con el objeto de permitir que las comunidades vegetales y animales y los procesos ecológicos escenciales se desarrollen sin interferencia alguna. Esta figura es bastante coincidente con la que la ley 22351 define como “parque nacional”, salvo en cuanto al impedimento para el acceso público en general.  El Decreto N° 2149/90 creó esta Reserva bajo la mencionada categoría, pero en el año 2002, otro decreto, el 1798/02, cambió su condición a la de Reserva Natural Educativa, cuyo objetivo es la oferta de oportunidades especiales de educación ambiental o de interpretación de la Naturaleza.

 

Ubicación

Está situada en la provincia del Chaco (departamento de San Fernando), a algo más de veinte kilómetros al noreste de Resistencia, en el predio que ocupa la Estación Experimental Agropecuaria Colonia Benítez del Instituto Nacional de Tecnología  Agropecuaria (INTA). Sus coordenadas son 27º 29´S  y  58º 56´W.

 

Superficie

El decreto de creación le asigna 10 hectáreas, aunque apenas siete son las realmente afectadas.

 

Fecha e instrumento legal de creación

Fue creada por el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 2149/90, con el objetivo de asegurar la continuidad de la clausura efectuada por el prestigioso botánico Augusto Schulz, donde se conservan muestras no modificadas de los ambientes típicos de la eco-región del Chaco Húmedo u Oriental.

En el año 2002, el Decreto Nº 1798 cambia la categoría del área por la de Reserva Natural Educativa.

 

Relieve

Dado que la superficie de la Reserva es sumamente pequeña como para hablar de su relieve, haremos una somera descripción del relieve general de la zona chaqueña. El Chaco es una vastísima llanura que presenta un declive leve de oeste a este, con pequeños resaltos de gran influencia en el escurrimiento de las aguas. La zona recibe precipitaciones de muy diverso tipo, y no menos distintos son los tipos de suelos que la conforman. Todo ello hace que presente dos fisonomías bien diferenciadas: el oeste seco y el este húmedo.

La zona occidental, con precipitaciones que oscilan entre los 500 y 800 mm anuales, atesora árboles de madera dura como el quebracho, poseedor de uno de los mejores taninos del mundo, además de otras propiedades que dieron lugar a una explotación absolutamente irracional.

Los pocos ríos que alimentan la región, procedentes de los Andes, descienden desde unos 4.000 msnm hasta escasos metros cuando desembocan en los ríos Paraná y Paraguay. Los principales cursos de agua que hacen el señalado recorrido son los ríos Salado, Teuco-Bermejo y Pilcomayo.

La región oriental, por el contrario, recibe precipitaciones abundantes que llegan a los 1.200 mm y aún más, según las zonas. Para dar una idea aproximada de esta diferencia pluviométrica es interesante señalar que, de este a oeste, la precipitación disminuye a razón de 1,5 a 2 mm por kilómetro. El Chaco Oriental, donde se ubica la Reserva -aunque esta pequeña porción protegida es también representativa, desde el punto de vista florístico, de especies occidentales- se caracteriza por un paisaje salpicado de esteros, lagunas, bañados y zonas anegadizas. El estero es el humedal típico: tierras bajas ocupadas por una fina lámina de agua  -proveniente de desbordes de ríos o arroyos y de lluvias- que aparece disimulada por una profusa vegetación de plantas herbáceas hidrófilas, especialmente en los bordes (GAEA, 1975). La presencia de palmares en medio de estas zonas húmedas es otro rasgo típico del Chaco Oriental.

Los suelos de esta región puede definirse, a grandes rasgos, como sedimentarios de origen fluvial y lacustre, formados por material fino como arcilla, arena y limos. Las capas impermeables dan lugar a los aludidos humedales. Hacia el oeste los suelos se transforman en rocosos y pedregosos.

 

Hidrografía

El área pertenece la subcuenca del río Paraná, casi a la altura donde éste toma rumbo hacia el este y confluye con el río Paraguay, su principal afluente. Son muchísimos los tributarios que ambos ríos reciben a lo largo de su recorrido. Muy cerca de la Reserva vierten sus aguas dos cursos de agua de poca significación: el riacho Iné y el que forma la unión del arroyo Embalsado con el río Tragadero.

Dentro del área protegida perdura un antiguo albardón que denota la presencia, en épocas pasadas, de algún cauce de agua. Luego se aprecia un estero que, por su forma alargada, estaría indicando el mismo fenómeno.

 

Clima

El clima de la zona en la cual se ubica la Reserva es cálido, con precipitaciones abundantes en el período estival. Es característico de la zona chaqueña que las temperaturas varíen con la latitud, disminuyendo de este a oeste. La relación entre las temperaturas y las precipitaciones es un factor decisivo para el desarrollo de la vegetación.

Tomando como referencia la ciudad de Resistencia, muy próxima a la Reserva, las lluvias anuales oscilan entre los 1.000 y los 1.300 mm, con picos en primavera y verano. En cambio, las lluvias de menor intensidad ocurren entre mayo y septiembre inclusive. Los vientos más comunes son los provenientes del cuadrante este y noreste, cuyo promedio de velocidad anual es de 9 km/hora. El período libre de heladas es el que transcurre entre septiembre y mayo.

A continuación se presenta un cuadro estadístico de la localidad de Resistencia.

 

 

Flora

Como ya se señaló con respecto al Parque Nacional Chaco, no muy distante de la Colonia Benítez, el este de la provincia de Chaco presenta distintas formaciones fitogegráficas, que han sido denominadas de distintas formas por los especialistas que las estudiaron. Dado que la Reserva se destaca por su riqueza florística, mencionaremos esas diferentes clasificaciones. Téngase en cuenta que esta Reserva ha sido un predio minuciosamente relevado por el ilustre botánico Augusto Schulz, quien dedicó muchos años de su vida a este espacio considerado relictual por su óptimo estado de conservación y por ser suficientemente representativo de la zona chaqueña.

En el trabajo Eco-regiones de la Argentina, realizado con la colaboración de numerosos especialistas, el Programa de Desarrollo Institucional Ambiental (PRODIA) intentó adoptar sólo uno de los distintos criterios de clasificación biogeográfica a los que se hizo referencia. Según este trabajo, el territorio argentino está dividido en 18 eco-regiones, entre las que se encuentra la del Chaco Húmedo a la cual pertenece la Reserva Natural Educativa Colonia Benítez.

Una de las divisiones biogeográficas más utilizadas antes de que se conociera el trabajo citado, es la realizada por Angel Cabrera. Este eminente botánico creó grandes categorías que denominó Regiones, a estas las subdividió en Dominios y a los dominios en Provincias. La Reserva se encuentra, según Cabrera, en la provincia Chaqueña. Las provincias luego se subdividen en distritos, en función de las especies predominantes.

Marchetti y Prudkin (1982) proponen una división del territorio argentino en 15 biomas, llamando Parques y Sabanas Subtropicales al que corresponde el sector de la provincia del Chaco donde se ubica la Reserva.

La eco-región del Chaco húmedo abarca la mitad este de la provincia del Chaco, la misma porción de Formosa y el norte de Santa Fe. En esta eco-región, la comunidad florística más importante la constituyen los quebrachales, con predominio del quebracho colorado chaqueño (Schinopsis balansae),  un árbol de gran porte que alcanza los 20 metros de altura con un tronco que muchas veces supera el metro de diámetro, y, en menor cantidad, el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), de menor porte que el anterior. A estos colosos se les suma el guayacán (Caesalpinia paraguariensis), de madera muy dura, el algarrobo negro (Prosopis nigra), el algarrobo blanco (Prosopis alba) y el mistol (Ziziphus mistol) entre muchas otras especies. En general, se trata de un bosque semixerófilo con árboles que pierden sus hojas (caducifolios). También hay especies más pequeñas, como el chañar (Geoffroea decorticans), que forman un segundo estrato. El suelo está poblado de chaguares (familia de las Bromeliáceas) cuyas hojas arrosetadas se desarrollan en forma de vainas con bordes aserrados, que hacen dificultoso el andar.

Las zonas anegadas formadas por esteros, cañadas y lagunas constituyen uno de los ambientes más representativos del Chaco húmedo, cuyas plantas más conspicuas son el pehuajó (Thalia geniculata), de vistosas flores azules, el pirí (Cyperus giganteus), un pariente del junco que desarrolla sus hojas en el extremo superior, a modo de plumero, y la paja brava (Scirpus giganteus), entre otras muchas especies que también son muy comunes en estos humedales.

La lista de especies vegetales de la Reserva Colonia Benítez que nos legó Augusto Schulz suma unas 280, y su muy valioso herbario cuenta con 18.000 ejemplares. Los nuevos estudios realizados por botánicos incrementan dicha lista.

En la Reserva se distinguen claramente tres sectores: el que ocupa el bañado, que se extiende mucho más allá de los límites del área, un quebrachal que ocupa unas dos hectáreas y una superficie similar formada por un monte espeso.

En el estrato de mayor altura predominan las siguientes especies: el ibirá-pitá (Peltophorum dubium), el timbó colorado u oreja de negro (Enterolobium contortisiliquum), nombre común que alude a la similitud entre la forma del fruto y la oreja humana de color negro, el lapacho (Tabebuia heptaphylla), conocido también como lapacho negro, el lapacho amarillo (Tabebuia pulcherrima), que es casi exclusivo de Misiones y norte de Corrientes, el guaraniná (Sideroxylon obtusifolium) y el urunday (Astronium balansae).

En el estrato más bajo –árboles de entre 10 y 14 metros- se destaca el aguaí (Chrysophyllum gonocarpum), el palo lanza o amarillo (Phyllostylon rhamnoides), el Francisco Álvarez o azota caballo (Luehea divaricata), el timbó o pacará (Enterolobium contortisiliquum) y el ombú (Phytolocca dioica), que aquí crece con un tronco esbelto porque busca la luz, contrariamente a lo que ocurre con los ejemplares ubicados en espacios abiertos, que desarrollan troncos múltiples debido, precisamente, a que no tienen que procurársela.

El sotobosque está formado por varias especies, entre las que se destacan por su abundancia el ñangaripí (Eugenia uniflora),  también llamado arrayán del norte y que también se encuentra en la selva de las Yungas. Los frutos de esta especie, de color rojo, son comestibles y con ellos se preparan licores dulces. El mamón (Carica papaya), el espina de corona (Gleditisia amorphoides) inconfundible por las grandes espinas que le salen del tronco, y el tembetarí (Fagara rhoifolia), cuyo tronco muestra extrañas prominencias que terminan en una pequeña púa, son otras de las especies arbóreas que alberga este santuario de vida silvestre.

 

Fauna

Al igual que en otras áreas con pocos años de creadas, no se han hecho trabajos pormenorizados sobre toda la fauna de la Reserva. Influye en esta carencia su reducidísima extensión -la más pequeña dentro del sistema bajo jurisdicción de la Administración de Parques Nacionales- donde la mayor riqueza de vertebrados está en el grupo de las aves, que por su cantidad ocupa un lugar importante en materia de biodiversidad dentro de los parques y reservas nacionales.

Como es de suponer, en siete hectáreas no se puede desarrollar una comunidad de mamíferos de tamaño grande y mediano, por lo que son más numerosas las especies de roedores, marsupiales chicos y murciélagos. Entre estos últimos, están presentes el murciélago gigante (Chrotopterus auritus), que se destaca por sus orejas de gran tamaño; el falso vampiro común  (Sturnira lilium), que según las zonas recibe otros nombres como murciélago flor de lis o frutero común, por su dieta frugívora, cuya envergadura alcanza los 40 centímetros y su cuerpo sólo unos 7 centímetros (Olrog y Lucero, 1981); el vampiro común (Desmodus rotundus), que se alimenta de la sangre que mana de las heridas que él mismo produce con sus incisivos en otros mamíferos. Con respecto a los pequeños murciélagos de la familia Molossidae, cabe citar al llamado moloso orejón gris (Eumops patagonicus), al moloso castaño grande (Molossus ater) y al moloso común (Tadarida brasiliensis).

Del grupo de los edentados (orden denominado actualmente Xenarthra) sólo está confirmada, hasta el momento, la presencia de la mulita grande -o tatú-hú, en guaraní- (Dasypus novemcinctus) cuyo tamaño la ubica dentro de los mayores del grupo: cuerpo de 45 cm y cola de hasta 49 cm.

Vive en el área una comunidad de monos carayá o aulladores, llamados así por los fuertes sonidos que emiten. Esta especie se caracteriza, además, por su marcado dimorfismo sexual: el macho es enteramente negro y mucho más grande que la hembra, cuya coloración es parda. También está presente en la Reserva el lobito de río (Lontra longicaudis), categorizado como “vulnerable” a escala internacional y como especie “en peligro” en la Argentina. Por su parte, el carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris) encuentra refugio en este predio porque casi no hay presencia humana. Dentro de los ratones se comprobó la presencia del ratón de monte (Akodon cursor).

En un trabajo realizado no hace mucho tiempo por personal de la Delegación Técnica Regional del Nordeste de la A. P. N. (Soria, 2000) se cita a dos mamíferos no mencionados hasta ese momento para la Reserva Colonia Benítez: el zorro de monte (Cerdocyon thous) y el guazuncho (Mazama gouazoupira).

No haremos mención a la batracofauna ni a la herpetofauna por carecer de estudios de importancia sobre estos grupos para el área. En cuanto a la mastofauna, hemos tomado como referencia el trabajo de Heinonen Fortabat y Chebez (1997), y para la avifauna más representativa de la Reserva, el de Chebez et al. (1998), cuyas citas se ampliaron luego merced al trabajo en el área de Diego Serra.

La única especie de la Reserva considerada a escala internacional como cercana a la amenaza, es el carpintero negro (Drycopus schulzi), cuya presencia debería ser ratificada. Se trata de un vistoso pícido de casi treinta centímetros desde la cola a la cabeza, con predominancia de un vivo color negro, a excepción de la cabeza y la nuca, que son de color rojo intenso, y una zona blanca en la parte dorsal del cuello. Este ave sólo se encuentra en otras tres áreas protegidas bajo jurisdicción nacional. Pasando a la familia de los Ictéridos, el pecho amarillo grande (Pseudoleistes guirahuro) es un ave sólo amparada por tres áreas del sistema de parques y reservas nacionales. La presencia del coludo grande (Emberizoides herbicola), integrante de la familia Emberizidae, es dudosa en  Colonia Benítez, y, como la anterior, sólo está amparado por tres áreas protegidas más. Dentro de esta familia también se registraron el capuchino canela (Sporophila hypoxantha), el conspicuo corbatita común (Sporophila caerulescens) y el dominó o corbatita dominó (Sporophila collaris), que tiene un llamativo collar negro separándole la garganta blanca del pecho acanelado y un pico corto y grueso, adaptado para romper los granos que constituyen la dieta de esta familia.

Entre las varias especies que conforman la familia Parulidae se encuentran algunas denominadas arañeros, por su afición a alimentarse de arácnidos. En la Reserva, de este grupo se observan al menos dos especies: el pitiayumí (Parula pitiayumi) y el arañero cara negra (Geothypis aequinoctialis), ambas de tamaño pequeño y colores muy vistosos (amarillo intenso en la parte ventral en las dos especies y el dorso verde oliva con algo de azul en la primera y sólo oliva en la segunda)

Por su hermosa coloración también se destacan la urraca común (Cyanocorax chrysops), con una mezcla de intenso amarillo en lo ventral y el dorso violáceo, y la urraca morada (Cyanocorax cyanomelas), predominantemente violeta oscuro, cola azulada y capuchón negro.

Entre los loros, que se destacan en la selva por sus sonidos generalmente fuertes, está presente el calancate común (Aratinga acuticaudata), el ñanday (Nandayus nenday), inconfundible por su capuchón negro, el chiripipé cabeza verde (Pyrrhura frontalis) y la no muy común catita cabeza roja (Pionopsitta pileata). En la zona del estero se observan especies propias de ambientes acuáticos como el jacana (Jacana jacana), el chiflón (Syrigma sibilatrix) y el cuervillo cara pelada (Phimosus infuscatus), entre otros.

Las rapaces están presentes con varias especies como el aguilucho colorado (Buteogallus meridionalis), el aguilucho cola corta (Buteo brachyurus) y el aguilucho pampa (Busarellus nigricollis)

Si bien las aves presentes en esta Reserva no están seriamente amenazadas, en relación con su muy exigua superficie el número de especies en dicha situación es significativo.

 

Recursos Culturales

El área no posee yacimientos arqueológicos ni paleontológicos, pero los estudios realizados permiten asegurar que algunos grupos étnicos pasaron, hace más de 6.000 años, por la zona chaqueña, en tanto otros permanecieron hasta formar entidades distintas a las originarias. Algunos autores como Metraux y Palavecino denominaron a estos grupos como chaqueños o chaquenses típicos. A ellos se sumaron pueblos procedentes de la zona amazónica que dejaron nuevos aportes culturales. Hacia el siglo XVIII, se estima que en la región del Gran Chaco había unos 300.000 aborígenes. Según los jesuitas, solamente los tobas habrían sumado una población de 30.000 personas. Poco después de la guerra contra el Paraguay  -según consignan Baldrich y otros- en toda la vasta zona el  número de nativos se había reducido a menos de 60.000. 

Muchos expedicionarios españoles incursionaron a lo largo del tiempo en la zona del Chaco. Entre ellos se destacan Juan de Ayolas, Domingo Martínez de Irala, Andrés Manso y Alonso de Vera y Aragón, que en 1585 fundó la ciudad de Concepción del Bermejo o Concepción de la Buena Esperanza. En 1631, la ciudad fue destruída por los guaycurúes, entre los cuales desempeñaron un papel importante los mocobíes, que para entonces ya habían adoptado el caballo. Dada la dificultad de los conquistadores para ocupar la zona, éstos delegaron la tarea en los sacerdotes misioneros, jesuitas y franciscanos. Pasado el tiempo, los nativos se integraron a las luchas de los ejércitos patrios, por lo cual algunos nombres de aborígenes deberían recordarse junto a los de los héroes emancipadores.

No se puede excluir de esta reseña histórica a don Augusto Schulz, eximio botánico y docente de origen alemán que durante treinta años se desempeñó en la Estación Experimental Agropecuaria perteneciente al INTA. Nacido en 1899, Schulz se instala en Colonia Benítez en 1907, y en su larga trayectoria publica trabajos sobre botánica y forma un importante herbario con 18.000 ejemplares. En 1965, debido a su iniciativa, se efectúa la clausura que denominó Reserva Biológica, la misma que, en 1990, se integra al sistema nacional de áreas protegidas bajo la jurisdicción de la Administración de Parques Nacionales, con el nombre de Reserva Natural Estricta Colonia Benítez (ver Fecha e instrumento legal de creación).

En honor a sus méritos, la Universidad Nacional del Nordeste le otorgó el título de Doctor Honoris Causa y, por otro lado, la localidad de Colonia Benítez fue declarada Capital Botánica del Chaco. El Museo de Ciencias Naturales de Resistencia lleva su nombre.

 

Alternativas Turísticas

La actividad de los visitantes, incluidos su acceso, permanencia y actividades recreativas, culturales y educativas está sujeta a reglamentación. Por lo tanto, el acceso del público en general no es irrestricto, sino que debe responder a necesidades educativas o de investigación, y contar con autorización previa. Un sendero que recorre gran parte del área permite la aproximación a la abundante vegetación del predio.

 

Cómo llegar

Quienes provengan de la ciudad de Resistencia, muy cercana al área descripta, deberán tomar la ruta nacional Nº 11 hacia el norte, y recorrer 20 km para luego cruzar el puente sobre el río Tragadero. Desde este punto deberán dirigirse  hacia el este para tomar un camino no asfaltado que llega a la Estación Agropecuaria Colonia Benítez (del INTA), entre cuyos límites está enmarcada la Reserva.

Los que provengan de Buenos Aires y otros lugares del sur deben tomar la ruta nacional N° 11 hasta la capital provincial y seguir desde allí el recorrido señalado anteriormente.

 

Problemas de Conservación

No estamos ante un área con problemas importantes de conservación. Afortunadamente, por encontrarse dentro de un sector de acceso restringido como es la EEA (Estación Experimental Agropecuaria) del INTA, no se producen episodios de caza furtiva, extracción de madera u otro tipo de depredación.

Una dificultad seria es el tamaño escaso de la Reserva, imposible de aumentar por no haberse conservado en la zona sectores con ambientes naturales. Esto hace que el ya comentado fenómeno de insularidad sea mucho más grave que en otras áreas más grandes.

En algunos sectores de Colonia Benítez hay núcleos de paraíso (Melia azederach), una especie vegetal exótica que puede invadir la Reserva si no es controlada adecuadamente

Con respecto a la fauna exótica, la única presente es el famoso gorrión (Passer domesticus)

 

Bibliografía

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Servicio Meteorológico Nacional, Información On line : www.meteofa.mil.ar

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Investigación y Textos: Gabriel Omar Rodriguez
Supervisión Técnica Honoraria: Juan Carlos Chebez